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Los invisibles

"Sevilla es una ciudad bastarda llena de gente que vino de paso y se quedó"

IBA para pianista y profesora de Literatura Hispanoamericana, pero el órgano que descubrió por un cura de su pueblo, capital de la sidra, cambió el destino de Susana García Lastra (Villaviciosa, Asturias, 1964), organista auxiliar del órgano de los Venerables.

-¿Qué hay de real en la leyenda de Bécquer sobre Maese Pérez el organista?

-Es leyenda, imaginación, literatura. A veces tienes sensaciones especiales. Cuando voy a tocar a la catedral de León o de Astorga, me quedo encerrada con llave por la noche. El órgano es un instrumento que se tiene que adaptar al lugar, que a veces es apabullante, lleno de arte, lleno de silencio. Muchas noches estamos en la catedral de Sevilla hasta las dos o las tres de la mañana. De noche te sientes más pequeña que de día.

-¿Cómo llegó a Sevilla?

-En octavo de Piano tenía que irme a Madrid y me lo pensé por razones económicas familiares. Empecé a estudiar Filología Hispánica y me especialicé en Literatura Hispanoamericana. Un amigo que había vuelto de Italia me dijo que en Sevilla había posibilidades de encontrar trabajo. Llegué a Sevilla el mismo año que murió mi padre.

-¿Con la música o la literatura?

-Mi primer trabajo fue como profesora de Literatura en el Colegio Europa del Aljarafe. Cuando le dije al director que también me dedicaba a la música, inmediatamente me convirtió en profesora de Música del centro.

-¿Hasta que el órgano se cruzó en su vida?

-El órgano apareció mucho antes. El cura de mi pueblo, don Manuel Arce, llevaba un coro que iban a cantar por los pueblos. Bebedores profesionales, cantantes profesionales, aquello era para verlo. Una niñata de dieciséis años se puso al frente de aquel coro masculino en el que había padres de amigas mías. El coro ensayaba en una iglesia donde había un órgano. Si el piano me gustaba, el órgano me entusiasmó.

-¿Aparcó la literatura?

-Una de las razones de venir a Sevilla era preparar en el Archivo de Indias mi tesina sobre emigrantes asturianos en Andalucía. Yo amo la poesía y la poesía es musicalidad. Uno de mis autores es Ángel González, a quien conocí en encuentros literarios en Oviedo a los que iba Alfredo Bryce Echenique, memorable en sus juergas, mejor orador que escritor.

-¿Se adaptó pronto a Sevilla?

-Sevilla es una ciudad muy bastarda en el sentido de la mezcla y la mixtura. Una ciudad llena de gente que viene de paso y se queda. El trabajo lo podía haber conseguido en Asturias, pero siempre me atrajo la luz y el Sur. No me gusta la lluvia. El frío no me importa, el calor tampoco. En Asturias, el punto más importante de la casa es la cocina. En Sevilla, lo más importante de la casa está fuera de la casa. Me fascinó la luz amarilla de Sevilla, igual que la luz blanca de Cádiz. La luz te impulsa a hacer cosas, a vivir.

-¿Le atrajo el contraste?

-Soy persona de contrastes. El norte y el sur, ese cante de ida y vuelta entre el flamenco y la toná asturiana, Gijón y Oviedo, la música barroca y la contemporánea, Bach y Messiaen.

-¿El órgano llena su vida?

-Te obliga a la disciplina de un deportista. Tengo un hermano que fue futbolista del Oviedo y preparador físico hasta que bajó a Tercera. La disciplina es compatible con todo lo demás. Mi gran afición es el taichi chuan o taichi con espada. Practico en un dojo cerca de Carmona. Es un arte marcial que sirve para conocer mi cuerpo y desarrollar la memoria con sus 56 movimientos. La espada me viene muy bien para tocar, me libera de todas las tensiones. Mi otra gran afición es viajar. Desde mi primer sueldo de organista, todo lo que gané lo invertí en viajar. Estoy preparando un viaje a Japón y siempre sueño con volver a Marruecos y al desierto.

-En vísperas del día, ¿la organista es una mujer trabajadora?

-Vuelvo al símil del deportista. Tienes que tocar varias horas al día te apetezca o no te apetezca. Es un trabajo, pero cuando llegas a un concierto y tienes un día que sabes que estás para tocar, aunque la música es tan volátil, tan pasajera que nunca se sabe, cuando terminas el concierto, no conozco borrachera de emociones mayor que ésa.

-¿Desertó del norte?

-Toco más en el norte que aquí. El 18 de marzo tengo un concierto en la catedral de Barcelona. Y formo parte del jurado permanente del único concurso anual para música de órgano que se celebra en Ponferrada. Estreno todas las obras ganadoras. Pero el sur también existe, claro. En Cádiz participé en un concierto que va a dar pie a una grabación que estoy preparando y que llevará por título Mujer y Música, composiciones de diez mujeres para órgano.

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