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La Policía busca incoherencias en la secuencia del crimen

El Grupo de Homicidios toma declaración de nuevo a la novia de Miguel y a los padres de ésta · Los testigos insisten en que el asesino llegó a la casa de Camas a las 22:50

La Policía busca incoherencias en la secuencia del crimen
F. Pérez Ávila

10 de marzo 2009 - 05:03

La Policía Nacional está tratando de reconstruir otra vez la secuencia horaria del crimen de Marta del Castillo Casanueva para detectar posibles incoherencias en las versiones del asesino confeso, Miguel Carcaño Delgado, y los otros tres implicados en el caso, su hermano Javier Delgado, su amigo Samuel Benítez Pérez y un menor de 15 años conocido como el Cuco. Para ello llamó ayer a declarar a la novia del asesino, una joven de 14 años vecina de Camas, y los padres de ésta, en cuya casa había vivido Miguel durante los últimos meses.

Estas tres personas declararon ayer durante más de cuatro horas, entre las diez de la mañana y las dos de la tarde, ante los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional. Según explicaron ayer a este periódico fuentes de la investigación, los agentes centraron el interrogatorio en la secuencia horaria de los hechos. Los testigos sostuvieron lo mismo que en su declaración.

La madre de la novia confirmó de nuevo que Miguel Carcaño llegó a su casa de la calle Camino del Monte, en la barriada camera de Caño Ronco, sobre las once menos diez de la noche del 24 de enero. Luego se fue a dormir porque tenía que trabajar a la mañana siguiente. A las cuatro y veinte de la madrugada ella misma le despertó y le preparó el desayuno. Según la declaración de esta mujer, Miguel salió de su casa sobre las cinco de la madrugada del domingo para dirigirse al bingo en el que trabajaba como limpiador.

El presunto asesino debió pasar toda la noche en la casa de Camas porque la madre de su novia apenas durmió debido a que estuvo atendiendo a uno de sus nietos, un bebé de corta edad, que estaba malo con un problema de gases. Si salió de la casa entre las once menos diez de la noche y las cinco de la madrugada debió hacerlo con excesivo sigilo.

La Policía trata de recomponer la secuencia horaria de los hechos debido a que existen ciertas contradicciones en la versión de los implicados. Según el primer relato de los hechos, Miguel mató a Marta en su casa de León XIII entre las ocho y las nueve de la noche y llamó luego a su amigo Samuel Benítez, que tardó poco más de media hora en llegar desde Montequinto. Pese a que dijo que lo había llamado a su móvil desde una cabina telefónica cercana, la Policía no ha encontrado esa llamada en ninguna de las cabinas próximas al domicilio del Bajo C del número 78 de la calle León XIII donde se cometió el crimen.

Samuel aseguró que regresó desde Montequinto en el autobús de línea hasta el Prado de San Sebastián y desde aquí a pie hasta León XIII. Luego, según la versión de ambos, llamaron al Cuco para que trajera el coche de su madre. Ante el juez, en cambio, Samuel negó haber visto a Miguel en toda la noche.

Cuando llegó a la casa, el menor aseguró que se había encontrado con Javier Delgado, el hermano mayor de Miguel. La presencia de este hombre en el escenario del crimen no había sido mencionada antes ni por el asesino confeso ni por su cómplice. Este hombre cuenta en su favor con la declaración de su ex mujer, a cuya casa llegó a las nueve y cinco de la noche y de la que salió pasadas las once. Después, Javier recogió a su novia actual y la llevó al piso de León XIII, donde ella se quedó estudiando toda la noche mientras Javier se fue a un bar de copas de su propiedad. La Policía y el juez piensan que el hermano del asesino se dedicó a limpiar la sangre y borrar huellas.

Miguel y Samuel trasladaron el cuerpo de Marta envuelto en una manta en el asiento trasero del coche de la madre del menor hasta el puente de Camas desde donde lo arrojaron al río. Según la confesión del asesino, se habrían deshecho del cuerpo sobre las diez y media de la noche. La Policía está intentando descubrir incoherencias en la secuencia horaria de los hechos, porque hay algo que no termina de encajar, y no descartan que los implicados en el crimen hayan mentido en sus declaraciones anteriores tanto en la Jefatura como en el juzgado.

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