José María Conget

Coleccionista de ciudades y mudanzas

  • En su caso, los versos del poema de Manuel Machado irían precedidos de paradas en Glasgow, Hellín, Lima, Tudela, Cádiz, Nueva York, Londres y París.

ÉL no nació en un cine de puro milagro y su hija Rebeca, que se llama así por la película de Hitchcock, limeña de nacimiento, está en el festival de Cannes comprando películas. Esa circunstancia tan cinematográfica le ha permitido a José María Conget (Zaragoza, 1948), disfrutar estos días de su nieta Gabriela, neoyorquina de Brooklyn, que hoy cumple en Sevilla 5 años.

Conget es un Phileas Fogg coleccionista de ciudades que con 16 años vio en la televisión de su abuela en Zaragoza el gol de Marcelino a la Unión Soviética del que el 21 de junio se cumplirán 50 años. No es nada futbolero, pero dice de corrido la delantera de los Cinco Magníficos: Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra. "Mi abuela era una modista muy conocida que vestía a la burguesía zaragozana. Su ropa llevaba la etiqueta de La Francés, vistió a Lola Flores y los hermanos Machado la felicitaron por el vestuario para el estreno de La Lola se va a los puertos".

En el mapa-mundi de este profesor y escritor hay una cómplice fundamental. "Maribel también era hija de modista, pero nos conocimos estudiando Inglés". La madre de Rebeca -y de Miguel-, la abuela de Gabriela. A Sevilla llegaron desde diferentes lugares: desde Cádiz, desde Londres, Nueva York o París. Cádiz lo eligió como destino cuando ganó por oposiciones una plaza de profesor en Tudela. En las otras ciudades dirigió el servicio de actividades culturales del Instituto Cervantes. Su periplo se inicia en Glasgow. En 1972 llega a la ciudad escocesa que Cernuda llamó "vómito de niebla y fastidio". "No le faltaba razón, cuando llegamos parecía que acababa de ser bombardeada. A Cernuda no le gustó nada, pero le dio mucho tiempo para leer literatura inglesa, tan importante en su obra". A Glasgow llegó huyendo del nacionalcatolicismo y se encontró a unos profesores y alumnos que se pasaban todos los lunes comentando las jugadas del Celtic, el equipo católico de la ciudad.

Vuelven a España por Hellín. En el instituto de este pueblo de Albacete dirige un cine-club que proyectaba las películas en el seminario. Se topó con los rigores de la censura, con un censor que veía demasiado ligera de ropa a Gemma Cuervo en una película de Fernando Fernán-Gómez. Lectores ávidos de Vargas Llosa y Bryce Echenique, eligen Lima como nuevo destino. "Nos vamos sin trabajo, sin papeles, con mi mujer embarazada". Allí nace Rebeca, cazadora de películas. Conget consigue una plaza de profesor porque el titular, un cura español, se enamoró de una alumna y fue despedido.

Segundo regreso a España por Tudela. Vive cinco años en Cádiz, entre 1979 y 1984. Igual que nunca congenió con los sanfermines, que padecía los veranos en Pamplona, donde su padre fue destinado como oficial de notaría, y la Feria de Sevilla le parece "un No-Do de la España de los años 50 pero en color", la única fiesta que disfrutó fueron los Carnavales de Cádiz, incluidos los pregones de Carlos Edmundo de Ory y Quiñones. Fueron años del debut del Buitre en Carranza, pero el único futbolista de ese grupo que conoce es Pardeza. "Cuando yo estaba en Nueva York, su mujer iba de compras y Pardeza se metía en la biblioteca del Cervantes a buscar publicaciones de Eugenio Noel".

Publicó un libro por entregas en el New York Times y entiende el interés que la Alameda ha despertado en ese rotativo. "Vivo en la zona que más me gusta. Sevilla es una ciudad muy paseable. Y la Alameda es lo que Walt Whitman decía de los Estados Unidos, un melting pot, una olla donde cabía todo y salía un buen guiso. Una zona canalla, sin prejuicios, de gays y lesbianas, con bares modernos y tradicionales, con zonas para niños. Y los bancos más feos e incómodos de Europa. La única razón por la que nos marcharíamos de Sevilla sería que el alcalde cumpliera su amenaza de hacer un parking en la Alameda".

Siguió la estela de Hércules de Cádiz a Sevilla. En la primera escribió sus dos primeras novelas, en la segunda saldrá la última, La bella cubana. De Cádiz venía a Sevilla a oír jazz y ver buen cine. "Vinimos al primer festival de cine de Sevilla. Vimos Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, la primera de Almodóvar, y había cuatro gatos". El cine del paisano de Buñuel, Saura y Borau. Berlanga no era aragonés, pero estuvo en su casa de Nueva York.

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