Tablada: Pilotos de leyenda (y III)

EN el grupo pionero de pilotos civiles del Aero Club, que tomaron parte en las primeras operaciones aéreas, estaban Pablo Atienza Benjumea, Carlos Serra Pablo-Romero, Manuel y José del Camino Parladé, Manuel Vázquez Sagastizábal, Fernando Flores Solís, Pedro de Rojas Solís, José González del Camino, Tomás Murube Turmo, Ricardo Arellano del Mazo, Sebastián Recaséns Queipo de Llano, Pablo Benjumea Lora, Tomás de Martín Barbadillo, José María Osborne Vázquez, Isidro Comas Altadill, José Marañón Jiménez, Fernando Medina Benjumea y otros que se fueron incorporando en las siguientes semanas, entre los que se encontraban pilotos de la fama de Carlos Haya, Juan Ignacio Pombo y Rodolfo Bay.

Primera sangre del alzamiento. La versión síntesis de lo ocurrido en Tablada, sin duda uno de los episodios más significativos del 18 de julio, basada en diversos testimonios de testigos directos, es la siguiente:

Serían las ocho y media de la mañana, cuando el capitán médico Manuel Méndez de León escuchó varios disparos, en la zona de vuelos. Salió a la puerta del botiquín y vio a un soldado ordenanza del Pabellón de Oficiales, Africano Rodríguez Fernández, que llegaba corriendo del hangar de bombarderos. Méndez de León le preguntó qué había sucedido y el soldado le informó de que el capitán Vara de Rey se había "liado" a tiros con uno de los aviones llegados aquella madrugada de Madrid, y que los tripulantes le persiguieron, disparándole con sus pistolas. Africano Rodríguez Fernández había ido al citado hangar a llevar varios refrescos y cervezas y tuvo oportunidad de presenciar los acontecimientos. Otro testigo excepcional fue el mecánico Rafael Nieves Cabello, que se encontraba en el hangar.

Poco después se personó en el botiquín el capitán Carlos Rute Villanova, para decirle al doctor Méndez de León que fuera a curar de urgencia al capitán Vara de Rey, que se encontraba detenido en el Cuerpo de Guardia.

Carlos Rute Villanova dio a Méndez de León la siguiente versión de los hechos, que se recogen en el gráfico que insertamos en estas páginas.

Vara de Rey se había dirigido en su pequeño Morris desde el Pabellón de Oficiales (1) hacia la zona de vuelos, al lugar donde se encontraba aparcado un Douglas DC-2, número 26, que estaba cargando bombas (4). Vara de Rey había solicitado al cabo Ruiz Morales que le llevara en su coche. El mismo Ruiz Morales llevó a Vara de Rey desde el Pabellón de Oficiales (1) hasta una zona cercana a la pista de vuelos (2), donde se bajó del automóvil. Vara de Rey siguió andando solo hasta la entrada a la pista (3), donde se paró y pidió el mosquetón al soldado de guardia, Manuel Mellado. Después, sigilosamente, siguió andando hasta el lugar donde estaba estacionado el Douglas DC-2 (4), se situó debajo de uno de los dos motores y disparó dos peines sobre el cárter y una de las ruedas.

Inmediatamente salieron a su encuentro desde el hangar de bombarderos (5), disparándole e hiriéndole (6) cuando huía hacia el comedor de tropas, al que logró llegar (7). Allí se refugió en las cocinas, pero fue atrapado por sus perseguidores. En ese momento crítico hizo acto de presencia el comandante de la Base, Rafael Martínez Estéve, que se encontraba en la Jefatura del Aeródromo (8) y había oído los disparos, y ordenó que le entregaran el herido. Estéve dispuso que Vara de Rey quedara detenido en el Cuerpo de Guardia (9) y se avisara al médico para que le curara. En efecto, allí fue curado por el doctor Méndez de León y poco después lo trasladaron al Hospital Militar de la Macarena (10).

Otros testigos de lo ocurrido, fueron el teniente de Artillería Enrique Pedrosa Barraca, y el maestro armero Iglesias, que se encontraban descargando bombas en la Armería del aeródromo de Tablada (11).