El agua será más cara. La dirección de la Empresa Metropolitana de Agua (Emasesa) ha planteado una subida de su tarifa doméstica del 7%, un aumento de “45 céntimos al mes por persona de media”, para obtener 10,4 millones para destinarlos a intervenciones consideradas “críticas”, así como otras vinculadas a la sostenibilidad, como las de mejora de la calidad del tratamiento de aguas residuales.

El consejero delegado de Emasesa, Jaime Palop, ha iniciado una ronda de reuniones con los distintos grupos municipales presentes en el consejo de administración para abordar una revisión de sus tarifas para 2020 con el objetivo de generar recursos para un plan de inversiones en materia de sostenibilidad, lucha contra el cambio climático y ejecución de intervenciones urgentes y necesarias en las redes del área metropolitana.

La propuesta, que se elevará al próximo consejo de administración, establece como prioridad para 2020 lograr los recursos necesarios para poner en marcha un nuevo programa de inversiones vinculadas a la sostenibilidad y a intervenciones necesarias en las redes por un importe de 10,4 millones de euros. Esto se produce “especialmente después de que en los últimos ejercicios las tarifas se hayan mantenido congeladas o con leves actualizaciones”, según fuentes del Ayuntamiento.

La medida supondría un incremento medio mensual de 0,48 céntimos de euro por persona al mes de media. La revisión de tarifa propuesta tendría un impacto de 48 céntimos de euro por persona y mes, menos de 1,45 euro/persona en factura trimestral.Los 10,4 millones de euros se invertirán en la renovación de infraestructuras críticas de gran impacto sobre el área metropolitana “evitando riesgos graves sobre el suministro y el medio ambiente que puedan afectar a un número importante de ciudadanos”, según los planes de Emasesa. La empresa llevará al consejo de administración una batería de actuaciones con dos objetivos. Por un lado, medidas de adaptación y prevención de efectos de emergencia climática, entre otras para mejorar la calidad del tratamiento de aguas residuales (fósforo) y acciones de mejora de agua en origen (coloración, carbono activo) que “también se están viendo afectadas por los efectos del cambio climático”. Por otro lado, apunta al desarrollo de medidas para atender actuaciones en infraestructuras obsoletas que pueden derivar en “un riesgo claro e inminente sobre el correcto funcionamiento del servicio o pueden producir daños ambientales”.Entre las medidas, destaca la implantación de tratamientos avanzados en el sistema de depuración para la eliminación del fósforo en la depuración o la de nuevos tratamientos para seguir garantizando la calidad de agua en origen (cloración, carbono activo). En cuanto a las actuaciones en infraestructuras obsoletas o caducas, Emasesa ha cuantificado una inversión necesaria de 7,8 millones de euros al año, para hacer frente a una decena de intervenciones identificadas como “críticas”.