La Alameda crece en variedad
l Alameda de Hércules, 76. Teléfono: 954-900-591.
AL ALJIBE
Si la remozada Alameda de Hércules destaca por la amplitud de su oferta gastronómica, el restaurante Al Aljibe, nacido a finales del último octubre en el número 76 de tan céntrico espacio, destaca por su diferenciación respecto a la competencia más cercana. Lo explica su relaciones públicas, Cinta: "Nos parecía un buen lugar para montar un buen restaurante, pero no tenía sentido hacerlo si hacíamos algo igual a lo que ya había".
Al final, y en plena crisis, abrieron un atractivo restaurante que ofrece cocina de creación, muy elaborada, con productos frescos, lo que les llevará a cambiar su carta a finales del mes próximo, cuando las setas o la carne de caza dejarán espacio a una cocina más entroncada con la primavera. El responsable de estos cambios es el chef Víctor Gonzalo Rico, fichado para darle calidad a la cocina y cuya labor incluye, además de la elaboración de los platos, la búsqueda de una oferta interesante en cada cambio de carta, que llegará cada tres o cuatro meses. Con más frecuencia varían las sugerencias de la casa, distintas cada semana. Ésta, por ejemplo, pueden degustarse el magret de pato con mezclum salvaje, caramelo de naranja y dátiles rellenos de queso, o el huevo a baja temperatura con salteado de setas de temporada.
La carta de vinos es "otra apuesta diferente", apunta Cinta, que, obligada a elegir, se decanta por un Luis Alegre maceración carbónica de 2006 (Rioja) o un Sierra Cantabria (Rioja) entre los tintos; y por un Perfum de Vin Blanc (Penedés) o un verdejo: El Perro Verde (Rueda). Pero la oferta es mucho más amplia en una carta que se sale de las referencias típicas también en rosados y espumosos.
Insiste Cinta en destacar la cocina y el servicio ("maravilloso"), aunque concede también que uno de los grandes atractivos de Al Aljibe es el propio restaurante. Dispone de patio, un salón para no fumadores en la planta baja, otro y un reservado en la primera y una terraza en altura, única en la Alameda, que debe convertirse en un gran atractivo a poquito que el invierno remita, aunque ya se disfruta cuando el mal tiempo da tregua. La obligada lentitud de las reformas, la burocracia manda, permitió un diseño "muy pensado", mezcla de elementos modernos con otros que ya se encontraban en la casa, una vivienda particular hasta hace poco.
Y una última puntualización. No hay que asustarse por la buena pinta del restaurante: no es caro.
1 Comentario