Fernando Pérez Royo. Profesor emérito de la Universidad de Sevilla

"El PSOE debería haber intentado llegar a un acuerdo con el PP sin Rajoy"

  • Catedrático de Derecho, perteneció a esa generación de eurocomunistas que terminaron en las cercanías del PSOE. Después de pasar por el Congreso, estuvo 17 años en el Parlamento Europeo.

Aunque dio sus primeros pasos en un cuartel de Caballería, Fernando Pérez Royo (Alcalá de Guadaíra, 1943) terminaría siendo con el tiempo una de las principales cabezas pensantes de la izquierda andaluza durante los años ochenta y noventa. Discípulo de Jaime García Añoveros, al que todavía nombra con el tratamiento de don -dejando claras sus buenas maneras universitarias-, pertenece a esa generación eurocomunista que le dio al PCE de su época un aire intelectual y burgués. Participó en grandes aventuras políticas, como las Cortes Constituyentes o el desembarco de los diputados españoles en el Parlamento Europeo, en el que estuvo 17 años -primero con IU y después con el PSOE- y del que llegó a ser uno de sus 14 vicepresidentes. Precisamente en Europa desarrolló su afición a los grabados antiguos, de los que tiene una buena colección, "pero completamente desordenada". Después de años ejerciendo como catedrático de Derecho Financiero y Tributario, actualmente es profesor emérito de la Universidad de Sevilla, institución en la que aún conserva un despacho al que, como fue testigo el entrevistador, se acercan espontáneos para hacer consultas variopintas. Por ejemplo: "¿Las ong tienen que pagar el IVA?". 

-Usted fue discípulo de García Añoveros, el ministro de Hacienda de la UCD entre 1979 y 1982 que le pasó el testigo a Miguel Boyer.

-Sí, fui el primer discípulo de don Jaime cuando llegó a Sevilla a dar clases como catedrático de Economía y Hacienda Pública, en 1961.

-Tenía fama de ser un hombre con personalidad.

-Sí, tenía una gran personalidad y una gran cultura. Era muy aficionado al arte, a la lectura, a la política... Cuando acabé la carrera fui a hablar con él y me acogió encantado en su departamento, que entonces era prácticamente monopersonal. Le tuve un gran respeto y, pese a que llegamos a ser muy amigos, siempre le traté de don, al igual que él trataba a su maestro, don Fernando Sainz de Bujanda.

-Sin embargo, cuando él era ministro de Hacienda usted era diputado por el PCE. ¿No enfrió eso la relación? ¿Mantuvieron algún debate subido de tono?

-Mantuvimos algún debate, pero no subido de tono, porque los dos éramos personas tranquilas y sosegadas. Pese a que representábamos opciones políticas distintas siempre conservamos la amistad. De hecho, me vino a visitar al calabozo la única vez que estuve detenido debido al estado de excepción por el Proceso de Burgos, en 1970.

-¿Cómo fue eso?

-Pepe Cabrera, que había sido jugador del Betis y del Sevilla, consiguió que nos pudieran visitar en la Gavidia porque el comisario de la Brigada Político-Social era muy aficionado al fútbol. El grupo que vino a verme -yo estaba detenido con Manolo Chaves- estaba compuesto por el mismo Pepe Cabrera, Miguel Piñero, Añoveros y mi padre. Y, lo más importante, cuando yo hice la oposición para entrar en la universidad, don Jaime, que sabía perfectamente mi filiación política, me apoyó con generosidad.

-Su padre era médico militar, ¿no?

-Sí, los siete primeros años de mi vida los pasé en el cuartel de Caballería de Sagunto, que se encontraba en Bellavista, que entonces parecía estar lejísimos. Cuando mi padre iba a Sevilla lo hacía a caballo.

-¿Por qué ingresó en el PCE?

-Porque eran los únicos que hacían oposición al franquismo.

-¿Pero fue usted un comunista de verdad o un mero compañero de viaje?

-Comunista de verdad. Tenga en cuenta que entonces el marxismo era muy importante y tenía prestigio. Antes de ingresar en el PCE ya me había leído El capital entero.

-Fue de los pocos...

-Peor fue mi hermano Javier, que tradujo del alemán los tres tomos de los Cuadernos fundamentales, que son algo así como el borrador de El capital... De todas maneras tenga en cuenta que el PCE de mi época era eurocomunista y con una orientación socialdemócrata, como era Carrillo. El principal punto de aquel PCE era la reconciliación nacional y, junto a los italianos, éramos el único partido comunista europeo que era partidario del Mercado Común...

-Dicen que usted era una de las mejores cabezas de la izquierda de los ochenta. ¿Qué opina de la izquierda española actual?

-La veo mal. La política en todo el mundo sufre una crisis muy severa, crisis que se aprecia de forma más nítida en la izquierda, quizás porque, simplificando mucho, tiene una visión de la política más moral y transformadora. Tradicionalmente, la izquierda en España funcionaba con dos patas: el movimiento político (PSOE, PCE) y el movimiento sindical (UGT, CCOO). Actualmente el movimiento sindical está en peores condiciones aún que el político. ¿Dónde hay sindicatos? Sólo en las grandes empresas y en la Administración Pública. La izquierda está rota...

-Pero últimamente ha irrumpido en la izquierda una nueva fuerza que ha cambiado por completo el panorama. Nos referimos, evidentemente, a Podemos.

-A Podemos lo veo con interés y preocupación. Creo que su planteamiento es oportunista, populista y con un trasfondo ideológico comunista que no quieren reconocer. Se equivoca al creer que su principal adversario es el Partido Socialista. Por lo tanto, veo muy difícil la formación de una izquierda unitaria.

-Fue muchos años eurodiputado con IU y el PSOE e, incluso, fue vicepresidente del Parlamento Europeo...

-Bueno, hay que decir que el Parlamento Europeo tiene 14 vicepresidentes, porque allí todo está pensado para que todo el mundo tenga algún juego.

-¿Y eso es bueno o malo?

-El Parlamento Europeo tiene poco poder dentro del esquema de las instituciones europeas y necesita mayorías amplísimas para imponer algo, lo que obliga a continuos acuerdos entre los dos grandes grupos, el democristiano y el socialista, y por eso existen esos mecanismos de consenso tan fuertes. Creo que esto es bueno.

-Hoy en día se critica que la Unión Europea es poco democrática y está manejada por unas élites burocráticas.

-Soy muy crítico con los que hacen estas afirmaciones. Es cierto que la UE tiene déficits democráticos, pero cada vez es menor la preponderancia de los elementos burocráticos. Al principio, el Parlamento apenas tenía competencias en Agricultura y Presupuestos, y ahora, sin embargo, éstas son mucho más amplias. Aun así, se debe seguir avanzando hacia un modelo en el que el Parlamento tenga cada vez más poder.

-¿Cuando llegó a la política europea sintió un choque cultural?

-No, porque los grandes cambios en España (la Constitución, la mayoría del PSOE del 82 y el ingreso en la UE, en 1985) ya se habían operado. Los políticos españoles llegamos al Parlamento europeo y nos integramos en nuestro grupos sin mayor problema.

-En 1992, tras una bronca con Julio Anguita, abandonó el PCE y el escaño de IU. Dos años después, vuelve al Parlamento Europeo con el PSOE. ¿Fue una crisis ideológica o una cuestión personal?

-Fue todo. Desde hacía mucho tiempo yo estaba bastante aislado y no aceptaba planteamientos muy importantes del PCE, como era, fundamentalmente, el enfrentamiento de Anguita con el PSOE y su tesis de las dos orillas, según la cual en una estaba IU a solas y en la otra PP, PSOE, CiU... Tampoco comulgaba con el cambio de la tradicional postura del PCE a favor de la Unión Europea. Al final, casi ni me hablaba con mis compañeros del Parlamento Europeo... Decidí marcharme. Eso sí, lo que no he sido nunca es anticomunista. Ahora me da pena ver en lo que ha quedado el Partido Comunista.

-¿Le llamaron traidor?

-No. Seguí conservando buenos amigos.

-¿Se sigue considerando del PSOE?

-Sí, aunque no soy afiliado. Me considero socialista y lo paso muy mal cuando veo la situación actual del PSOE. No entiendo a Pedro Sánchez ni a Susana Díaz. Ya es tarde, pero creo que el PSOE debería de haber intentado llegar a un acuerdo con el PP sin Rajoy, que es un impresentable que ha sido el jefe de Bárcenas y ha cobrado en negro. Se podría haber llegado a acuerdos en puntos fundamentales: el primero y más importante es la reforma de la Constitución para arreglar el problema catalán -algo que no gusta a Susana-. También se debería haber llegado a acuerdos sobre los recortes, la reforma educativa o la negociación colectiva.

-¿Quién tiene la culpa de este bloqueo de la política española?

-Todos: Pedro Sánchez, Susana Díaz, la generalidad de los barones... Pero, sobre todo, el PP.

-Cambiemos de tercio con una pregunta dirigida al catedrático de Derecho Tributario: ¿es justo el sistema tributario español?

-El sistema tributario español es comparable a todos los que existen en Europa. Por supuesto que el IRPF podría ser más progresista o que se deberían hacer modificaciones en el Impuesto de Sociedades, ya que al final sólo lo pagan las empresas medianas, pero eso pasa también en otros países europeos... El problema fundamental de nuestro sistema tributario es el fraude.

-¿Es muy superior comparado con nuestro entorno europeo?

-España tiene un nivel de fraude muy alto. El gran problema no son tanto las grandes empresas como la economía sumergida, el pequeño fraude.

-Pero controlar eso, la factura de un fontanero, es casi imposible.

-No, no es imposible. En España hay pocos inspectores y con pocos medios si lo comparamos con los grandes países europeos. Los inspectores se dedican sólo a las operaciones de postín, a las grandes empresas y contribuyentes, y muchos de ellos suelen pedir la excedencia para trabajar en la empresa privada. Hace falta una policía fiscal de a pie. En Bruselas, un taxista tiene que llevar su libro de ingresos y, de vez en cuando, un inspector se presenta en su casa para revisarlos.

-¿La amnistía fiscal fue un error?

-La amnistía fiscal siempre es un error, porque siempre se dice que es la última pero la gente sabe que no lo es.

-¿Y es una injusticia?

-Sí claro, es una injusticia, pero ya no se puede dar marcha atrás.

-Usted ha escrito sobre la historia del IRPF. ¿Cómo surgió este invento?

-Lo inventó en 1799 el primer ministro británico William Pitt para financiar el esfuerzo de guerra contra Napoleón. A España llegó con la II República, pero sólo para los contribuyentes que ganasen más de 100.000 pesetas al año. Durante el franquismo continuó, pero la recaudación era marginal (menos del 1% del PIB) y se dirigía exclusivamente a pagar las becas de enseñanza, que entonces eran muy pocas. Cuando llegó la Democracia, la primera ley que hicieron las Cortes Constituyentes se llamaba de Medidas Urgentes de Reforma Fiscal, la cual incluía fundamentalmente tres cosas: la aprobación del delito fiscal, que aunque existía desde 1870 no se aplicaba nunca; la creación del Impuesto del Patrimonio y el levantamiento del secreto bancario. Todo estaba encaminado hacia la creación del IRPF, que finalmente lo presentó el ministro Fernández Ordóñez y se aprobó con un amplio consenso entre la UCD y el PSOE.

-Dicen que el IRPF sólo lo pagan las clases medias.

-Prácticamente el 90% de la recaudación del IRPF proviene de las retenciones sobre las rentas del trabajo, que van desde el que gana muy poco al que gana muchísimo.

-¿Y las famosas sociedades de inversión de capital variable (Sicav) tan criticadas por la izquierda? Dicen que son una de las formas preferidas de evasión fiscal de las grandes fortunas.

-El problema son los abusos. Las Sicav en sí mismas son un sistema de inversión colectiva y, por lo tanto, apenas pagan impuestos. Sus componentes sólo tienen que pagar cuando retiran los beneficios de dichas inversiones. El problema es que muchas de estas Sicav tienen un solo inversor verdadero que controla el 99% de la misma y el resto son testaferros a los que se llaman mariachis y que apenas tienen un 1% de las participaciones. Es decir, que estas Sicav son utilizadas fraudulentamente como una forma de inversión individual pero sometida a una fiscalidad de inversión colectiva, que es mucho menor. Lo que hay que hacer es regular mejor las Sicav para que no se cometa el fraude, pero Hacienda no quiere porque dice que, entonces, las grandes fortunas se van a otros países.

-¿Y los impuestos indirectos? Nos quejamos mucho, pero en los países nórdicos son mucho más altos.

-Es difícil hacer comparaciones. Los países nórdicos tienen un IVA muy alto porque, sin embargo, apenas tienen cuotas de la Seguridad Social, por lo que las prestaciones y las pensiones se pagan con el IVA.

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