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Cuando Távora pasó del mudo al sonoro

  • Concha Távora mantiene intacto cuatro décadas después el espíritu de su padre en su montaje de 'Nanas de Espinas', adaptación de las 'Bodas de sangre' de Lorca

Un momento de la representación de 'Nanas de Espinas', adaptación de las 'Bodas de sangre' de Lorca.

Un momento de la representación de 'Nanas de Espinas', adaptación de las 'Bodas de sangre' de Lorca.

El estreno coincidió con el cuarto aniversario de la muerte de Salvador Távora (1930-2019), que volvía con uno de sus espectáculos, 'Nanas de Espinas', que estrenó en 1982. Su hija Pilar llevó esta obra al cine y cuatro décadas después, su hija Concha ha dirigido una adaptación manteniendo intacto el legado de su padre. La mayoría del elenco no había nacido cuando Távora estrenó el montaje, adaptación de la obra teatral de Federico García Lorca 'Bodas de sangre', tragedia en tres actos y siete cuadros. El quinto trabajo de La Cuadra, primero a partir de un texto después de los estrenos 'materiales' de 'Quejío' (1972), 'Los Palos' (1975), 'Herramientas' (1977) y 'Andalucía Amarga' (1979).

La mayor parte del elenco no había nacido cuando Salvador recorrió el mundo entero con esta revisión de una de las cumbres del teatro lorquiano. Es su particular 'Babylon', salto del teatro mudo al sonoro, aunque como explicó Lilyan Drillon antes de la representación, en esta obra sólo hablan las mujeres para expresar "la violencia de los comportamientos humanos regidos por la convención social, la sumisión, el miedo, la falta de libertad en una sociedad en la que imperan los hombres".

Buena parte del elenco ni había nacido cuando se estrenó en 1982

El teatro Távora, junto a la avenida Hytasa (Távora al cuadrado por sus orígenes laborales) se convirtió en una emotiva réplica de los palcos que pronto empezarán a montar en la plaza de san Francisco. La obra empieza con los sones de la marcha procesional 'Virgen del Valle', de Gómez Zarzuela. Después sonarán también 'Alma de Dios', del maestro Serrano, 'Nuestro Padre Jesús de las Penas', de Pantión, y 'Campanilleros', de Maese Farfán. El torero que fue Távora y que tan presente está en la obra de Lorca, que no quiere verlo (la muerte de Ignacio Sánchez Mejías) suena en el pasodoble 'Paquito el chocolatero' con el arrastre de las mulillas.

Los actores saludan al final junto a Concha Távora. Los actores saludan al final junto a Concha Távora.

Los actores saludan al final junto a Concha Távora.

Se habla en 'Nanas de Espinas', pero es un teatro de Palos, de Herramientas, de Quejío y de una Andalucía Amarga. Impresiona el respeto con el que Concha Távora conserva la escenografía vanguardista de su padre, telúrica, trascendente, y la vigencia de su trabajo. También la sutileza de no bajar al muladar de los debates o las controversias. No hace falta. Está todo en el texto de Lorca y en el montaje de Távora. Sólo hablan las mujeres: la madre (Mónica de Juan), la novia (Anaísa García), y la mujer de Leonardo (María Artigas). Se abre el espectáculo con los oficiantes, que mueven la corona central como un barco: Abel Portilla e Ismael Múrtula. Un cuadro flamenco con los tres palos: el cante de Manuel Vera, el toque de Jaime Burgos, el baile de Juan Martín. Completan el elenco Paco Caro (Leonardo), Guille Iniesta (el novio) y Richi Lázaro (oficiante rítmico).

En los palcos de Semana Santa siempre hay una presidencia. El alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, llegó media hora tarde a estos palcos de Hytasa y hubo que retrasar el comienzo de la función. La comenzó a ver ya empezada. Había algunos ex alcaldes entre el público: Alejandro Rojas-Marcos, alcalde de Sevilla entre 1991 y 1995; Diego Cañamero, ex alcalde de El Coronil, que representa el sustrato jornalero de todas las propuestas teatrales del dramaturgo del Cerro del Águila; y Carlos Yáñez, ex alcalde de Coria del Río, último destino como notario de Blas Infante, cuyo legado quedó encarnado con el teatro de Salvador Távora como en las canciones de Carlos Cano o los años de gloria parlamentaria del andalucismo, hoy convertido en parque jurásico. Entre el público, dos nietos del notario de Coria (y Cantillana o Isla Cristina), Javier y Alejandro Delmás.

Mucha gente del teatro acudió para aplaudir el trabajo de Concha Távora por mantener vivo el espíritu de su padre. 'Nanas de Espinas' fue reconocida como mejor espectáculo teatral de la temporada 1982-83 (el año del Pichichi de Rincón) por la Asociación Independiente de Teatro de Alicante. Un año después, recibió el premio a la mejor obra extranjera de la Quincena Internacional de teatro de Quebec, Canadá.

En la década de los ochenta, Távora se acercó a otros clásicos de la literatura con sus adaptaciones de 'Las Bacantes', de Eurípides, con gloriosa presencia del actor Paco Piñero, o 'Crónica de una muerte anunciada', la novela de Gabriel García Márquez, que aplaudió la adaptación de Távora cuando acudió al estreno de la obra en México. En 'Nanas de espinas' ya ahonda en las raíces de la violencia, esa partera de la literatura universal.

Se permiten alguna licencia, como incluir un poema del Romancero Gitano en la versión de 'Bodas de sangre': "Señores guardias civiles,/ aquí pasó lo de siempre. / Han muerto cuatro romanos / y cinco cartagineses". De Cartago no hubo noticias, pero sí de Roma: en el atrezzo de la obra hay muchos símbolos de la Semana Santa, la liturgia laica de Távora, como los romanos, el incienso, las campanillas, el traslado en procesión de un muerto yacente, los capirotes.

El alcalde quiso felicitar al final al cuerpo artístico. No es la primera vez que una obra de Távora se estrena en año de elecciones. 'Herramientas' se presenta en el festival de Nancy en 1977, el año de las primeras elecciones de la democracia convocadas por Adolfo Suárez. En 1979, año de las primeras elecciones municipales de la democracia, estrena en Bruselas 'Andalucía Amarga', poema físico y sonoro sobre la emigración andaluza.

Y en 1982 es la presentación de 'Nanas de espinas', el año de las elecciones andaluzas de junio y generales de octubre que certificaron las mayorías absolutas de los abogados laboralistas Rafael Escuredo y Felipe González. Ese año ganó el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Fue año de Mundial. El de España que ganó Italia. La primera noticia que este cronista tuvo de la adaptación de estas 'Nanas de Espinas' de Concha Távora fue por una llamada de teléfono desde Francia de Lilyane Drillon. Yo estaba en casa aislado del mundo viendo en mágica soledad la final del Mundial de Qatar entre Argentina y Francia.

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