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Sevilla

Zoido promociona el Mundobásket sin contar aún con las instalaciones

  • La negociación con un grupo inversor privado para construir un pabellón para la cita de 2014 junto al Estadio de la Cartuja sigue sin avanzar. La alternativa que cobra más fuerza es la reforma del complejo de San Pablo.

El Ayuntamiento de Sevilla participará el próximo domingo en Londres, escenario de los Juegos Olímpicos, en un acto promocional del Mundobásket, una de las competiciones más importantes en este deporte y que tendrá como una de sus sedes a Sevilla en 2014. El alcalde, Juan Ignacio Zoido, explicó este miércoles que aprovechará la invitación de la Federación Española de Baloncesto para vender las bondades de la ciudad pues, a fecha de hoy, ni siquiera se sabe con firmeza cuáles serán las instalaciones que ofrecerá la capital para tal evento: si un nuevo pabellón -que tendría que construirse con inversión privada- o el ya existente, el de San Pablo, inaugurado en 1988 y que necesitaría ser remodelado y modernizado. Esta última opción no se adoptará mientras no se dé por descartada la posibilidad de levantar el nuevo edificio algo que pierde cada vez más fuerza, pues sólo restan dos años para la cita.

Aunque las negociaciones entre el Ayuntamiento hispalense y la Federación de Baloncesto se retomaron tras dos años de parálisis, cuando Zoido llegó a la Alcaldía, en los últimos meses se ha avanzado muy poco y la construcción de un nuevo pabellón multiusos que se estrenaría con la Copa del Mundo de Baloncesto, como se denomina ahora a esta competición, está en el aire. El interés mostrado por un potente grupo inversor israelí y la ventajosa fórmula de financiación elegida -en la que el Ayuntamiento cede el suelo- ha hecho pensar al equipo de gobierno que el proyecto saldría adelante. No obstante, el reloj juega ya en contra, pues sólo los trámites administrativos necesarios para una obra de tal envergadura requieren de un tiempo del que Sevilla no dispone. De hecho, hace un año, la federación admitía ya que se estaba trabajando al límite.

Según las consultas realizadas por este periódico, la solución más viable para que Sevilla pueda acoger este mundial en condiciones pasa por reformar el antiguo complejo deportivo de San Pablo que, con una mera remodelación, podría servir. Al parecer, en el contrato firmado con la Federación Internacional de Baloncesto no se exige un nuevo recinto, como el que se construye en Granada o Las Palmas, también subsedes. Eso sí, con el pabellón multiusos previsto, las localidades se podrían duplicar, hasta superar las 16.000, mientras que en San Pablo el aforo actualmente sólo es ampliable a 10.000 con gradas supletorias.

Además, con esta iniciativa Sevilla no perdería la oportunidad de conseguir una gran instalación para la ciudad que, además de un uso deportivo, podría servir para albergar conciertos y congresos. No en vano, el proyecto cuenta con un ambicioso plan de negocio que haría rentable la inversión. Este edificio sería pues clave en el modelo de ciudad que persigue el equipo de Zoido, que apuesta por fomentar el deporte como talismán para atraer inversiones.

Las negociaciones, no obstante, arrancaron con el anterior gobierno de Alfredo Sánchez Monteseirín y se han barajado hasta cuatro emplazamientos distintos. El último, tal y como adelantó este periódico, es una parcela junto al Estadio de la Cartuja que permite contar con un aparcamiento de grandes dimensiones, que explotaría la empresa inversora. La negociación se centra en ver de qué manera la operación puede cumplir con la legalidad para evitar cambios en el PGOU, algo que retrasaría o incluso impediría llevar a buen término el proyecto.

El pabellón ideado para la Cartuja iría acompañado de una red de pequeños comercios y servicios de restauración y de ocio familiar. De la apuesta por este enclave se intuye la intención del nuevo gobierno local de revitalizar la Cartuja. Sin embargo, el hecho de que el PP no haya conseguido gobernar en la Junta dificulta la operación, pues el pabellón entraría en colisión con los usos del coliseo de la Cartuja y se requería consenso entre las distintas administraciones para que ambas instalaciones fuesen complementarias y, unidas, generasen empleo y actividad.

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