Anécdotas con mucha categoría

calle rioja

Colectivo. Josele Amores y Pepe Soto recopilaron historias de doce personajes y las recogen en un libro que se presenta hoy en Sevilla y cuyos beneficios irán a parar a Andex.

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Francisco Correal

06 de mayo 2015 - 01:00

EL cantaor Rancapino se quedó de piedra cuando el sacerdote le dijo que Felipe González, que entonces ocupaba la Presidencia del Gobierno, no podía ser padrino de bautizo del artista de Chiclana porque era agnóstico. "Compadre, ¿cómo no me ha dicho usted que estaba malo?", interpeló Rancapino al abogado de Bellavista que más de una vez lo invitó a la Bodeguiya. La anécdota la cuenta Rosalía Gavira y es una de las muchas que jalonan el libro Sonrisas Solidarias que esta tarde (20,30 h.) se presenta en la Casa de la Provincia a beneficio de Andex (Asociación de Padres de Niños con Cáncer).

La historia del libro es tan hermosa como su contenido. El icono podía ser un pincho de tortilla con vino. Los artífices han sido Josele Amores (Sevilla, 1947) y Pepe Soto (Jerez, 1959). El primero procedía del mundo de la política, uno de los protagonistas de la histórica foto de la tortilla en la isla más célebre de las Marismas hasta la película de Alberto Rodríguez; el segundo, del mundo del vino, ya con doce años y pantalones cortos repartiendo correspondencia del Consejo Regulador de Jerez.

Soto y Amores, con apellidos de guitarristas flamencos, se conocieron en 1999 en una convención de directivos de la entonces Caja de Ahorros de San Fernando que se celebró en el hotel Barceló Renacimiento. "Josele acababa de llegar como director de la Obra Social, lo vi un poco despistado y a mí me gustan los versos sueltos". Muchas mañanas coincidían para desayunar en el bar El Comercio, calle Lineros, un local fundado en 1904, el año de la Cruzcampo y el Ulises de Joyce.

Lo que empezó como un intercambio de anécdotas se convirtió en una aventura con tres factores: la sonrisa, la amistad y la solidaridad. Partían de un árbol común: Pepe Soto nació en Jerez y de allí partió su dilatada trayectoria profesional en el vino y en la banca; a Jerez llegó Josele Amores cuando su madre cumplió la cuarentena. "Caballero Bonald era pretendiente de mi hermana Carmen, que me llevaba 17 años. Mi hermana Rosalía tutelaba a mi hermano Chano y Carmen a mí, pero el que empujaba el carrito era Caballero Bonald. Muchos años después se lo recordé cuando yo formaba parte en representación de la Caja de la Fundación Caballero Bonald". El 21 de mayo presentan el libro en Jerez.

Amores y Soto empezaron a elaborar una lista de voluntarios, "algunos no se conocían entre ellos". Le pidieron una grabadora a Antonio Yélamo, el director de Radio Sevilla, y se pusieron a recoger anécdotas. En el índice figuran los testimonios: Juan Pedro Aladro, Emilio Carrillo, José Chamizo, Cayetano Fernández Nano de Jerez, Rosalía Gavira, Carmen Hermosín, Luis Lara Ramos Comandante Lara, Alfonso Rodríguez Álvarez, José Rodríguez de la Borbolla, Joaquín Solís. A todos les grabaron, menos a dos que enviaron de su puño y letra sus aportaciones: Antonio García Barbeito y Juan José Téllez. Uno fue pregonero de la Semana Santa y otro no. "Pero la sonrisa es la misma".

Cuando Josele Amores se hace cargo de la Obra Social de la Caja decide apostar por una iniciativa en cuya gestación tuvo mucho que ver Pepe Soto, la colección de villancicos y cantes Así canta nuestra tierra en Navidad. Le encargó la primera portada de la nueva etapa al pintor Félix de Cárdenas. Visitaron a la duquesa de Alba en Dueñas, a Chaves en San Telmo, a Monseñor Amigo en el Palacio Arzobispal. Y conocieron a un ciclón llamado María Luisa Guardiola. "En esa época estaban haciendo la planta de Oncología Pediátrica en el Virgen del Rocío".

Pepe Soto se queda con la sonrisa de José Luis Sampedro o Rocío Jurado despidiéndose por bulerías en el aeropuerto de Jerez. Josele Amores se remonta a la foto de la tortilla y la convierte en génesis de un partido que nunca existió: Pudimos. La sonrisa de los niños con los que trabaja Andex merece iniciativas como ésta. El bar El Comercio se evoca en la portada, ilustración de Miguel Morillo Gotor, que coincidió con Josele en el colegio del Sacromonte granadino.

"Tenía una sonrisa fantástica. De verdad. La mayoría de la gente, o nunca sonríe, o tiene una sonrisa horrible". Lo dice el protagonista de El guardián entre el centeno', de J.D. Salinger. Pepe Soto ha estado con Caballero Bonald en su casa de Montijo, Josele Amores invitó al escritor para participar en el homenaje a José Agustín Goytisolo. Asiduos de El Comercio, les salen las anécdotas solas. Una química espontánea. Amores cuenta cómo en 1985 se permutaron las querencias: él hizo a Emilio Carrillo del PSOE y el que fuera importante munícipe lo hizo del Betis. En el libro hay un amplio espectro. El hermano mayor de la Cena, un colaborador de la Cámara de los Balones, un cura que dejó un hábito, y no el sacerdotal, una integrante de la foto de la tortilla, un poeta de Algeciras que se va a llenar de CAL (Centro Andaluz del Libro) y un ex presidente de la Junta. "Sin pretenderlo, el libro desvela cosas", dice Pepe Soto. No sale Susana Díaz, que nació el mismo octubre de 1974 en que Josele Amores fue a Suresnes en coche con Alfonso Perales, el político de Alcalá de los Gazules que se sabía diálogos enteros de las películas de los Ozores y murió viendo Centauros del desierto de John Ford.

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