investigación pionera

Día Mundial del Ictus: Comer pensando en el cerebro

La neuróloga Soledad Pérez Sánchez, coordinadora Unidad de Ictus del Hospital Virgen Macarena, junto a los frascos con salicornia usados en este estudio.

La neuróloga Soledad Pérez Sánchez, coordinadora Unidad de Ictus del Hospital Virgen Macarena, junto a los frascos con salicornia usados en este estudio. / H. U. V. M.

Ingerir la cantidad adecuada de salicornia, unos ratones transgénicos con todas las papeletas para desarrollar un ictus y unos resultados prometedores. Con estos elementos, el grupo de investigación neurovascular del Hospital Universitario Virgen Macarena dio hace varios años el pistoletazo de salida a un ambicioso estudio que recientemente ha demostrado los efectos positivos del consumo de este superalimento en personas sanas para controlar los factores de riesgo y prevenir el ictus.

Unos prometedores resultados que abren ahora una esperanzadora puerta a una segunda fase en la que los investigadores tratarán de comprobar el impacto de su consumo en el control de las secuelas de esta grave enfermedad. Para ello, el estudio se centra ahora en pacientes que ya han sufrido un tipo de ictus menor, en concreto, un ataque isquémico transitorio. Y el objetivo es comprobar si la salicornia, además de prevenir esta enfermedad, es capaz de evitar la aparición de nuevos eventos vasculares.

"Se trata de una línea de investigación que pone el foco en la alimentación porque es el factor modificable más potente en la prevención, no sólo del ictus y todas las enfermedades vasculares, sino también a nivel oncológico. La mortalidad por problemas derivados de la dieta es altísima a nivel mundial", indica la neuróloga Soledad Pérez, coordinadora de la Unidad de Ictus del Macarena y adalid de esta investigación.

El ictus es una emergencia médica. Cada minuto con un ictus se pierden casi dos millones de neuronas que se traducirán en secuelas, discapacidad y mortalidad. Con todo, el 90% de los ictus podrían evitarse con una adecuada prevención y control de los factores de riesgo vascular como son la dieta, la hipertensión arterial, la diabetes, la hipercolesterolemia, la obesidad, evitando la vida sedentaria, el abandono del tabaco y el consumo de alcohol y también el control de enfermedades cardiacas previas.

Por su parte, la salicornia es una planta conocida como espárrago de mar por su forma y que tiene un potente sabor salado y responden a su nombre, ya que son como pequeños cuernitos con sabor a sal. Su eficacia para prevenir y tratar enfermedades neurovasculares como el ictus parece proceder de su alto contenido en polifenoles y su gran capacidad antioxidante y antiinflamatoria.

Detalle de los frascos donde se guardan las capsulas con extracto de salicornia. Detalle de los frascos donde se guardan las capsulas con extracto de salicornia.

Detalle de los frascos donde se guardan las capsulas con extracto de salicornia. / H. U. V. M.

En este punto, el estudio que lidera la doctora Pérez en el Macarena, y que ya demostró su seguridad y eficacia en ratones, ha dado ahora el salto a comprobar si ese impacto positivo también se da en un grupo de pacientes voluntarios que ya han sufrido un micro ictus. Para ello, la investigación ha reclutado a 80 personas de los que la mitad consumirá durante un año placebo y la otra mitad las cápsulas con extracto de salicornia para, a continuación, y tras el análisis de una serie de pruebas muy exhaustivas, comparar los resultados en ambos grupos y poder verificar la seguridad de su consumo también en humanos, antes de pasar a comprobar su eficacia, que sería la última fase del proyecto. Según la investigadora principal del proyecto, se prevé que resultados de ambas etapas estén disponibles a lo largo del próximo año. Hasta ahora, las expectativas son muy altas.

"Estamos super expectantes", confiesa emocionada la neuróloga Soledad Pérez. "Cuando empezamos con los pacientes sanos no esperábamos encontrarnos con esos cambios analíticos tan significativos en cuanto a mejoras de ciertos parámetros de riesgo. Creemos que el impacto en pacientes que ya han sufrido un ictus será mucho mejor el cambio. Habrá que valorarlo todo, pero es cierto que estamos muy ilusionados con el proyecto por lo que ya hemos comprobado", recalca la investigadora.

Más allá de este gran avance, y convencidos de la importancia de la alimentación en la prevención del ictus, el grupo investigadores que lidera la doctora Pérez iniciará próximamente otro estudio donde se evaluará la seguridad y eficacia de otros compuestos de alto contenido en polifenoles a partir de la piel del aguacate; el kale, que es una verdura parecida a la berza; y un compuesto del aceite de oliva virgen extra. Se hará, igualmente, mediante el consumo de extractos de estos productos a través de cápsulas.

Dentro de esta misma investigación, la neuróloga explica que también se estudiará la eficacia de cambiar la sal sódica por sal potásica. La sal sódica tiene una gran implicación en la hipertensión y en el resto de las enfermedades vasculares como el ictus. "La sustitución por sal potásica podría ayudar a controlar y prevenir estas enfermedades. A este estudio se invitarán a participar a un total de 125 pacientes con ictus y esperamos finalizar y tener los primeros resultados a finales del año 2024", aduce al respecto Soledad Pérez, quien puntualiza que, aunque los resultados de este trabajo de investigación "no van a cambiar los tratamientos que ya existen para la prevención del ictus, sí confían en la "ayuda extra" que pueda aportar el consumo de un "simple suplemento nutricional". 

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