Uno de los proyectos urbanísticos más llamativos que se ultiman a la vera del Guadalquivir sufre un revés. La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento ha emitido un decreto de paralización de las obras de reforma del restaurante Río Grande. La inspección considera que se han efectuado trabajos sin licencia, por lo que ha tomado una decisión tajante motivada por denuncias vecinales. El uso de la cubierta, que la promotora pretende que sea el de terraza con veladores, es también motivo de pronunciamiento técnico, pues la Gerencia es rotunda: “No podrá desarrollarse en la zona accesible en planta de cubiertas ninguna actividad vinculada al uso recreativo de hostelería que se desarrolla en la edificación, por lo que deberá carecer de mobiliario alguno y el acceso estará destinado exclusivamente a la contemplación de vistas”. La construcción del ascensor, que sobresale sobre el edificio y ya ha llamado la atención de viandantes y vecinos, no se rechaza, pero se limita su volumen y se recuerda que será precisa la aprobación de la Comisión Local de Patrimonio.

El Ayuntamiento apuesta por “ordenar la inmediata paralización de las obras descritas, que vienen realizándose en la finca sita en la calle Betis, número 69, dado que carecen de autorización municipal, procediéndose a la incoación del procedimiento de restablecimiento de la legalidad territorial y urbanística y ordenándose, asimismo, la retirada de materiales y maquinarias”.

La construcción del ascensor

Se admite en el decreto que está en curso una petición de permisos: “Las obras en ejecución a día de la fecha del presente informe, carecen de la preceptiva autorización que las ampare, encontrándose en tramitación la licencia provisional del reformado con licencia concedida donde recoge dichas obras. La legalidad de las obras se estará a lo que se determine en el procedimiento de legalización en tramitación, máxime cuando la nueva formalización de la planta de cubiertas (su accesibilidad y actividad) se estará a lo que determine la Comisión Local de Patrimonio Histórico de Sevilla, órgano competente en la materia, cuyo acuerdo previo estableció la condición relativa a la limitación de altura”. El mismo decreto establece que el presupuesto de las obras objeto del expediente disciplinario asciende a 68.000 euros.

“Es necesario señalar que el espacio para Terraza Chill Out se encuentra en la zona correspondiente al paseo público de ribera que contempla el planeamiento General y de Desarrollo para la zona, y por otra parte carece de las condiciones de accesibilidad exigibles para permitir la concurrencia de público, por lo que deberán eliminarse tanto los veladores previstos en dicha terraza como los elementos ligeros de sombra sobre la misma que se definen en el plano de planta baja, ya que se trata de usos y construcciones adicionales en un elemento fuera de ordenación”.

Por último, el decreto indica que “dado que en el proyecto no se especifica la solución prevista para la ubicación y el ocultamiento de la maquinaria exterior de climatización, la misma no podrá conllevar el incremento de altura, incluso de carácter formal, de ninguno de los diferentes cuerpos que componen el edificio original, siendo además necesario señalar que los elementos vinculados a la evacuación de humos de la cocina deberán contar con el tratamiento arquitectónico adecuado”.

El decreto considera “viable” la construcción de un ascensor y de una escalera, “limitando ambos elementos a los volúmenes estrictamente necesarios”. Y, por supuesto, “es necesario el pronunciamiento a este respecto de la Comisión Local de Patrimonio Histórico de Sevilla, órgano cuyo acuerdo estableció la condición relativa a la limitación de altura”.

El proyecto aprobado

El restaurante Río Grande estrenará un nuevo diseño tras una obra presupuestada inicialmente en casi 650.000 euros. El proyecto aprobado en su día ofrecerá un diseño más limpio y con una arquería en la planta baja que probablemente será una de las nuevas señas de identidad del inmueble. El nuevo Río Grande tendrá más espacio exterior, el referido ascensor, una escalera cubierta que hasta ahora estaba al aire libre o solo protegida por un toldo y, por supuesto, nuevas infraestructuras de climatización e instalaciones de servicios.

La empresa Faetón, que se hizo con la propiedad y que ha cedido su explotación a la empresa madrileña Carbón Negro, presentó un proyecto de reforma en el que se mantiene, por supuesto, el uso de bar y restaurante. El grupo de hostelería madrileño ha sellado una alianza con algunos destacados empresarios y accionistas sevillanos. El proyecto de remodelación consiste en “una gran obra de interiorismo y paisajismo” de la mano de especialistas con el fin de potenciar el espacio en su ubicación frente a la Torre del Oro. La obra consiste sobre el papel en una redistribución de los espacios interiores dedicados a las zonas de cocina y comedor, una mejora de las condiciones de accesibilidad y seguridad, una apertura de un patio en el comedor situado en el extremo nordeste de la parcela y el acondicionamiento de espacios libres exteriores, tan característicos de este negocio.