Dulces con historia, labor y mucha oración
l exposición y venta Palacio Gótico del Alcázar. Hasta mañana, de 10:30 a 19:00.La tradicional exposición de productos de conventos del Alcázar vuelve a constituir un gran éxito de público
El lema de San Benito, "Ora et labora", reza en las pegatinas de las voluntarias que, por vigésimocuarto año consecutivo, y con el mismo éxito de siempre, vistas las colas, organizan la exposición y venta de dulces y conventos de Sevilla. Una labor que realizan, explica María Luisa Fraga, una de las impulsoras del proyecto, "porque creemos en la oración y la vida contemplativa e intentamos ayudar a estas monjas para que encuentren un modo de ganarse la vida".
Lo vienen haciendo desde hace muchísimos siglos. Según explica María Luisa, quien precisamente hizo su tesis doctoral sobre los conventos de clausura desaparecidos en el siglo XIX (11 de monjas), ya hay referencias de que la hermana de San Isidoro, Santa Florentina, dirigía un convento en Écija. La eclosión llegó tras la reconquista de San Fernando, en el que el número de conventos en la capital llegó a 29, quedándose en 17 tras las vicisitudes de los siglos XIX y XX, dejándoles a algunos de ellos la desamortización de Mendizábal en la pobreza.
Fue entonces, apunta María Luisa, cuando empezaron a comercializar los dulces que hasta entonces sólo regalaban a sus patrocinadores y que elaboraban según recetas muy antiguas. "Del siglo XVII ya hay cartas en las que se agradece el envío de yemas de San Leandro".
Los tiempos han cambiado y los dulces, reconoce María Luisa, también. Aunque son tradicionales, "antes eran muy pesados, ahora nos gustan más ligeros". Quedan pequeñas bombas como los dátiles rellenos de turrón con nata y cubiertos de chocolate, una de las novedades que presenta el convento de Ntra. Señora del Socorro, éste mismo y Santa Ana ofrecen, por segundo año, dulces sin azúcar, y el de San Clemente, mermeladas co fructuosa (para los diabéticos).
En realidad, en la oferta de los 17 conventos participantes en la muestra se puede encontrar de casi todo. "Algunos traen más de veinte especialidades. Y tienen más", asegura María Luisa Fraga, quien destaca que esta muestra es también una plataforma para dar a conocer los dulces que se pueden adquirir durante todos los años en los conventos.
Así, desde las tradicionales y conocidas mermeladas de Santa Paula (este año, con novedades como las de melón y manzana y la de arándanos) a las artísticas peritas y manzanitas hechas de almendra de Santa María de Marchena, "que da pena comérselas", a los clásicos bollitos de Santa Inés, los bizcochos de coco y de almendra de las florentinas de Écija, los tocinos de cielo y mantecadas de Viena del Socorro, los corazones de Santa Gertrudis de San Clemente, las gallinas de leche o dátiles rellenos (una receta de una monja judía, explica María Luisa Fraga) de Madre de Dios, las posibilidades son variadas y la dulce recompensa, asegurada. Todos, a precios desde menos de tres euros en adelante.
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