La huelga convocada para hoy en el sector de las pompas fúnebres ha tenido un seguimiento mayoritario en el Tanatorio de la SE-30, según los sindicatos, mientras que la patronal ha asegurado que casi toda la plantilla ha acudido al trabajo.

El secretario de Negociación Colectiva de CCOO de Sevilla, Antonio Muñoz Lobatón, ha asegurado que sólo han acudido al Tanatorio de la SE-30 los trabajadores necesarios para cubrir los servicios mínimos, y ha cifrado en medio centenar los asistentes a la concentración convocada esta mañana ante las puertas del centro.

En declaraciones a Efe, Muñoz ha recordado que la patronal con la que negocian, la Asociación de Grandes Empresas de Pompas Fúnebres de Sevilla (Agefuse), está formada por aseguradoras, por lo que "tiene dinero de sobra, unos beneficios que podían emplear para pagar tiempo libre a sus trabajadores", que piden una reducción de la jornada laboral de 40 a 37 horas y media a la semana.

Por su parte, el gerente del Tanatorio de la SE-30, Fernando Pouso, ha afirmado que los manifestantes a las puertas del centro "no son más de 25", y ha añadido que está trabajando "la plantilla prácticamente al cien por cien, sólo han faltado dos trabajadores a este turno".

Los servicios mínimos establecidos para esta huelga, que durará hasta la medianoche de mañana, implican la recogida de cadáveres por orden judicial exclusivamente y los de domicilios, una vez transcurridas 24 horas.

Además, no se celebrarán entierros hasta 48 horas después de los fallecimientos ni habrá servicios religiosos, ni velatorios ni arreglos de los cuerpos y en los hospitales los fallecidos permanecerán hasta 48 horas en las cámaras frigoríficas.

Esta huelga sigue a otras medidas como la manifestación realizada el 25 de febrero en Sevilla, a la que acudieron algo más de un centenar de trabajadores de funerarias, que marcharon desde la Alameda hasta la Puerta de Jerez.

Según Luis González, las propuestas de la última negociación, celebrada entre la patronal y los trabajadores, se fijaron por parte de las empresas en una reducción de doce minutos al año, lo que a los sindicalistas les ha parecido "una tomadura de pelo", por lo que continuaron su calendario de movilizaciones, que fue apoyado por la mayoría, con un único voto en contra.