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Sevilla

Zoido garantiza que dará la talla y que Sevilla tiene solución

  • El nuevo alcalde se presenta sin complejos y orgulloso de sus ideas y creencias, y apela a la oposición para que no baje la guardia y colabore · El PP ofrece austeridad, honestidad y una moderada bajada de impuestos

La toma de posesión del popular Juan Ignacio Zoido como alcalde de Sevilla convirtió ayer a la capital andaluza en el epicentro de la política. "Quiero que la voz de Sevilla sea escuchada en el panorama nacional. Tenemos un compromiso con España", apuntó el alcalde en presencia del líder nacional del PP, Mariano Rajoy. El PSOE, como contrapeso, contó con la asistencia del presidente de la Junta y secretario general de los socialistas andaluces, José Antonio Griñán, que, acompañado de la número dos de su partido, Susana Díaz, arropó a Juan Espadas para escenificar en Sevilla que, tras la debacle en las urnas, no todo está perdido o que, al menos, se puede recuperar.

Ayer se inició una nueva era en la ciudad. "Sevilla tiene solución", apuntó el alcalde de la mayoría absoluta histórica, 20 concejales. El PP prefirió hablar de "un gobierno estable de amplia mayoría" para el que quiere contar con la participación de todos los ciudadanos. Incluso de la oposición, a quien tendió la mano: "Señores del PSOE y de IU, el gobierno representa a la ciudad. Ustedes también. Serán protagonistas del cambio como lo han sido todos los sevillanos". Casi una advertencia para que no bajen la guardia de alguien que llega tras pasar cuatro años de oposición.

Zoido aseguró que la oposición siempre mejora la gestión del gobierno. Desde la oposición el PP garantiza que ha sentido a la gente y ahora quiere demostrar que también puede hacerlo desde el gobierno. "El bastón de mando será de todos los sevillanos", aseguró el alcalde, que, de entrada, parte con muy buenas intenciones y optimismo. "Estoy seguro de que todos daremos la talla". Así comenzó Juan Ignacio Zoido su discurso de investidura como alcalde, pero no fue así. El protocolo, y la calurosa tarde de junio convirtieron en tedioso el acto; hubo quien se lo saltó las normas, como Josefa Medrano, que reivindicó su carácter de republicana; quienes dieron un barniz mitinero a sus intervenciones, como los dos partidos de la oposición; e incluso algunos invitados que pusieron la nota gamberra con sus críticas a los concejales de IU en un acto que se presupone solemne.

Zoido, por su parte, emocionó a su público, entregado un día más. Incluso se oyó algún ¡ole! al término del acto. El nuevo alcalde lanzó un discurso tan convincente como el que le ha dado la Alcaldía -lo reconoció el propio Torrijos- pero, una vez más, dejó al personal con la curiosidad de saber, con concreción, qué hará realmente en los próximo cuatro años. Sobre todo, a Espadas, que no acertó con un discurso crispado que en ocasiones sonó incluso a resentimiento.

El secretario municipal, Luis Enrique Flores, dio inicio al acto con la constitución de la mesa de edad, formada por los ediles de mayor y menor edad, el socialista Joaquín Díaz y el popular José Luis García -que juró y prometió-. Primeras anécdotas y primeros gestos. El público afeó que Espadas no hubiera estrechado la mano al nuevo alcalde al tomar posesión de su acta. La número dos del PSOE, Mercedes de Pablos, enmendó el detalle y el popular Beltrán Pérez olvidó sus agrios enfrentamientos con Antonio Rodrigo Torrijos en el último mandato e incluso le dio la mano a él y a Espadas. Carmen Ríos, la número 20 de la lista de Zoido, se fundió en un sentido abrazo con el alcalde, quizás todavía algo incrédula de verse en el Pleno municipal.

Tanto Espadas como Torrijos se estrenaron en la oposición con mal tono, convirtiendo en un acto casi electoral la toma de posesión. El de IU llegó a asegurar, ganándose los primeros pitos de la tarde, que Zoido no ha ganado las elecciones: "Entiéndanme, las ha ganado su discurso y sus propuestas". Claro. Torrijos reveló su sorpresa por la oferta presentada por Zoido que, según él, en nada se parece a la de la derecha que gobierna en otras ciudades españolas. Y aunque aseguró que respeta todos los votos -los racionales, los emocionales, los de castigo e incluso los frívolos, según él-, mostró sus dudas sobre la capacidad que tendrá el PP para no defraudar a todos esos que le han votado, algunos prestándoles su confianza. A partir de ahí, Torrijos fue patinando hasta el punto de hacer un paréntesis para desear a Rajoy, sentado en primera fila, que tuviera un buen día en la ciudad. Pocos, poquísimos aplausos para el portavoz de IU.

Espadas, con un discurso de muy difícil lectura, empezó atacando "al que se definió sin serlo como alcalde de la luz, dejando para los representantes de la mayoría social de Sevilla las tinieblas". El socialista criticó el "gobierno alternativo" que en 2007 anunció Zoido en el mismo acto, pero concluyó presentando una batería de propuestas y planes de gobierno. Perdón, de oposición. "Ojo que la luz a veces es cegadora y se convierte en prepotencia", avisó Espadas al popular.

A continuación, Zoido habló de humildad. "No todos los políticos somos iguales". Y de nuevo arrancó el aplauso. En su segunda intervención, ya investido como alcalde, aseguró que para él "nunca habrá nada por encima de Sevilla". Se mostró "profundamente orgulloso" de sus ideas y del partido en el que milita y quiso matizar -quizás huyendo de estereotipos de la derecha- que está predispuesto al diálogo: "Yo tengo mi verdad, pero siempre estaré abierto a completarla con otras verdades".

Su verdad parte de la idea de que lo primero es sacar a los sevillanos de la crisis, y para ello necesitará el apoyo y la lealtad del resto de administraciones públicas, incluida la Junta, y de los sevillanos. Zoido cree que el talento bien dirigido será el motor para avanzar. Tras mencionar a ilustres sevillanos -desde Aníbal González a Felipe González pasando por Manuel Clavero o la actriz Paz Vega-, una parte del discurso que a muchos le sobró, el alcalde advirtió que vienen tiempos difíciles y que hace falta ingenio e inversiones de empresas privadas. Un guiño a algunos invitados.

Anunció que reclamará la capitalidad para Sevilla. Y también hubo mensajes cómplices para los funcionarios, con los que necesita contar para poner en marcha un gobierno menos costoso, eficaz y productivo con sueldos más bajos. Guiños para la universidades sevillanas y los agentes de las fiestas mayores que, como dijo en la precampaña Alfonso Guerra, unidas a la innovación definen a Sevilla. Y hasta para los medios de comunicación, que garantizarán la transparencia que él persigue. Tímidamente apuntó que va a moderar la presión fiscal y reivindicó la administración electrónica y la descentralización de los distritos.

Y tras la teoría, otra dosis de emociones. Zoido arrancó con agradecimientos, también a los cinco alcaldes de la democracia. Para todos tuvo calificativos, aunque en el caso de Alfredo Sánchez Monteseirín quiso quedarse con la definición más fría: "Merece ser recordado como el primer alcalde que estuvo 12 años en esta responsabilidad". Y también para un alcalde de Triana, en un emotivo recuerdo a Alberto Jiménez Becerril, asesinado por ETA en 1998. Y lo cerró con un agradecimiento más íntimo, a su familia. Zoido se desnudó: "Aquí tienen la Biblia y la Constitución. Mi vida ha estado marcada por la Ley y por mis creencias y son el faro que guiará mis pasos". Sin complejos, sincero. Desde ayer tiene cuatro años por delante para cumplir con sus promesas. La oposición, otros cuatro para hacer su labor.

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