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la asistencia sanitaria continuada

24 horas de guardia: "Pasas del cero al cien en menos de cuatro segundos"

  • El sistema para cubrir la asistencia sanitaria continuada en hospitales, centros de salud y puestos de urgencias supone cansancio y estrés añadidos, pero también un estado de alerta que garantiza la correcta asistencia 

  • La mayoría de los profesionales destacan que es una parte esencial del sueldo

  • ¿Cómo se pagan las guardias médicas en Andalucía y cada comunidad?

Ilustración: Rosell

Ilustración: Rosell

La espera es tensa. Expectante. Cada noche cientos de profesionales velan por nuestra salud en algún centro sanitario de la provincia. Acumulan muchas horas de trabajo consecutivas, 12 para algunos y 24 para otros, pero no languidecen. "Nuestra función es dar una correcta asistencia sanitaria siempre, ya sean las cinco de la tarde que de la madrugada", coinciden los protagonistas de este reportaje. Son tres médicos y un enfermero que desde diferentes puestos relatan cómo es trabajar de guardia, en alerta, y a la espera de que lo peor puede llegar en cualquier momento. 

En los equipos de guardia, los médicos tienen que rendir al 100% en la hora uno y en 24. De noche y de día. Es el sistema de las guardias en España: tras la jornada normal de consultas u operaciones, 17 horas de tarea extraordinaria, que algunos sindicatos y profesionales cuestionan por excesivo y por menoscabar la seguridad de los médicos y de los propios pacientes, pero que es parte estructural del sistema y un buen complemento en el el sueldo de los facultativos.

"Nuestra función es dar una correcta asistencia sea la hora que sea"

En momentos de tranquilidad, lo normal es intentar descansar un poco para lo que pueda venir. Los pediatras de la UCI del Hospital Infantil cuentan para ello con habitaciones individuales con baño para el aseo personal. Pero hay días que amanecen "a pie de cama", confiesa María Ángeles Murillo, pediatra intensivista de la UCI Pediátrica del Hospital Infantil del Virgen del Rocío. Como el resto de su equipo hace una guardia de 24 horas cada seis días, aproximadamente, es decir, una media de cinco al mes. Para ella, más que el cansancio físico, lo que más "reventada" la deja son las "guardias emocionales". "Aquellas en las que sea la hora que sea tienes que dar una mala noticia, en las que ves que las cosas no están saliendo cómo a ti te gustaría. Una guardia en la que sabes que hagas lo que hagas el resultado no va a ser que el quieres. Eso es mucho más cansado y frustrante. Te deja destrozada y es difícil quitárselo luego de la cabeza", manifiesta.

Personalmente, la doctora Murillo prefiere aguantar en alerta al máximo durante el turno de noche. "No me gusta en una guardia irme a descansar temprano porque considero que cuanto más tiempo esté fuera de la unidad más cosas pueden ocurrir", explica. En su turno trabajan siempre dos pediatras, por lo que parten la noche en dos para poder descansar algunas horas. Pero esto es sólo la teoría. En cualquier momento entra un caso crítico y toca activarse, rápido, "en segundos", destaca la profesional."

Es una situación similar a lo que pasa en la Fórmula 1. Nosotros también pasamos del cero al 100 en menos de cuatro segundos, pero sin coche de Fórmula 1. Es así, tal cual, recibimos una llamada y te activas rápido porque es tu responsabilidad y no queda de otra. Cuando tienes en juego la vida de un paciente es lo que tienes que hacer, no puede ser de otra manera", argumenta, al tiempo que apunta que, a determinadas horas, lógicamente, el cansancio "es inevitable". 

"Aquí solemos trabajar con medias de compresión porque sería imposible si no para las piernas. Te duele la espalda, las piernas... y al día siguiente tienes hasta agüetas. Hay veces que te sientas en una silla y te quedas dormida, pero todo depende de las circunstancias. Si estas en alerta por algún paciente en situación crítica y sabes que su vida depende de lo que hagas en ese momento sabes que tienes que estar al cien por cien. ¿Cómo lo conseguimos? Pues no sabría decírtelo. No existe una fórmula. Cansados físicamente, pero con tanta adrenalina por garantizar la asistencia que puede con todo lo demás", apostilla.

La organización varía entre categorías, y existen algunas, como la de enfermería, que hacen turnos de 12 horas seguidas. Pero el esquema en casi toda España. Las guardias son una "esclavitud" administrativa y económica, porque buena parte del sueldo depende de ellas, así que muchos de los profesionales consultados prefieren hacerlas para evitar hacer más veces estas jornadas largas para cubrir los huecos y, además, llegar así a un sueldo más aceptable.

"La tensión acumulada te deja hecho un trapo al día siguiente; no te quitas tan fácil la adrenalina de la guardia de noche"

Pero la fatiga de las guardias no es inocua, ni dentro ni fuera del centro de trabajo. "Tras un día intenso con muchas emergencias, llegas a casa y estas inquieto. Te cuesta trabajo dormir. No puedes porque sigues activo y con mucha adrenalina. Al día siguiente del turno de noche, yo estoy muerto. Para mí es un día perdido. Esa tensión acumulada te deja hecho un trapo al día siguiente. Te resientes mucho", añade Francisco Guerrero, que es enfermero de la puerta de Urgencias del Hospital General del Virgen del Rocío. La enfermería no hace guardias de 24 horas. Siempre trabaja a turnos de 12, tanto de día como de noche, y de ocho a ocho.

Cuando las listas de espera se demoran demasiado y alguien tiene una dolencia cuyo origen no identifica, acude a urgencias. A veces, sin que exista necesidad real. Esto puede terminar saturando el servicio. "En un turno de día te llegan pacientes como con complicaciones por patologías previas como pacientes oncológicos, de neumología y demás, muchos pacientes derivados de Primaria y, además, los que llegan por voluntad propia, porque deciden irse a urgencias del tirón. En el turno de noche, puede pasar cualquier cosa", explica.

La responsabilidad no recae siempre sobre el paciente. "El margen de error aumenta cuando hay masificación. Trabajamos a un ritmo tan elevado que es más complicado hacer algo sin que se nos escapen cosas. Lo notamos en los retornos. Cuando un paciente que se ha ido de alta vuelve al día siguiente es es porque algo ha fallado en su asistencia", argumenta.

La fórmula de este enfermero para que todo salga bien, sea la hora que sea, y acumule el cansancio que acumule, es "no perder los nervios" y el "sentido del orden". "Cuando entras en esta dinámica de trabajo y estás tan acostumbrados lo que siempre intentamos es no perder el sentido del orden. No perder la paciencia, ni dejar se seguir los protocolos establecidos. Saber siempre cada uno cuál es su papel ante una urgencia determinada. Sea la hora que sea. Es algo que se hace innato con la experiencia de muchos años trabajando en esta misma dinámica", argumenta. Aunque añade: "Es lógico que llega una hora en la que el sueño te vence, por mucho que quieras y que estés en alerta, pero sabemos donde estamos y nunca perdemos la atención". 

Ante esta realidad, sindicatos sanitarios y algunos profesionales se preguntan si ésta es la mejor forma de atender a los pacientes y si, con los recursos humanos disponibles, hay otra posible. CCOO plantea una nueva regulación y revisión que permita mejorar la atención. Esto pasaría, según el sindicato, por una plantilla actualizada al volumen de trabajo y unas retribuciones acordes a la responsabilidad. "Las guardias conllevan en el caso del personal facultativo tanto en hospitales como en atención primaria la realización de hasta 48 horas semanales de media de trabajo. Sin que este sobre esfuerzo sea tenido en cuenta", sostiene el secretario de Acción Sindical del Sindicato Provincial de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO, Juan José Limones. "Por ejemplo, para una jubilación anticipada del personal", añade.

En esta línea, las guardias no solo son un plus económico para los profesionales de hospitales, también en Atención Primaria supone un complemento a la nómina importante, sobre todo, si se hace un número considerable. Pero realmente, para el médico en el centro de salud de Osuna, Francisco Villalba, "compensan a medias". Aunque a partir de los 55 años son voluntarias, la mayoría continúa, lo que Villalba explica por la sustancial porción del sueldo que suponen. No obstante, se queja de que esas horas no computan para su jubilación y de que, en caso de baja o enfermedad, es una parte del salario que desaparece.

"Esa expectativa que durante el día más o menos la sobrellevas, pero llega la noche y sigues en alerta tras acumular ya muchas horas; sabes que en cualquier momento tienes que activarte"

Sobre su experiencia en estas maratonianas jornadas de trabajo, Villalba explica que, en su caso, las hace en la calle, pendiente de los avisos junto a un técnico de ambulancia y un enfermero, y después de haber cubierto toda la mañana en consulta en el centro de salud. Su guardia empieza a las tres de la tarde y se extiende durante unas 17 horas. "Tenemos una sala donde estamos en expectativa de salida y en el momento en el que nos avisan desde la sala de coordinación salimos a cubrir las urgencias dentro de nuestra zona básica", explica. "Pasamos de estar en una sala ante un ordenador a salir corriendo en cuestión de segundos", apostilla.

Explica que es una espera "tensa" y que "lo que más va quemando y afecta, son las noches. "Esa expectativa que durante el día más o menos la sobrellevas, por la noche te hace estar en alerta, no se puede descansar y sabes que en cualquier momento tienes que activarte", añade.

Es aquí cuando, según el médico de Osuna, entra en juego el "margen de error", de ahí su apuesta por encontrar "un equilibrio" para poder hacer turnos más cortos. "Hay que estar en estado de alerta permanente ante cualquier eventualidad que surja y eso, después de tantas horas seguidas de trabajo, puede ser perjudicial tanto para el personal que la realiza como, muchas veces, para el paciente también porque un profesional que lleve 20 horas de guardia, cuando va a hacer una asistencia quizás no está en las condiciones al 100% que tendría que estar para atender a un paciente", añade. "Hay compañeros que lo pasan verdaderamente mal, no es mi caso, tengo mucha experiencia y lo llevo bien, pero lo ideal serían turnos más cortos. El cómo organizarse, es otra cosa", concluye.

Coincide con él E. R. Y., que cubre el Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) del centro de salud de San José de la Rinconada. Trabaja siempre en turnos de 24 horas. Cada 72 horas. Y así lleva unos seis años. Dice que no sabría adaptarse a otro turno de trabajo, pero reconoce que trabajar 24 horas seguidas es, física y mentalmente, "muy pesado". "Al día siguiente te cuesta recuperarte. Es difícil de explicar, pero te dejan reventada. Los ritmos del sueño te los cargas. Nunca más volvemos a dormir bien y tenemos una alta incidencia de patología cardiovascular, de insomnio y otras enfermedades porque esto no es sano ni física ni mentalmente", explica, haciendo hincapié en que son las horas finales del día y las de la madrugada "las que cuestan muchísimo". 

"La guardia ya no es estar en expectativa de que llegue algo urgente; se han convertido en una consulta a destajo durante 24 horas de patología no urgente y, entre medio, llegan las verdaderas urgencias"

Una de las razones, explica la sanitaria, es por cómo ha cambiado el uso de los pacientes del servicio de guardias médicas. "La guardia ya no es estar en expectativa de que llegue algo urgente y tengas que salir a un aviso urgente. Se han convertido en una consulta a destajo durante 24 horas de patología no urgente y entre medio te llega lo que realmente sí es una urgencia. Las guardias han cambiado mucho", sostiene e insiste: "es un no parar de ver pacientes continuamente y de tener gente esperando durante horas y eso te agobia y acaba afectándote".

Durante la noche, todo empeora. "Todo el tiempo estas pensando en la posibilidad de equivocarte por trabajar a un ritmo frenético y empezar a notarte cómo el nivel de concentración empieza a dejar de ser el mismo que durante el día. No te da tiempo ni a ir al baño ni a lavarte la cara, vas corriendo y no sabes lo que te puedes encontrar. Pero estamos acostumbrados, aunque aumenta la posibilidad de que se nos cuele algo y más a determinadas horas de la madrugada", explica.

Insiste en que, desconectar a la salida, "cuesta mucho". "Uno se va muchos días con la sensación de que te has dejado algo atrás, piensas en algo que tenías que haber hecho con algún paciente y que nos has hecho. Es duro mentalmente", sentencia, pero, como el resto de protagonistas de este reportaje, considera que buscar la fórmula para acortar las horas de guardias es complicado. "Haría falta mucho personal para eso. Como estamos, deberíamos hacer muchas más guardias" afirma. "Esa es la tesitura de que se pierde por un lado, pero se tiene más tiempo libre para el descanso por otro. Poniendo en una balanza tu salud física y tu rendimiento profesional, habría que encontrar una solución intermedia. De momento no se ha encontrado", sentencia.

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