Sevilla

"Patio y chabolo, patio y chabolo"

  • Virtudes García Acosta, hermana del cura Diamantino, pide en Sevilla 1 la excarcelación de presos con patologías terminales y alternativas al hacinamiento como la mediación penal o trabajos en la comunidad

Mauricio Amaya el Morao, cantaor de Triana, ya está en el escenario del salón de actos del Centro Penitenciario Sevilla 1. Le acompaña a la guitarra su sobrino Antonio. Se sumaron a la delegación que ayer fue a la cárcel a felicitarles las Fiestas a los reclusos y recordar sus derechos en el sexagésimo aniversario de la Declaración Universal. La comitiva la preside Virtudes García Acosta, hermana del cura Diamantino, salmantina como él de Ituero de Azaba, a 22 kilómetros de Ciudad Rodrigo.

En el salón de actos sólo queda un sitio libre, que ocupa este periodista. "¿Tú te acuerdas del caso de la catana? Yo era el que llevaba la catana. Entré con 17 años en la cárcel y me quedan cuatro años y medio". Se llama Javier, es sevillano de los Bermejales y contará su historia mientras que Virtudes detalla el escalofrío de las estadísticas carcelarias -un 8 por ciento padecen enfermedades mentales graves, un 40 por ciento trastornos de personalidad- y el Morao y su sobrino animan a algunos presos y reclusas a subirse al escenario. Valme Moya Guzmán, 30 años, de Dos Hermanas, que admira a Malú, Merce y El Arrebato, es toda una artista. La acompaña en el desparpajo Raquel Machuca, 25 años, del Polígono Norte. Virtudes dirá que el estigma de la mujer presa es mayor que el del varón. El marido muchas veces está preso y sobre ella recae en la celda la responsabilidad familiar.

"Farruquito estuvo en mi módulo". El joven de la catana repite una y otra vez el latinajo jurídico modus operandi y pese a su juventud se considera un veterano a la fuerza. "Farruquito es un artista y nosotros unos desmayaos. He jugado con él varias veces al parchís. Echaba para un lado el humo de los porros, le molestaba".

Dice Virtudes que la cárcel no sirve para nada. En nombre de la Asociación Derechos Humanos, pide la excarcelación de enfermos graves y terminales, también de aquellos que tengan patologías depresivas. Una ONG hace trabajos terapeúticos, pero la hermana del cura Diamantino dice que la cárcel no es el lugar más adecuado para hacer terapias. Además, apenas hay psiquiatras.

"A mí me ven más criminólogos que psiquiatras". El joven de la catana es el pequeño de los cuatro hijos de un pintor de brocha gorda. "Cada mes les mando doscientos o trescientos euros. Soy yo el que los mantengo". Aunque Virtudes pide a la Consejería de Justicia que acerque a los presos a sus lugares de residencia, este recluso ha solicitado el traslado a la cárcel zaragozana de Daroca. "El frío es lo de menos. Aquí hay gente que se está comiendo la condicional". Entró muy joven. No conoció en la calle empleo ni novia. "Yo no sé lo que es eso. He echado los dientes aquí, como quien dice". Sigue el espectáculo con su compañero de celda, un preso mayor que él, "un taleguero nato", que ha entrado varias veces, vecino de las Tres Mil Viviendas. Un ejemplo de lo que dirá Virtudes García Acosta: un 75 por ciento de los que entran en la cárcel más de una vez son reincidentes en el delito. "Acostumbrado a un patio, sales a la calle y flipas, te crees que los coches están volando. Patio y chabolo, patio y chabolo. Ésa es nuestra vida". Aunque no tienen pay per view, Javier dice que verán el Barça-Madrid "a la remanguillé". Está más pendiente, por razones de vecindad, del Sevilla-Betis del día de Reyes. "Yo estudié en el Claret, aunque me desvié de la doctrina cristiana. Espero que Dios me dé una oportunidad porque estoy deseando llevar al colegio a mi sobrino Alejandro. Tengo otros dos sobrinos de mi hermana, gemelos, rubios, Carlos e Israel".

La representante de Derechos Humanos propone alternativas a la excarcelación, que además resolverían el grave problema del hacinamiento de las cárceles andaluzas: la mediación penal -en delitos leves, el infractor y la víctima llegarían a un acuerdo- o trabajos al servicio de la comunidad. Con herramientas de carácter social como empresas de inserción laboral o casas de acogida.

"Farruquito va a cumplir tres años por matar a una persona. A mí me echaron 23 años que se quedan en veinte como máximo castigo y Baena Bocanegra los redujo a nueve, por cometer 23 atracos sin resultado de muerte. A mí me cayó la pena más fuerte porque llevaba la catana. Los otres tres iban encapuchados, decían que era un atraco y yo le ponía la catana en el pescuezo al dueño de la joyería. Cogíamos el dinero, lo encañonábamos y nos íbamos, dos en coche y dos en moto. La moto nos la requisaron".

Derechos Humanos visita todos los años a los presos en el día mundial del Sida. En la delegación iban Juan Saá, profesor de Filosofía, o Edy, un joven de Santo Tomé y Príncipe que es becario en la comisión española de Ayuda al Refugiado. El de la catana salió sólo dos veces "para ir al hospital esposado, con tres policías". Le da pena por su madre, Romana de nombre. "De niño fui con ella a Santa Olalla de Cala, su pueblo. Me tenía que haber quedado allí, con ese castillo tan bonito".

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