Sevilla

Sevilla en diez cifras: La foto fija de la recuperación de la economía local

  • 2021 concluye con un balance positivo y, en especial, tres indicadores socioeconómicos que muestran cómo la capital está afrontando la crisis del Covid-19, al margen de la percepción que tienen los ciudadanos

Vista panorámica de la ciudad desde Torre Sevilla.

Vista panorámica de la ciudad desde Torre Sevilla. / M. G.

Hay un foto fija del balance de fin de año que el gobierno municipal presenta como prueba de que la recuperación económica de la ciudad es algo más que un deseo. Un álbum de fotos capturadas en distintos momentos de los dos últimos mandatos que, además, sirven este año para la promoción de la particular película de un alcalde que se despide un año antes para emprender su carrera por la presidencia de la Junta de Andalucía.

Juan Espadas apuntó en la precipitada salida que ha tenido, paradójicamente después de un larguísimo proceso de transición, que tenía “datos para reventar” que confirmaban que en los últimos seis años la ciudad había iniciado un camino distinto para su transformación. Y, a pesar de que la percepción ciudadana apunta hacia una ciudad que necesita aún muchas mejoras, hay datos objetivos que confirman que la curva en los últimos años ha sido ascendente y que, si no existieran unos cimientos sólidos, Sevilla no habrá resistido igual al cruel envite de la pandemia. 

¿Cómo está Sevilla? Recuperándose, tal vez, a un ritmo superior al de otras capitales. Y la principal evidencia son tres indicadores socioeconómicos que marcan el diagnóstico más real: el paro, el número de afiliados a la Seguridad Social y el tejido empresarial. El último dato del pasado mes de noviembre cifraba en 376.818 el número de afiliados a la Seguridad Social en la capital. Es la cifra más alta en los últimos 15 años y, a partir del primer trimestre del año 2020, tras el impacto de la pandemia, ha seguido aumentando, con un crecimiento interanual del 5,8%.

Hay otro indicador llamativo: el desempleo. Desde el año 2015 las cifras comenzaron a bajar, una senda que se ha recuperado en el último trimestre de 2021.  Hoy las cifras se sitúan en algo más de 67.000 desempleados, lo que recoge una rebaja de 17.000 personas menos en las listas del paro e los últimos seis años, pese a la pandemia que inicialmente devolvió la estadística a niveles de 2016.

El tercer dato tiene que ver con el tejido empresarial sevillano que se ha resistido bien la crisis del Covid y que hoy contempla a más de 3.000 negocios de los existentes en 2015. Desde entonces el número sólo se detuvo con la pandemia pues 2020 arrancó holgadamente con más de 51.000 empresas y el último dato se fija en 50.973. De ellas, 28.800 corresponden al sector servicios; 16.811, al comercio, hostelería y  transporte; 3.605, a la construcción; y sólo 1.757 al sector industrial.

La ciudad, estancada demográficamente durante años, ha roto por fin esa tendencia

La economía crece y también la población cuyo estancamiento en los últimos años ha sido motivo de preocupación. El gobierno de Espadas se estrenó con una curva descendente y no fue capaz de frenar la sangría hasta el año 2019, cuando volvió a rozar técnicamente la barrera de los 700.000 habitantes que refuerza a Sevilla como una gran ciudad que, estratégicamente, amplía su esfera al terreno metropolitano, su contemplada como un área es la que más ha crecido de España en la última década. La potencia está, por tanto, en la capacidad para tejer una alianza de municipios que hagan efectiva esa Gran Sevilla, como se vino a denominar el proyecto en anteriores mandatos sin demasiado éxito.

  La integración de la capital en al área metropolitana, la atención a los barrios vulnerables que figuran en el ránking de los más pobres de España y la reactivación social y económica se convirtieron a primeros de 2021 en las prioridades de la ciudad para remontar la crisis del coronavirus y, para ello, se diseñaron hasta 90 proyectos motores sobre los ejes de la transición energética y climática, la movilidad sostenible e inteligente, la digitalización y la gestión del talento, políticas todas que se premiará con la lluvia de millones que cae desde Bruselas con los denominados fondos europeos Next Generation.

Pero el argumento de la película de la recuperación económica de Sevilla tiene su inicio antes del Covid. En los dos últimos mandatos la capital ha captado 300 millones de euros, dinero europeo que ha permitido desbloquear e impulsar proyectos condenados,  al margen de la voluntad política, por el lastre de la falta de financiación pública y las desavenencias con el sector privado que en esta etapa también se han arreglado dando lugar a sinergias y alianzas sin precedentes en torno al turismo, por ejemplo.

Hay un hilo de grandes cifras que ilustran una transformación iniciada hace seis años y son las luces de un gobierno que también  tiene sus sombras pero que se han convertido en el faro que guía a la capital por una senda optimista. La primera tiene que ver con las cuentas municipales que revelan no sólo las posibilidades de gestión del gobierno local, también su dirección: así, para 2022 Sevilla contará con un presupuesto que es un 17% superior al que había en 2015: 1.072 millones de euros en los que se cuentan 100 para gasto social, lo que supone un incremento de casi el 30% en los últimos seis años, y 119 millones de euros en inversiones, lo que representa casi el triple con respecto a 2015.

El saneamiento de las cuentas municipales se evidencia con el dato de la deuda pública, entre otros. Ésta se ha reducido de 443 millones de euros a 237, lo que sitúa a Sevilla como una de las grandes capitales de España menos endeudada hoy.

Son ventajas competitivas de la ciudad que ha hecho del turismo su política estrella hasta el punto de revolucionar el destino y atraer hasta el aeropuerto de San Pablo a más de 7,5 millones de turistas ante de la pandemia. Casi dos años después, el 80% del tráfico ya se ha recuperado y la ciudad, incluido su aeródromo, se prepara para un nuevo tsunami con poderosas herramientas: financiación y un nuevo modelo de gestión que pasa por consolidar a Fibes como la gran locomotora de la economía local. Antes de la pandemia, el impacto del turismo de congresos se había triplicado, al pasar de los 83 millones de 2015 a los 240 de 2019. En esta nueva etapa el gran desafío municipal es demostrar que esa economía del visitante repercute en toda la ciudad, beneficia a todos, por lo que continuar con la apuesta por el turismo, sin excluir otras estrategias industriales, es algo necesario.

La ciudad ha ido creciendo también en viviendas. Entre 2015 y 2021 el Ayuntamiento ha concedido licencias de obras por 1.330 millones de euros y se han construido 10.418 viviendas que dan forma a una nueva ciudad que crece por sus extremos. Proyectos privados y también públicos, pues Emvisesa ha adjudicado en estos seis años 1.257 viviendas y ha adquirido otras 468.

El gobierno municipal ha invertido también en la rehabilitación del patrimonio, no sólo como política cultural, sino también como fuente de rentabilidad para la ciudad. Así se han puesto en marcha 60 millones en rehabilitaciones.

También hay otro patrimonio que demuestra bien las mejoras: colegios e instalaciones deportiva. En los dos últimos mandatos la inversión municipal en ellos ha sido de 30 y 20 millones de euros respectivamente.

Son las luces de una gestión de una ciudad que necesita sombra, en el sentido más literal. Soluciones climáticas que, al margen de la innovación que ya se ensaya, pasa por contar con más árboles y, con ese propósito, el gobierno local ha ordenado la plantación de 24.000 árboles y 27.000 arbustos en los últimos seis años.

Son sólo cifras, grandes magnitudes que ayudan a crear una foto fija de Sevilla. Datos objetivos que pintan una curva ascendente, un hilo con el que la ciudad busca convertirse en referente. Las fotos fijas sirven para fabricar los carteles, pero luego son el público y la crítica quienes puntúan la película.

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