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Carta al Vaticano, remite de Sevilla

  • Alegato. María Asunción Milá de Salinas, que acudió a la inauguración de la primera exposición de su nieta Inés, mantiene a sus 98 años su campaña contra la pena de muerte

María Asunción Milá, con sus nietas Inés y Myriam y su hijo Manuel.

María Asunción Milá, con sus nietas Inés y Myriam y su hijo Manuel. / víctor rodríguez

El año que viene cumplirá 100 años. Sentada, como la mamá de la película de Carlos Saura, María Asunción Milá (Barcelona, 2o de julio de 1919) veía gozosa el entusiasmo que despertaban los cuadros de su nieta Inés Salinas, la hija pintora -y enfermera- de su hijo Manuel Salinas, el primogénito de la pródiga estirpe de esta barcelonesa de cuna y sevillana consorte.

Los cuadros de Inés están en Abades, 26. Al fondo se ven los arcos de la Casa de los Pinelo, sede de las Academias de Buenas Letras y de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. El cronista se emocionó al ver tan risueña, tan atenta, "yo creo que las fotos hay que hacérselas a la artista sola", para no robarle protagonismo a su nieta, para que no le pusieran el sambenito de hija de Salinas. Mejor nieta de Milá. La sentaron entre dos cuadros de Inés y junto a un cubo con hielo y botellines de Cruzcampo para los que asistieran a la inauguración.

Le emoción tenía que ver con el itinerario para llegar al lugar de la exposición, cedido por una amiga del pintor. En la esquina, en la calle Cardenal Sanz y Forés, está el bloque de pisos al que nunca llegaron Alberto Jiménez-Becerril y Ascensión García Ortiz en aquellas primeras y nocturnas y alevosas horas del 30 de enero de 1998. Junto a la placa de don Remondo todavía estaba la corona de flores que el día del vigésimo aniversario del doble asesinato colocaron los antiguos alumnos del Portaceli.

María Asunción Milá es una interlocutora muy pertinente. La mujer que nació cuando cicatrizaban las cruentas heridas de la Primera Guerra Mundial es una combatiente contra la pena de muerte. A sus 98 años, el mismo guarismo de crimen del edil y su esposa, ha movido literalmente Roma con Santiago para llevar su petición al Vaticano. Se cartea con el Papa Francisco, que le ha garantizado que va a atender su demanda. "Hasta que no vea la edición corregida del Catecismo con la condena expresa de la pena de muerte, no voy a descansar", decía entre cuadros abstractos de un asunto tan concreto.

Allí la acompañaron sus nietas Inés y Myriam; y sus hijos Manuel, Miguel, que conoció en persona a la Ava Gardner fotografiada por Robert Capa, y Christian, ideólogo de la iniciativa de un bono para recorrer las casas-palacio de Pilatos, Dueñas, Salinas (en Mateos Gago esquina con Fabiola) y el hospital de la Caridad. María Asunción Milá, tía de los periodistas Mercedes y Lorenzo, sigue pendiente de la revisión del Catecismo. Como en los tiempos en los que con don Ramón Carande iban a Palacio (el Arzobispal) a pedir clemencia por los condenados a la pena capital.

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