-Usted era partidario de la enajenación de bienes de la Iglesia de Sevilla para salir adelante. Atrás quedan las ventas de San Telmo o de la Escuela Francesa como referentes en los últimas tres décadas. ¿Cree que se deben seguir vendiendo bienes?

-La Iglesia de Sevilla tiene hoy pocos bienes inmuebles. La venta de San Telmo fue favorable para todas las partes. La Escuela Francesa formaba parte de un legado, se vendió porque el Arzobispado de Sevilla no es precisamente rico, tiene muchas necesidades. Aquí no hay rentas ni grandes valores. Es lo comido por lo servido. Ya no hay mucho de los que disponer.

-Parece que el último informe del IAPH sobre el estado de conservación del Giraldillo indica que será necesaria una nueva intervención. La alabada restauración de la veleta no ha dado el resultado esperado. ¿Qué sabe usted al respecto?

-Hace menos de un mes que el maestro mayor de la Catedral, Alfonso Jiménez, y yo nos reunimos con miembros del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico con el fin de retomar de nuevo ese tema. Estamos a la espera de un nuevo informe que nos tienen que remitir. El propietario es el Cabildo Catedral, pero se trata de un bien de interes cultural. Creo que en septiembre nos dirán algo. Ya nos mandaron un informe, pero deben mandarnos otro más actualizado. Parece que hace falta otra intervención, sí... Si efectivamente hay que hacerla, nosotros lo que queremos saber es cuándo, cuánto cuesta, en qué consiste y quién la puede hacer. Por ahora hay que esperar.