ARTE

'The Sevillaner': Así saldría Sevilla en las portadas del 'The New Yorker'

Portadas ficticias de 'The Sevillaner'

Portadas ficticias de 'The Sevillaner' / D. S.

Portada de Sevilla Dibujada. Portada de Sevilla Dibujada.

Portada de Sevilla Dibujada. / M. G.

Este mismo mes se cumplirán 99 años desde que la revista política y social The New Yorker lanzó su primer número por apenas 15 centavos. Un semanario que ha retratado la vida social y cultural de los estadounidenses desde hace un siglo. Su primera portada –protagonizada por el dandy Eustace Tilley del dibujante Rea Irvin– marcó un antes y después gracias a una identidad gráfica que perdura todavía. En lugar de fotografías o imágenes espectaculares tomadas con dron, la revista sigue utilizando la ilustración de artistas singulares para retratar la idiosincrasia yanqui. Como hizo en 1925.

Diferentes colectivos artísticos de todo el mundo han emulado este formato para crear portadas ficticias que reflejen las estampas más características de sus ciudades. Desde Tokyo con The Tokyoter hasta París con The Parisianer. La última que se ha sumado a la extensa lista –en la que ya figuran Madrid, Barcelona o Valencia– ha sido la capital hispalense con The Sevillaner

Cualquier detalle puede servir de inspiración. Desde el jaleo de una taberna clásica como El Rinconcillo hasta el ambiente alrededor del emblemático puesto de churros que vigila la basílica de la Macarena desde 1927. Algunos motivos son más clásicos, como el pasillo que conduce a la maravillosa Sala V del Museo de Bellas Artes. Y otros reflejan la pura denuncia contra la turistización –un guiri pregunta por una dirección a un nazareno en medio de una cofradía–, contra el cambio climático –Guadal Park convertido en una pista de esquí– o contra la pérdida de identidad que está sufriendo la ciudad –a través del icónico Curro mirando la Torre Pelli sin reconocer el recinto que fue su hogar–.

Portada de Carolina Saiz. Portada de Carolina Saiz.

Portada de Carolina Saiz. / M. G.

No hay ningún tipo de censura en las 24 portadas ficticias que ya forman parte del proyecto. Tampoco hay cortapisas en cuanto a la técnica que los diseñadores quieran usar. El estilo digital, el cómic, el graffiti o el mural. Todos son bienvenidos. El único requisito para formar parte de The Sevillaner es estar ligado a la capital hispalense de un modo u otro. 

El ideólogo de esta iniciativa es el ilustrador Antonio Copete. Explica a este periódico que The Sevillaner fue el germen de uno de los trabajos que tuvo que realizar para la asignatura de tipografía y maquetación del máster que estaba cursando en 2017. Como ya se había topado con The Parisianer –y, por supuesto, con The New Yorker– pensó en hacer lo propio con Sevilla. Parodiando y homenajeando a Eustace Tilley –que los estadounidenses han convertido en una parodia de sí mismo– Copete hizo dos portadas con pinceladas locales. La primera, protagonizada por el clásico sevillano repeinado con gomina, ataviado con un traje de chaqueta beige y con su catavino de manzanilla en mano. La segunda, con una flamenca del siglo XXI: tatuajes, móvil en el escote y portando con orgullo tres flores sobre la cabeza.

"El proyecto lo entregué como ejercicio de clase y lo guardé dentro de un cajón. Estaba muy liado con el trabajo y no podía dedicarle el tiempo que merecía", explica el diseñador y hace especial hincapié en que debido a que no vive en Sevilla –primero residió en París y actualmente en Londres– comparte la dirección de esta iniciativa con sus compañeros de Manifiesto Taller –Fátima González, Manuel Perujo y Paloma Márquez– que son los que llevan el timón desde Sevilla de un barco que no para de recibir solicitudes para subir a bordo.

Portada de Ferrera Ledesma. Portada de Ferrera Ledesma.

Portada de Ferrera Ledesma. / M. G.

Copete considera que se han sumado a una corriente artística que comenzó en Manhattan, pero ya ha traspasado las fronteras. "Esto es un movimiento mundial en el que todos copian al de Nueva York, pero lo interesante es que ninguna ciudad es la misma y sus dibujantes tampoco. Queremos que los artistas aporten su visión de Sevilla", indica el fundador. 

La elección de los primeros dibujantes no fue fácil. Sevilla se caracteriza por atesorar una enorme caterva de dibujantes que se sirven de la ciudad como fuente de inspiración. "Empezamos a hacer una lista que se alargó hasta 80 personas, porque había mucha gente que creíamos que podía encajar en el proyecto", recuerda Copete. Para garantizar un sello propio y distintivo establecieron dos requisitos: los profesionales tenían que estar en activo y han de ser sevillanos o, en su defecto, mantener algún tipo de vínculo con la ciudad. 

"Nuestra idea es que también pueda participar gente novel, pero el número dibujantes que nos han confirmado que quieren formar parte del proyecto asciende a 40 o 50 personas. Cuando terminemos con esta lista, estaremos encantados de acoger a nuevos ilustradores", recalca el fundador. Precisamente ésta es la parte que peor lleva, "porque si lanzamos dos o tres portadas al mes, puede que no entre gente nueva hasta dentro de un año".

Portada de Ave Félix. Portada de Ave Félix.

Portada de Ave Félix. / M. G.

Con vistas a una exposición

Las miras están puestas en organizar una exposición del 26 de abril al 3 de mayo en Lab Sevilla(calle Peral, 57). Ya realizaron presentaciones físicas en Sevilla Design Walk 2023 y, posteriormente, en Recoveco Market –la Ruta Artesana del Barrio de San Julián–. También pretenden editar un libro que recopile todas las portadas que se lancen.

Por ahora, las primeras planas se pueden adquirir en formato lámina en la Galería Roja (Correduría, 5) y en la propia página web del proyecto por 25 euros.

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