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Sevilla

Culpas y disculpas sobre la Encarnación

  • La marcha de Rosamar Prieto a El Rocío y la abstención de IU obligan al PSOE a retrasar de nuevo la modificación presupuestaria.

Ajuzgar por la conducta de los responsables municipales, cualquiera diría que el Parasol de la Encarnación es un artefacto arquitectónico que ha caído en mitad de Sevilla por casualidad. Resultado de un azar imprevisto. Sobrevenido. ¿Los motivos? Son sencillos: ahora nadie quiere hacerse responsable del dislate político y económico que supone manejar este proyecto, cuyo sobrecoste ha superado todo lo razonable; a muchos ciudadanos no les convence desde el punto de vista estético y, para colmo, todavía está por terminar cinco años después de su inicio. En resumen: un cuadro sin padre. De aparente autor anónimo.

La verdad, obviamente, no es ésta. Pero ¿a quién le importa la verdad en política? Los gobernantes estiman que la memoria ciudadana es débil -en eso suelen tener razón- y que, por tanto, cuando sobreviene un problema de dimensiones considerables -el caso del Parasol- lo más inteligente es ponerse de lado y elegir entre dos caminos: o guardar silencio o intentar que lo que se diga señale hacia el prójimo. Alguien ajeno. Si éste es un enemigo político, mucho mejor. Lo dice su manual: hay que desviar a toda costa la atención. Otra cuestión, claro, es que esta actitud sea honrosa.

Sin mayoría suficiente

¿Qué paso ayer en el Pleno? Aparentemente nada: el gobierno local retiró del orden del día el punto para poder modificar el presupuesto del Parasol. Algo extraño si se tiene en cuenta que el asunto -aprobar un nuevo crédito por valor de 12 millones de euros para poder cubrir el 40% del segundo sobrecoste de la obra- corría cierta prisa porque el suministro financiero a la empresa constructura -Sacyr- está cortado desde el mes de enero.

La bola, de nuevo, estaba escondida. Detrás de la retirada latía un conflicto político importante y una situación insólita. El primero responde a la nueva posición de Izquierda Unida. La segunda obedece a la sorprendente ausencia de la presidenta del Pleno de Sevilla, Rosamar Prieto, que a esa misma hora estaba en la romería del Rocío. Ambos factores, en sintonía, dejaron al PSOE sin mayoría para poder aprobar el expediente. Se optó por retirarlo y dilatar la modificación de crédito otra semana más.

Que IU no está por la labor de dar luz verde al segundo modificado del Parasol no es raro. Aunque la coalición de izquierdas no dijo ayer nada en público -el célebre pacto de silencio- sus representantes no acudieron al consejo de gobierno de Urbanismo previo al Pleno. Hay cabreo. Silencioso, pero notable. Hasta el punto de que la coalición que encabeza Torrijos ha decidido no avalar la nueva inyección económica que necesita el Parasol. La situación, no obstante, parecía salvable para el PSOE. ¿Cómo? Con el voto de calidad de Monteseirín. Sin IU, PSOE y PP empatan en votos. La ley permite, en dicha coyuntura, asignar la victoria en todas las votaciones al gobierno local. Se trata de una prerrogativa (de gobernabilidad) excepcional.

La estrategia era ésta. Requería  únicamente coordinación: los 15 ediles del PSOE con derecho a votar debían estar en el salón de Plenos al aplicarla. Ayer faltó uno de ellos: Rosamar Prieto, la presidenta del máximo órgano de gobierno del Consistorio, que se encontraba de romería. Resultado: sin Prieto y con IU en contra, la votación del punto iba a ganarla -en contra de la posición del gobierno municipal- Zoido, que sí tenía a sus 15 ediles en el Salón Colón. Al alcalde no le quedó más remedio que retirar la propuesta y tratar de disimular. El enfado de Monteseirín, en todo caso, según cuentan algunos ediles, es más que considerable.

Pleno extraordinario

¿Y ahora? La solución de urgencia consiste en esperar una semana más para volver a iniciar el proceso. Urbanismo anunció ayer -obviando el episodio de haberse quedado sin mayoría política- que el modificado se aprobará el día 31 en un Pleno extraordinario. IU se abstendrá. La votación tendrá que ganarse con el recurso del voto de calidad. Si  Rosamar no vuelve a faltar.

El informe jurídico

La asunción de responsabilidades políticas por el sobrecoste del Parasol es, sin embargo, el gran tema pendiente. Nadie quiere asumirlas. El informe jurídico del secretario, que confirma punto por punto todas las irregularidades -publicadas por este diario- que ha cometido el gobierno local en este proyecto,  cuyo sobrecoste es ya como mínimo un 70% superior a la licitación oficial, es una buena muestra de que la cuestión puede llevarse políticamente por delante a más de uno. Y de dos. El máximo responsable jurídico del Consistorio cree que es necesario exigir responsabilidades. Su petición, sin embargo, vaga por el aire. Quien tendría que aplicarla quizás sea juez y parte.

Monteseirín lleva meses sin abrir la boca sobre este asunto. En Urbanismo continúan perdidos: el nuevo delegado, Manuel Rey, sigue viéndole cierta potencialidad turística al Parasol. Su antecesor, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, admitió en su momento que la obra era "irrealizable". Lo que no dijo es quién tomó la decisión de seguir con ella sin garantías, justo el factor que explicaría el sobrecoste de 40 millones de euros. ¿Qué ocurría en aquel entonces? ¿Celis soñaba con suceder al alcalde? Algunos intentan señalar a Emilio Carrillo, edil de Urbanismo, a quien Monteseirín juró venganza eterna por apoyar a Viera en el congreso provincial del PSOE. Carrillo dimitió. Y lo cierto es que quien concibió el plan financiero del Parasol -el que ha costado entre 90 y 123 millones de euros- fue el entonces gerente de Urbanismo, Manuel Jesús Marchena. La responsabilidad política, en todo caso, estaría bastante repartida, suponiendo que la última palabra no la hubiera tenido Monteseirín. Misterio. Vayamos pues a los hechos. El gobierno local decidió construir el Parasol. Lo hizo libremente. Ibsen dijo: "La libertad supone responsabilidad. Por eso la mayor parte de los hombres la temen tanto".

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