Sucesos

'Romanzo criminale' en Sevilla

  • La Policía detiene en un bar de Ramón y Cajal a un prófugo napolitano que mató a su hermano en 2016

  • Le asestó cuarenta puñaladas tras una discusión por una herencia

El bar La Terraza, donde trabajaba el detenido. En la esquina superior derecha una imagen suya.

El bar La Terraza, donde trabajaba el detenido. En la esquina superior derecha una imagen suya. / Víctor Rodríguez

Cuentan en el bar La Terraza que Luca Materazzo era un tipo raro. Servicial y educado, pero extraño, que a veces se quedaba mirando a quien le hablaba como si estuviera ido y que se emocionaba cuando una familia entraba en el establecimiento. Incluso se le saltaban las lágrimas. Un detalle que no pasó desapercibido para sus compañeros de trabajo.

Materazzo, segundo por la izquierda, con sus compañeros del bar de Ramón y Cajal. Materazzo, segundo por la izquierda, con sus compañeros del bar de Ramón y Cajal.

Materazzo, segundo por la izquierda, con sus compañeros del bar de Ramón y Cajal. / Voce Di Napoli

"El día que lo conocí me dio buena impresión. Me pareció atractivo. Se acercó a mí y se presentó. Me dijo 'Hola, soy Luca, soy italiano y tengo 27 años'. Hasta ahí todo bien. Cuando hablé con él dos veces, ya me di cuenta de que no me inspiraba confianza. Me contó que los padres habían muerto de cáncer cuando él era pequeño. Yo le pregunté si tenía hermanos. Me dijo que sí, pero que no se relacionaba con ellos porque se habían peleado por la herencia. Eso me extrañó. La muerte de unos padres y una bronca por una herencia no son algo que se cuente así, casi con orgullo, a una persona a la que acabas de conocer. Yo decidí continuar barriendo el bar y él venía detrás contándome la historia".

Sus compañeros del bar lo definen como una persona rara, aunque amable

El detenido está a la espera de ser extraditado para su juicio en Italia

Quien así habla es una empleada de esta cafetería ubicada en el número 15 de la avenida de Ramón y Cajal, donde Materazzo servía cafés y desayunos a diario desde la pasada primavera. Y donde pasaba prácticamente todo el día. "Estaba aquí siempre. Yo termino mi horario y me marcho rápido a casa, pero él se quedaba aquí toda la tarde. No conocía a nadie en Sevilla, no se relacionaba, aunque con los clientes era muy amable, eso también hay que decirlo".

La joven camarera, como otros empleados del bar, prefiere permanecer en el anonimato. Ni ella ni el resto de sus compañeros podían sospechar que su compañero era un prófugo de la Justicia italiana, buscado por el asesinato de su hermano desde hace más de un año. La Policía Nacional lo detuvo el pasado martes 2 de enero, en cumplimiento de una orden internacional de búsqueda y captura emitida por la Justicia italiana. A Materazzo, napolitano de 36 años (mintió en la edad que le dijo a su compañera), se le acusa de asestar cuarenta puñaladas a su hermano Vittorio, un ingeniero de 51 años. El crimen ocurrió la noche del 28 de noviembre de 2016 en el portal de la casa de la víctima, en el Viale Maria Cristina di Savoia, en el barrio de Chiaia, la zona más exclusiva de Nápoles.

Arresto de Luca Materazzo en Italia. Arresto de Luca Materazzo en Italia.

Arresto de Luca Materazzo en Italia. / Corriere del Mezzogiorno

El cuerpo del fallecido, en el suelo El cuerpo del fallecido, en el suelo

El cuerpo del fallecido, en el suelo / ANSA

El móvil del crimen fue un enfrentamiento entre los hermanos por la herencia del padre. Así al menos lo publicaron diversos medios italianos. Vittorio, la víctima, se negaba a repartir la herencia, mientras que Luca, el presunto autor del crimen, exigía su parte. Vittorio era ingeniero y no tenía una necesidad urgente de dinero, mientras que su hermano menor no tenía ingresos y vivía de la ayuda de sus hermanas y del dinero que le dejaban unos amigos. El padre, Lucio Materazzo, octogenario, falleció en el año 2013, una muerte en extrañas circunstancias que nunca quedó esclarecida. La Justicia italiana consideró que fue una muerte natural, pero la autopsia no pudo revelar la causa exacta del fallecimiento. Se llegó a investigar a Luca como responsable de la muerte del padre, pero la causa finalmente quedó archivada, después de que se exhumara el cadáver y los forenses certificaran que éste no presentaba ningún signo de violencia.

A pesar de que Luca Materazzo mantuvo que era inocente desde el principio, la Policía halló ADN suyo en el cuchillo con el que fue asesinado su hermano. Y también encontró en un lugar próximo a la escena del crimen una chaqueta suya manchada de sangre de la víctima. Tras la muerte de su hermano, Luca Materazzo se dio a la fuga y permaneció en paradero desconocido durante más de un año.

La Policía napolitana investigó sus cuentas bancarias y descubrió que desde dos meses atrás había ido sacando periódicamente grandes cantidades de dinero en efectivo. En total había llegado a retirar 30.000 euros, que los investigadores creen que utilizó para comprar unas tarjetas de crédito prepago, a nombre de otra persona o con una identidad ficticia, con las que poder realizar movimientos de dinero en otros países sin levantar sospechas. Por eso los encargados de la investigación creen que había planeado el crimen a conciencia desde varios meses antes de cometerlos.

En la primera fase de la investigación, la Policía peinó todos los vuelos que salían de Nápoles y Roma. Examinó las cámaras de seguridad de los aeropuertos sin encontrar ninguna imagen del sospechoso. Los agentes pensaron entonces que podía haber salido de Italia en autobús. En un principio creyeron que podía haberse dirigido a algún país del Este de Europa, como Polonia, Albania o Rumanía. A estos tres países hay rutas diarias desde la estación de autobuses de Nápoles, en vehículos que parten cada mañana con trayectos que cuestan alrededor de noventa euros y que cruzan media Europa en trayectos de varios días.

Tras más de un año de investigación y con el sospechoso en paradero desconocido, la Policía lo localizó en Sevilla. Hace dos semanas, la víspera de Nochebuena, los empleados del bar La Terraza colgaron una foto en Facebook en la que él aparecía. Posan todos sonrientes con gorros rojos de Navidad. Todos visten de negro salvo Materazzo, que lleva un polo azul de mangas cortas. Estaba igual de fibroso que un año atrás y se había dejado una barba de unos días.

En el mismo lugar donde se hizo la fotografía fue arrestado sobre las dos y media de la tarde del 2 de enero. Varios policías nacionales entraron en el establecimiento, que estaba abierto al público y con varios clientes, y preguntaron por el camarero italiano. Éste les dijo que tenía la documentación en su casa, quizás buscando una excusa para fugarse. Los agentes bloquearon la salida y el sospechoso finalmente admitió ser Luca Materazzo. Desde entonces permanece privado de libertad. Fue conducido inmediatamente a Madrid, a la Audiencia Nacional, como es habitual cuando se trata de un detenido por un crimen ocurrido fuera de España. Ahora ha comenzado un proceso de extradición para que el sospechoso pueda ser devuelto a Italia y sea juzgado por un tribunal de este país.

Durante la última semana, el bar La Terraza ha sido casi un centro de peregrinación de periodistas italianos, algunos de los cuales han venido a Sevilla expresamente para informar de la detención de su paisano. "Nos quedamos de piedra". Los camareros admiten estar ya muy hartos de este asunto. Por eso piden que no se les identifique. Bastante, dicen, tuvieron con trabajar codo con codo durante meses con un asesino, un tipo cuya historia podría ser contada en una romanzo criminale, una novela negra, de las muchas que la literatura italiana ha deparado a lo largo de la historia.

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