"El sábado nos encontramos con un comunicado en la taquilla de grupos prohibiendo que nosotros compráramos entradas". Así resume uno de los guías oficiales del Alcázar el inicio del conflicto que les ha impedido trabajar este fin de semana en el céntrico monumento. El comunicado en cuestión, emitido por la Dirección del Patronato, deja clara la nueva decisión: "En la taquilla del Real Alcázar reservada para grupos sólo se pueden vender entradas a las personas y/o entidades autorizadas por ley (tour-operadores y agentes de viaje)".

La medida está basada en el Artículo 21 del Capítulo V del Decreto 8/2015 de la Junta de Andalucía. En él se indica que en las obligaciones de los guías de turismo está el "no intervenir ni mediar en las transacciones que se efectúen, cuando por razones de programación o a requerimiento de las personas usuarias se realicen visitas a establecimientos mercantiles, limitándose al ejercicio de la actividad para la que han sido habilitados".

El comunicado del Patronato del Alcázar en el que se prohíbe a los guías comprar entradas en la taquilla para grupos.

Esta nueva interpretación de la ley, puesto que antes del sábado 26 de octubre podían acudir a la taquilla para grupos, está dificultando al máximo su trabajo. Las largas colas y la masiva venta por internet reducen sus posibilidades. Las principales asociaciones de guías turísticos sevillanas están reuniéndose estos días para buscar una solución que evite el cese de la actividad de este colectivo.

Denuncian la acaparación y la reventa de entradas de grandes empresas

"Compran cientos de entradas con mucha antelación y si no las venden, las revenden por la cola". Esta queja es compartida por varios guías oficiales del Alcázar. Denuncian así la forma de trabajar de los grandes operadores turísticos. "Algunos las revenden incluso con datáfono", añaden. Además, denuncian que algunas compañías no aplican las reducciones de precio por edad, aplicando así a todos la tarifa de adulto.

"En la Catedral esto no pasa"

La sorpresa de los guías del Alcázar se multiplica al interesarse por las condiciones en que trabajan sus compañeros de la Catedral. A pocos metros de distancia, dos realidades diferentes en dos monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad. "En la Catedral esto no pasa y tenemos una taquilla para nosotros", lamentan los guías, que prefieren no dar a conocer su identidad por posibles represalias.