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Savia americana para regar la espiritualidad de Sevilla

  • Iniciación. El monasterio de san Clemente, regido por una abadesa colombiana, acogió en el seno de la Orden del Císter a una nueva hermana venezolana

La comunidad de San Clemente, con su nueva hermana y el padre David Dziezic.

La comunidad de San Clemente, con su nueva hermana y el padre David Dziezic.

Los tiempos cambian y ahora es América la que evangeliza Sevilla. Jacquelyne, colombiana, madre abadesa del monasterio de San Clemente, acogió en esta casi milenaria orden del Císter a la hermana Yelitza Lorena Cárdenas Briceño, venezolana, en una ceremonia que no ha perdido un ápice de su solemnidad en un edificio construido en el siglo XIII y conservado por unas monjas plenamente integradas en el siglo XXI.

Todo ocurrió el pasado sábado 20 de agosto, festividad de San Bernardo. Este monje nacido cerca de Dijon, la población francesa en la que se editaron los primeros ejemplares del Ulises de James Joyce, se unió al Císter el año 1111. Sus reglas y las de San Benito son la guía espiritual de esta comunidad que debe su nombre a la festividad de San Clemente, 23 de noviembre, día de 1248 que Fernando III eligió para la reconquista de la ciudad y la recepción de las llaves por parte de Axataf.

La vida ejemplar de San Bernardo aparece en el himno con el que se inició la ceremonia. La Salmodia incluye unos versos del Aleph, que mucho antes de ser un libro de Borges fue una parte fundamental de la Biblia (el principio de todo). Se leyeron las Reglas de la comunidad, habló la abadesa, procedió al interrogatorio y acompañada de otra hermana realizó un ritual sagrado, profundamente delicado, la vestición del hábito. Prendas de esta nueva andadura monástica que dos mujeres llevaban en sendas bandejas. Pura orfebrería mística, intimidad con público.

Yelitza Lorena nació en Caracas en 1976. Es la tercera de seis hermanos. Agradeció a sus padres la transmisión de la fe, a los hermanos su paciencia y a su abuela "por rezar tanto". Inició su emotiva intervención con una frase de Isaías, "como novia que se adorna con sus joyas".

Es la segunda novicia venezolana que de forma consecutiva ingresa en la comunidad de San Clemente. La vocación le surgió en la diócesis venezolana de Guarenas. El sacerdote que llevó su dirección espiritual viajó a Sevilla para presidir la celebración religiosa. "No lloré en mi ordenación sacerdotal y aquí no he podido evitar las lágrimas", dijo desde su casi dos metros de altura el padre David Dziedzic.

Este sacerdote nació en Cracovia en 1987, siendo Papa de Roma el antiguo arzobispo de esa ciudad Karol Woyjtila. En 2016 llegó a Venezuela, donde con otros tres sacerdotes polacos y un seminarista venezolano forma parte de la congregación Palotina, fundada por San Vicente Paloti, santo italiano del siglo XIX. El padre Dziedzic quiere aprovechar bien sus vacaciones pastorales. Ha viajado a Europa desde Venezuela con un doble propósito: asistir a la toma de hábito de Yelitza Lorena y viajar a Cracovia, su ciudad natal, para bautizar a un sobrino. Los días que va a pasar en Sevilla quiere aprovecharlos para acercarse a la Catedral y de paso ver la estatua de Juan Pablo II que esculpió Juan Manuel Miñarro.

Al final de la ceremonia, las monjas ofrecieron a los asistentes un modesto y cálido refrigerio en el claustro de este monasterio donde están enterradas dos infantas de España, doña Leonor y doña Beatriz, hijas del rey Enrique II.

Con su ingreso en la congregación, la hermana Yelitza Lorena es invitada a llevar "una vida sencilla, alegre y fraterna", a seguir un camino de la salvación que en palabras de san Bernardo "es al principio forzosamente estrecho", pero que con la vida monástica se irá ensanchando. Al final del acto, fue abrazando a todas las hermanas de la comunidad y repartió a los fieles una estampa de recuerdo con una frase de san Bernardo. Junto a los bancos de la iglesia, una pequeña biblioteca con libros como Solemnidad de Nuestro Padre San Bernardo, Oficio de Completas o Cursillo de Novicias. Ya hay otra candidata preparada para el ingreso en el Císter, una forma de estar en el mundo, en su cogollo, pero lejos del mundo, con los principios inmutables que llevan sus Reglas: la vuelta a la pobreza (que no es el olvido de los pobres), el rechazo de los bienes temporales y la valoración del trabajo manual como medio de vida.

Acudieron personas asiduas a los rezos y ritos en el monasterio de San Clemente, el más próximo al recinto de la Expo 92 y que tan importante papel jugó en el certamen. Entre ellos, Fernando Fernández, catedrático, académico de Bellas Artes, ex director del Museo Arqueológico. Acudió con sus hijas y dos tandas de nietos, los ingleses y los de Castilleja de la Cuesta. El académico Fernández siempre está dispuesto a colaborar con las religiosas en el mantenimiento de un monasterio que es un compendio de tesoros artísticos, una sinopsis de la historia de la ciudad y un laboratorio permanente de vida espiritual.

El tiempo no se detiene, pero en San Clemente se detuvo. Rituales ancestrales para mujeres que toman una decisión revolucionaria en sus vidas. La novicia venezolana ya se preparó en las misiones de Guarenas, una población fundada en 1609 por célula de Felipe III, ciudad del estado de Miranda. Savia americana para regar la espiritualidad de la tierra de María Santísima y evitar que a los postulados de la fe les pongan fecha de caducidad. Iglesia sevillana y universal en una ceremonia que condujo un sacerdote polaco recién llegado de Venezuela.

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