DE Fabiola a la Palmera hay un viaje de sensaciones muy placentero para el aficionado a las artes o la persona cuya sensibilidad no haya sucumbido ante los estragos de la vulgaridad.

En el libro de firmas del Museo de Mariano Bellver, anoté el nombre de vascos que vinieron a Sevilla para conseguir grandes logros: junto a este bilbaíno que llegó a Sevilla en su infancia, puse a Elcano, Ybarra e Iriondo. Viendo la obra de este coleccionista, se entiende su empeño en dejarlo para disfrute de su ciudad adoptiva y se entiende mucho menos la indolencia con la que las autoridades respondieron a este anhelo. Cuarenta días después de verlo cumplido, este coleccionista, alma de faraón y de don Juan, falleció.Junto a nombres fundamentales de la pintura y escultura, en el patio hay una réplica del Ángel Caído. La única escultura dedicada al diablo está en el Retiro y fue su autor Ricardo Bellver, abuelo del mecenas artístico que vivía en la plaza del Museo.

Los cuadros de Sorolla en la Fundación Unicaja (avenida de la Palmera) conviven con documentos de la Fundación Machado. Hay un puente maravilloso entre ambos territorios culturales, de la pintura a la poesía. Un retrato de Antonio Machado (1875-1939) hecho por Joaquín Sorolla (1863-1923). Dos artistas casi coetáneos, el pintor una década más joven que el poeta, exponentes de la generación del 98. El retrato de Machado fue un encargo que Sorolla recibió de Archer Milton Huntigton, fundador de la Hispanic Society, el mismo promotor para el que Sorolla realizó una serie de pinturas sobre costumbres españolas que hace justamente un siglo concluyó con la pesca del atún en Ayamonte. La esposa de Huntington fue la autora de la estatua del Cid Campeador que está en la Avenida de Portugal, Rodrigo de Triana de la Exposición del 29.

Los cuadros de Sorolla volverán a sus lugares de procedencia. Los documentos de los Machado –hay una foto espléndida de Antonio y Manuel junto a la actriz Margarita Xirgu– ya formarán parte de una muestra permanente, un foro siempre alumbrado de ese mentís a las dos Españas de un apellido donde no hubo las fisuras que creó el cainismo patrio. Los nietos del catedrático Antonio Machado Núñez, protagonista de la Galería de Raros de Carande, tres años más joven que Sorolla; los hijos de Antonio Machado Álvarez, Demófilo, el compostelano de cuna que se murió con una trianera de la calle Betis y murió en la calle Pureza.