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Universidad

El escritor Sergio Ramírez en la US: "Me hice novelista porque estudié Derecho"

El escritor Sergio Ramírez imparte su conferencia en presencia del decano de Derecho, Alfonso Castro.

El escritor Sergio Ramírez imparte su conferencia en presencia del decano de Derecho, Alfonso Castro. / Juan Carlos Muñoz

Cuando en 1979 la revolución sandinista triunfó en Nicaragua ninguno de los jóvenes que han llenado este jueves el salón de actos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla (US) había nacido. Tardarían aún casi dos décadas en venir al mundo. La dictadura de Somoza y toda la guerra civil que sufrió el país centroamericano forman parte de un pasado que ya recogen los libros de historia. Sergio Ramírez, escritor y ex vicepresidente nicaragüense -ganador del Premio Cervantes en 2017-, les ha recordado este episodio en la conferencia impartida, titulada Dictadura, Derecho, Literatura

De aquel exilio que vivió en los 70 en Costa Rica y Berlín a este de ahora en Madrid. Aquella revolución acabó creando una clase política "dominante". Los que en su día fueron compañeros de armas e ideas son los que 40 años después le han obligado a este destierro en plena senectud. "Las revoluciones engendran otra tiranía y otra clase burguesa que se enriquece aprovechando la sangre derramada", ha aseverado Ramírez ante el auditorio que ha seguido atentamente su intervención. 

En el acto han participado el decano de la Facultad de Derecho, Alfonso Castro; el vicedecano de Relaciones Institucionales de este centro, Miguel Polaino-Orts; y el profesor de Literatura Latinoamericana, José Manuel Camacho. Entre los tres han mantenido un coloquio con el conferenciante, quien ha recordado sus años de estudiante en la Facultad de Derecho de León, la única ciudad de Nicaragua que, por aquel entonces, contaba con universidad, a la que acudían mil alumnos. 

La huella de la facultad

"Me hice novelista porque estudié Derecho", ha defendido Sergio Ramírez, que ha detallado algunas aportaciones que le proporcionó esta formación, que no fue en balde, pese a que nunca ha ejercido el oficio "El sentido de la lógica y de la justicia", ha subrayado entre las virtudes aprendidas en aquellas aulas, a la que ha sumado"la precisión de la prosa y la exactitud de las palabras que otorga el Derecho". 

Una de sus primeras novelas, Castigo divino, está inspirada, precisamente, en un proceso judicial que siguió a través de los boletines de sucesos. "Me enamoré de esa historia y la convertí en novela", ha añadido. Aunque de aquella universidad no salió un jurista, Ramírez considera que "no perdió el tiempo estudiando la carrera". "Lo que soy se lo debo al Derecho", ha afirmado. 

Un caso con multitud de antecedentes en la propia Facultad de Derecho de la Hispalense a lo largo de sus cinco siglos de historia. El decano ha citado algunos. Desde Mateo Alemán en el siglo XVI a Juan Ramón Jiménez, Fernando Villalón o Luis Cernuda. Sin olvidar a Joaquín Romero Murube y Rafael Laffón. 

Conocimientos sobre Derecho que quedan plasmados en la temática y en el tipo de escritura de sus novelas. "Balzac recomendaba leer todos los días un artículo del Código Civil Napoleónico, por su precisión", ha incidido Ramírez, quien también ha mencionado a Miguel Delibes, que se "aficionó" a la literatura leyendo los tratados de Derecho Civil. 

La experiencia del cine

Junto al Derecho, sus años de adolescente trabajando como operador de cine en su pueblo, donde tenía 60 primos. El estudio de los planos, la voz en off y el flashback fueron recursos que luego convirtió en técnicas narrativas. Primero, empezando por los cuentos -"que ahora no tienen el prestigio de antes"- y luego en las novelas. 

¿La clave para ser buen escritor? "La necesidad de contar una historia a alguien y estar convencido de que nadie la puede contar como uno mismo". Respecto al exilio que ahora sufre, lo peor es el "extrañamiento". "Uno se vuelve extraño para su país y el país se vuelve extraño para mí". Actualmente reside en Madrid, donde pasa de cuatro a seis horas diarias escribiendo en soledad. Sobre el futuro de Nicaragua: "No tengo certeza de que el país salga de esta pesadilla mañana"