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Terrorismo de ETA

Aniversario del atentado mortal con paquete bomba en la prisión Sevilla I

  • Un exempleado reclama al Gobierno más atención y más formación para los funcionarios de prisiones cuando se cumplen 28 años del paquete bomba que mató a 4 personas e hirió a más de 30

Fachada exterior de la antigua prisión de La Ranilla.

Fachada exterior de la antigua prisión de La Ranilla. / Ayuntamiento de Sevilla (Sevilla)

Este viernes se cumplieron 28 años del atentado de ETA en la prisión Sevilla I que mató a un funcionario, a dos internos y al familiar de un recluso, además de herir a más de treinta personas. En este aniversario, el doctor en Psicología José María García, extrabajador de la antigua prisión provincial de Sevilla que vivió esa traumática experiencia, ha publicado un relato de ficción sobre la vida en la desaparecida prisión de La Ranilla antes y después de ese atentado.

Durante más de veinte años, José María García, el exfuncionario del centro penitenciario que ahora publica el libro no habló con casi nadie de la experiencia que le había tocado vivir

García presentó el libro en el mismo lugar donde ocurrió el suceso, hoy convertido en un parque donde conviven una comisaría de la Policía Nacional y un centro cívico. El extrabajador ha lanzado una “llamada de auxilio” para que la Administración forme y oiga a los funcionarios de prisiones con su libro Condenados a la oscuridad.

El 28 de junio de 1991, la banda terrorista mandó un paquete bomba al entonces director del centro penitenciario sevillano, Javier Romero, que estalló en el área de paquetería, junto a la sala de espera y mató a cuatro personas e hirió a más de una treintena.

Durante más de veinte años, el exfuncionario del centro penitenciario no habló con casi nadie de la experiencia que le había tocado vivir, pero a raíz de la idea de escribir la novela, surgida “durante un paseo por un barrio marginal de Dublín”, comenzó a recuperar esos recuerdos que había apartado de su día a día.

"Hace falta un mayor acercamiento entre la realidad penitenciaria de los trabajadores y los internos y la realidad que entiende la Administración”

“La novela narra el estrés postraumático de los trabajadores que no recibieron esa ayuda que hoy en día sí existe en un mundo donde el peligro es más psicológico que físico”, cuenta a Efe García, que echa de menos la implicación del Gobierno “para que escuche más” a las personas que trabajan en las cárceles.

“Se están tendiendo puentes, pero hace falta un mayor acercamiento entre la realidad penitenciaria de los trabajadores y los internos y la realidad que entiende la Administración”, lamenta el autor del libro, quien cree que los profesionales “están alienados”, entre otras razones porque “no reciben la formación adecuada”.

García, que trabajó en la cárcel de Sevilla entre 1990 y 1997 y después ejerció en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario, recuerda que la vida en una prisión está “llena de contradicciones” y pone el ejemplo de un recluso con quien coincidió que “era un adicto a la cocaína que entró y recuperó 20 kilos de peso”, con lo cual “lo privaron de libertad pero él recuperó su libertad”.

Este atentado fue el más sangriento de la historia de ETA en Andalucía. Se cobró la vida de Manuel Pérez Ortega, funcionario del servicio de paquetería de la prisión; Donato Calzado García, que cumplía una condena de dos años por lesiones y ayudaba en esa sección; Jesús Sánchez Lozano, otro recluso con el tercer grado que también colaboraba en paquetería; y Edmundo Pérez Crespo, hermano de un interno.

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