Modernas cestas de toda la vida
l Calle Regina, 15.
BOTELLAS Y LATAS
Aunque no sea fácil encontrarlos, en todos los ámbitos quedan huecos de mercado. Y hay quien, de manera más o menos consciente, los encuentra. Parece el caso de Carlos Calzada, cocinero vocacional que, cansado de los horarios imposibles de su trabajo, dejó los fogones por el mostrador de Botellas y Latas, la tienda de alimentación que en octubre cumplió cuatro años.
Aunque el criterio a la hora de adquirir productos es el suyo propio, Carlos cuenta que luego lo va "adaptando al público". Y eso, en diciembre, tiene una consecuencia clara: hay que hacer cestas de Navidad. Como la mayoría de quienes las piden son habituales, se ponen en sus manos: "Está bien porque es un voto de confianza, aunque a veces tienes que exprimirte la cabeza. Me dicen más o menos cuánto quieren gastarse y listo". Los precios, en consecuencia, oscilan del mismo modo que cambian las posibilidades de la gente. "He hecho desde un paquetito de 10 euros hasta una cesta de 450. Siempre cosas muy finas", aclara. Las hace "en los ratos muertos, a mediodía, por la noche. Menos mal que me dejan el local donde estaba el bar La Tahona para que pueda ir dejándolas". Toda esta explicación no es una queja. Porque gracias a las ventas de estas fechas puede superar la complicada "inercia de verano", que se concreta en un tremendo bajón de las ventas entre junio y septiembre y en unas obligadas vacaciones de agosto.
¿Y qué llevan las cestas? Pues los productos de la tienda: vinos, chacinas, quesos, conservas, patés, cafés, legumbres ("siempre del año"), especias...
Pero cuidado, reniega de la etiqueta fácil de delicatessen. "Esto es una tienda de comestibles, del estilo de las que ha habido toda la vida, con una estética un poco diferente", aclara. Y añade: "Con los centros comerciales, este tipo de tiendas casi dejó de existir. Ahora la gente demanda productos diferentes y un trato personal. Quieren un sitio de confianza en el que conozcan sus gustos".
Y precios razonables, claro. "No me interesa la alimentación de diseño, en la que el continente cuesta lo mismo o más que el contenido, ni las cosas muy caras. Sí hay productos caros, pero es que son caros. Siempre busco un buena relación calidad-precio".
Se confiesa mal vendedor, de manera que, para no recomendar nada a ciegas, ha probado "casi todo" lo que hay en la tienda. Además, emplea a los clientes habituales para confrontar criterios. Se ve que la confianza es mutua. Buen método para sortear la crisis.
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