Sevilla

La Catedral de Sevilla alerta de la presencia masiva de cotorras y sus daños al edificio

La Catedral de Sevilla alerta de la presencia masiva de cotorras y sus daños al edificio.

La Catedral de Sevilla alerta de la presencia masiva de cotorras y sus daños al edificio. / Juan Carlos Muñoz

Una problema grave que requiere de una actuación coordinada y rápida. La presencia de masiva de cotorras, en sus variantes de Kramer y Argentina, comienzan a afectar de manera grave a la Catedral de Sevilla. El edificio, que es Patrimonio Mundial y el más visitado de la ciudad, sufre desde hace unos años la anidación de esta especie invasora en sus cubiertas, además de la alteración provocada por los excrementos en la piedra. Las cotorras, además, están desplazando a otras especies autóctonas y ocupando los espacios dedicados al cernícalo primilla, una especie que sí está protegida.

A lo largo de las últimas dos décadas, las dos especies de cotorras se han ido convirtiendo en un problema para la conservación de la biodiversidad de la ciudad y en un agente de riesgo para la ciudadanía por la caída de nidos y ramas, la contaminación acústica que generan las colonias y el deterioro que pueden causar en las construcciones. Ahora, estos problemas se trasladan a los edificios más emblemáticos. La aparición de las cotorras en la Catedral y su entorno comenzó a hacerse evidente hace unos cuatro años, si bien en los últimos tres es cuando se ha producido una eclosión en el número de ejemplares, explica Jaime Navarro, arquitecto conservador del templo: “Al principio aparecía tímidamente algún ejemplar. En la calle Fray Ceferino se ha ido formando una colonia muy importante en las palmeras. Y ahora ya están en toda la Catedral, en las cubiertas y el Patio de los Naranjos se pueden ver continuamente”.

Las cotorras anidan en cualquier hueco y utilizan de manera abusiva los mechinales que desde la Catedral siguiendo las indicaciones de Medio Ambiente se acondicionan para los cernícalos. También producen una cantidad importante de excrementos que por su naturaleza ácida afectan a la piedra del templo, ya de por sí delicada, creando problemas que hay que atender. “Nos está afectando de manera negativa claramente. Estamos sorprendidos por la irrupción tan grande que han tenido”, añade Navarro.

Una cotorra en los magnolios del Archivo de Indias. Una cotorra en los magnolios del Archivo de Indias.

Una cotorra en los magnolios del Archivo de Indias. / José Ángel García

La Catedral de Sevilla cuenta con un eficiente sistema para proteger sus espacios de las palomas, por ejemplo las portada góticas. Pero no cuenta con herramienta alguna para hacer frente a las cotorras, por lo que inciden en la necesidad de acometer acciones para controlar el problema. “Habría que plantear porque realmente el daño es objetivo. Lo sensato sería hacer algo en coordinación con el Ayuntamiento y que abarcara a los tres edificios que son Patrimonio Mundial”, concluye Jaime Navarro.

El Alcázar tuvo que adoptar medidas urgentes

En este sentido, el Real Alcázar tuvo que tomar medidas de manera urgente a finales de 2021 tras detectar su personal la presencia de ejemplares de cotorras buscando emplazamientos para anidar en la fachada del Palacio de Pedro I, en concreto en las yeserías de sus galerías porticadas superiores. Los restos del material fueron retirados por el propio personal del monumento, que colocó, además, obstáculos en aquellos sitios donde trataban de anidar. Tras consultar con técnicos del Centro Municipal de Protección y Control Animal de Sevilla (Zoosanitario) sobre el comportamiento de estas aves a la hora de nidificar, se advirtió de que buscan huecos que consiguen agrandar con sus picos, de ahí que supusieran un riesgo para la conservación de las yeserías, que datan del siglo XIV.

La dirección del monumento licitó un contrato, con un presupuesto de licitación de 9.631 euros, para llevar a cabo la protección de las zonas sensibles durante el periodo de anidamiento de estas aves. El contrato señalaba que de no hacerse esta actuación urgente el polvo, la suciedad, los microorganismos y las deyecciones “acabarían causando daños irreparables en los elementos ornamentales de la fachada del palacio de Pedro I”.

El Real Alcázar instaló, además, jaulas de capturas de cotorras en sus jardines, en coordinación con el Centro Municipal de Protección y Control Animal de Sevilla, para reducir la presencia de estas aves en el monumento, y se está estudiando la posibilidad de instalar ahuyentadores por ultrasonidos.

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