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Urbanismo El plan marco de protección del conjunto patrimonial se aprobó en 1994

El Consistorio finaliza tras 15 años la protección de la Sevilla histórica

  • El Ayuntamiento da luz verde a la redacción de los planes especiales de San Andrés-San Martín, El Duque-Salvador, Magdalena y Catedral, un proceso que tardará entre medio año y nueve meses

Casi 15 años después de que la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla aprobasen el Plan Especial de Protección del Conjunto Monumental e Histórico de la Ciudad, Urbanismo dio ayer por fin el visto bueno para el inicio de la redacción de los planes especiales de protección del sector y los tres subsectores que todavía estaban pendientes de desarrollo: Catedral, San Andrés-San Martín, el Duque-Salvador y Magdalena.

Aunque aún queda mucho por hacer (todavía quedan varios sectores que no han sido aún definitivamente convalidados por la Junta), lo cierto es que este gran plan para la protección de la Sevilla histórica y artística (desde el casco antiguo hasta los legados de las exposiciones del 29 y el 92) entra en su fase final.

El proceso, que comenzó en 1994 con la aprobación del Plan durante el mandato municipal del andalucista Alejandro Rojas-Marcos, llegará a su fin definitivo a principios del próximo año 2010, después de 15 años en los que se observaron varias velocidades, desde la lentitud de la época en la que Urbanismo estuvo bajo la responsabilidad del Partido Andalucista hasta la aceleración que le imprimió el anterior delegado de Urbanismo, el socialista Emilio Carrillo.

Según aseguró ayer el actual delegado de Urbanismo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (quien parece dispuesto a seguir la política de impulso de su antecesor), estos planes finales, que paradójicamente pertenecen a la zona más antigua de la ciudad (el Ayuntamiento apostó desde un principio por la protección de las zonas periféricas), estarán finalizados en medio año, exceptuando el de la Catedral, cuya redacción, debido a su complejidad (es uno de los entornos más señeros y sensibles de la ciudad, tardará unos nueve meses.

Después vendrá un plazo de un mes en el que los planes se expondrán al público para posibles alegaciones, tras lo cual se remitirá a la Consejería de Cultura para que emita en un máximo de tres meses su informe, que en todo momento será vinculante.

La cuestión es importante tanto en la protección histórico-artística como en la vida económica de los sectores. Una vez que la Junta de Andalucía apruebe definitivamente estos planes especiales de protección, el Ayuntamiento -a través de Urbanismo- tendrá plenos poderes para autorizar o desautorizar todas aquellas obras que se realicen en los inmuebles de los sectores. Esta norma no afecta a los edificios catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC), cuya tutela seguirá correspondiendo a la Delegación Provincial de Cultura de la Junta a través de su Comisión de Patrimonio. Para Gómez de Celis, no hay duda de que el cambio "permitirá agilizar el trámite de licencias de obras".

La tardanza en el desarrollo del Plan Especial de Protección del Conjunto Monumental e Histórico de la Ciudad (una norma marco) ha tenido sus consecuencias. Debido a la falta de los planes especiales de los sectores, las cautelas urbanísticas del caserío no catalogado como BIC y de la trama urbana desarrollada por decantación durante siglos (desde la ciudad antigua hasta la actualidad) no han servido de demasiada ayuda, como se demostró en el caso del Arenal, un barrio de especial resonancia en la ciudad que vio como en 20 años (de 1987 a 2007) perdió 40 edificios con algún tipo de protección.

La presión inmobiliaria de los últimos años no ha sido precisamente sensible con el carácter peculiar del conjunto histórico de Sevilla.

El Plan Especial de Protección del Conjunto Monumental e Histórico de la Ciudad no se limita a la Sevilla histórica más conocida, como el casco antiguo o los arrabales históricos de Triana o San Bernardo. También es sensible con otras fases históricas de la ciudad que no figuran en las postales.

Es el caso de la expansión contemporánea del puerto de Sevilla, el patrimonio industrial de zonas como Cross Pirotecnia o La Trinidad, el ensanche hacia el sur durante la Exposición del 29 (la Palmera o el Porvenir) la barriada antiguamente obrera de La Calzada. El urbanismo contemporáneo de la Cartuja (con algunas excepciones incomprensibles) también se contemplan en este plan, como se puede observar en el gráfico.

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