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Sevilla

Homenaje de la Escuela de Arquitectura al profesor Jorge Benavides

Familiares, en primera fila, y amigos en el minuto de silencio que la Escuela de Arquitectos ha guardado en memoria del profesor Jorge Benavides.

Familiares, en primera fila, y amigos en el minuto de silencio que la Escuela de Arquitectos ha guardado en memoria del profesor Jorge Benavides. / Juan Carlos Muñoz

La Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla (ETSAS) ha celebrado este jueves por la tarde un homenaje al profesor y arquitecto Jorge Benavides Solís. con la participación de su familia, así como de Joaquín Egea (presidente de ADEPA, la Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía con la que Jorge Benavides colaboró asiduamente), Víctor Fernández Salinas (catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla y miembro de ICOMOS-España, la asociación internacional vinculada a la UNESCO de la Jorge Benavides formó parte), Juan Luis Higuera (arquitecto por la ETSAS e investigador en el Laboratorio de Neuroarquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia, que fue alumno colaborador de Jorge Benavides en sus últimos años antes de la jubilación), Beatriz Corbacho, que habló en nombre de la familia, y Victoriano Sainz (profesor titular de Urbanismo de la Universidad de Sevilla, que moderó el acto).

Su familia, que agradeció la celebración de este acto, definió a Benavides como "un hombre bueno, alegre, lúcido, erudito, honorable", que siempre estuvo dispuesto a aprender, a estudiar, a escribir, a divulgar, y que fue a un tiempo "padre, abuelo, amigo, compañero, profesor, urbanista, viajero y ciudadano del mundo" cuya obra permanece.

Su ansia de aprender era tal que "desde los 5 años se iba al colegio temprano, llegaba el primero a la escuela y decía su madre que se quedaba sentado esperando media hora antes de la apertura de las puertas, cuando todavía no acababa de amanecer". En edad de bachiller, metía los pies en agua fría para no dormirse al estudiar durante largas noches. Le marcó su etapa de estudiante en un colegio Jesuita de Quito a donde sus padres lo mandaron con 14 años para vivir solo en la capital, mientras su familia seguía en San Gabriel.  

Juan Luis Higuera, Víctor Fernández Salinas, Victoriano Sainz, Joaquín Egea y Beatriz Corbacho en la memoria de Benavides. Juan Luis Higuera, Víctor Fernández Salinas, Victoriano Sainz, Joaquín Egea y Beatriz Corbacho en la memoria de Benavides.

Juan Luis Higuera, Víctor Fernández Salinas, Victoriano Sainz, Joaquín Egea y Beatriz Corbacho en la memoria de Benavides. / Juan Carlos Muñoz

Benavides nació en Quito pero su patria era San Gabriel, en el Carchi ecuatoriano, a donde la familia se trasladó siendo él muy pequeño. No creía en banderas ni patrias. Si la patria del hombre es su infancia, para él eso era San Gabriel. A Ecuador solía describirlo como “un país imaginario atravesado por una línea inexistente”.

Se graduó como Arquitecto en la Universidad Central del Ecuador. La arquitectura y el urbanismo fueron su profesión, el arte y la filosofía su forma de aproximarse al mundo y entenderlo. Un mundo del que tuvo siempre una visión crítica.

En un viaje de estudios a Segovia conoció a la madre de sus hijos, sevillana. Al separarse, él se quedó con sus hijos en Ecuador hasta 1986 y junto a sus padres y la inestimable ayuda de su madre los crió en Quito.Sus hijos cuentan que los fines de semana los llevaba a conocer pueblos, a descubrir lugares, cascadas. "A visitar a amigos, al circo, al cine, al teatro, llevando a menudo a nuestros primos, regalándonos una infancia intensa y feliz".

En 1990, con 47 años, él volvió a Sevilla a empezar desde cero. Compartió habitación con conocidos, se fue abriendo puertas llamando a un lado y a otro. Siempre con honestidad, siempre con rectitud, siempre comedido, siempre austero.Le interesó siempre compartir sus conocimientos, sus descubrimientos culturales y artísticos, y sus reflexiones. Comentaba a menudo que para "distraer las neuronas" estaba escribiendo, ya fuera un artículo, una crónica de viaje o una crítica artística. En los últimos tiempos gozaba de mucha felicidad y plenitud, estaba construyendo un proyecto de vida nuevo, en compañía.

Tenía una sensibilidad exquisita que lo hizo escribir versos incluso en los últimos momentos:"La amistad/ No respeta tiempo ni distancia/ Está, cuando lo compruebas,/Sonríes con afecto". 

Victoriano Sainz esbozó su recuerdo de Jorge Benavides como "un magnífico profesor y excelente compañero, como un buen amigo. Su trayectoria docente y profesional fueron inseparables de su conciencia cívica, que le llevaron a intervenir con tino y rigor en muchas de las cuestiones que la ciudad actual nos plantea. Fue un experto en urbanismo y patrimonio comprometido con la defensa de la ciudad como hecho cultural, que nos deja un importante legado que hemos de profundizar y desarrollar. Gracias, Jorge, por tu lección de vida".

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