Embajadas de Sevilla en Extremadura

Calle Rioja

Juan Valdés presenta este martes un cuadro que viajará a Mérida y Francisco Núñez Roldán, su obra con la que ganó el premio Ciudad de Badajoz de novela.

Francisco Correal

03 de marzo 2014 - 01:00

LOS extremeños se tocan, sobre todo por Andalucía. Fronterizos en la venta del Culebrín, término municipal de Santa Olalla del Cala, en la ruta de la Plata por la que Patricia, asturiana de Mieres residente en Sevilla, suele viajar cada vez que se desplaza a la cuenca minera para ver a su familia. Hay entre Adriano y Trajano, hijos de Itálica, un paisanaje sentimental y cultural con Gladiator, un guerrero romano de ascendencia extremeña aunque en la película de Ridley Scott lo interpretó un actor australiano llamado Rosell Crowe.

Valga este introito de límites, hermandad de terruños, para glosar el triunfo en tierras de Extremadura de dos sevillanos adoptivos. Mañana, en puertas del Miércoles de Ceniza, el pintor Juan Valdés presenta en el Ayuntamiento de Sevilla su cuadro Las Musas del rey Momo. Es la mejor manera de despedir al Carnaval en su abrazo del calendario con la Cuaresma, tránsito en cualquier caso para darle la bienvenida a la primavera en la ciudad. Primicia mundial por estos pagos. Valdés nació en Badajoz en 1942 y con 17 años llegó a Sevilla, donde hizo toda su carrera artística.

Dos patrias que lo reconocen como uno de sus hijos muy ilustres, Valdés llenó tres autobuses con amigos sevillanos que acudieron a Mérida, capital de Extremadura, cuna de Gladiator, para asistir a la inauguración de una antológica de su obra. Tuve la suerte de formar parte de aquella expedición, en mi caso acompañado en el viaje por María Teresa Alvarado, una sevillana modernísima, viuda de Manuel Otero Luna, a la que la semana pasada le presenté en el hotel Inglaterra del que es reina consorte a Joaquín Leguina, quien fuera durante catorce años presidente de la Comunidad de Madrid. El cuadro que Juan Valdés presenta mañana en el Ayuntamiento viajará después a un museo de la romana Emerita Augusta para disfrute de sus paisanos de cuna.

Francisco Núñez Roldán es madrileño de nacimiento, pero desarrolló en Sevilla su trayectoria profesional dedicado a la enseñanza, hasta que se jubiló como catedrático de Inglés. Ha simultaneado ese oficio con el de la literatura e incluso el ensayo con un estudio de mucha enjundia sobre la intrahistoria de la prostitución de la Alameda en tiempos de más penurias y claroscuros. Forma parte de la tertulia de Cuadernos de Roldán, esa cuadrilla de nómadas entusiastas que lo mismo viajaban a Lisboa para homenajear a Saramago que se reunían para festejar el centenario de la bodega La Aurora. Gracias a Núñez Roldán tuve la oportunidad de conocer en el bar Las Teresas a Heinz Eidelmann, el artista checo creador de Curro, la mascota de la Expo, un diseñador ya fallecido con el que el catedrático de Inglés participó en una de esas series de cultura ilustrada que anima Pedro Tabernero, auténtico descubridor del artista que antes que inmortalizar a Curro II (el primero todavía protagonizaba tardes de gloria en la Maestranza) hizo para los Beatles un documental animado de Yellow Sumarine.

El tertuliano de Cuadernos de Roldán inicia la próxima semana una gira por diferentes capitales españolas con su última novela, Jaque al peón. Con este libro, ha ganado el premio de novela Ciudad de Badajoz con un jurado del que formaban parte, entre otros, Juan Eslava Galán, Luis Alberto de Cuenca o Marta Rivera de la Cruz. Una novela histórica que con la alegoría carnavalesca de Juan Valdés se convierten en embajadas de Sevilla en Extremadura. Una tierra que hace quince años tenía al Extremadura de Almendralejo en Primera División, en permuta de cuatro años con el Mérida. La tierra donde está enterrado Ramón Carande, sevillano de Palencia que descansa en Capela. Su hijo Bernardo Víctor alentó la revista Alor Novísimo, de idéntica inspiración extremeña, pero con una dimensión universal propia de su espíritu inquieto.

Todas las mañanas, la voz de Rafael Diéguez Carranco llega desde los estudios de su emisora de radio de la Sierra Norte, con sede en Alanís, a buena parte de Extremadura y los oyentes sevillanos conocen las ofertas publicitarias de negocios de Azuaga o Fuente de Cantos. Hubo quienes hicimos el servicio militar en el centro de instrucción de reclutas de Santa Ana, a tres kilómetros de Cáceres. La cercanía de la bellísima ciudad, coronada de las glorias indianas, mitigó el ardor guerrero que todo recluta llevaba dentro, aunque fue Muñoz Molina quien le dio categoría narrativa a su particular desagravio.

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