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Estudiantes

El afán por aprender

  • La Hispalense y la UPO suman cerca de 3.000 alumnos en sus planes de estudio para mayores de 50 años

El 14 de febrero de 1997, 180 sevillanos mayores de 60 años inauguraron el primer curso del Aula de la Experiencia de la Universidad de Sevilla. Entonces, la Hispalense era la tercera universidad española que contaba con un programa socioeducativo para este colectivo. Hoy son más de 60 las instituciones académicas del país que tienen un plan de estudio para mayores de 50 años.

Cerca de 3.000 personas han participado durante el curso 2016-2017 en los programas para mayores puestos en marcha en las dos universidades públicas de Sevilla: el Aula de la Experiencia en el caso de la Hispalense y Aula Abierta en la Pablo de Olavide.

La Junta ha destinado 70.000 euros de 2015 a 2017 para los planes de la Hispalense y la UPO

El programa nació con una finalidad social, que ha ido ampliándose y evolucionado en función de la demanda de los propios estudiantes, que una vez que acceden a la Universidad no quieren irse. "Esto engancha, no queremos irnos. Nos da vida", comenta Robledo Márquez, alumna del Aula de la Experiencia desde hace seis años. "Empecé a trabajar muy joven, no quería estudiar. Esto es una segunda oportunidad", continúa. "Me saqué el graduado escolar ya de mayor, y luego Bachillerato. Y cuando terminé pensé: hay que seguir, y aquí estoy".

El Aula de la Experiencia comenzó como un plan de estudios de tres años y ya son nueve, cinco de ellos de formación continua y voluntarios. Los cambios que introdujo el Plan Bolonia en los estudios universitarios también han afectado a este plan de estudios, que ahora depende del Vicerrectorado de Ordenación Académica de la Universidad de Sevilla.

"No hay exámenes, se consigue el certificado de apto sólo con la asistencia, pero si se desea obtener una calificación, deben presentar un trabajo en cada asignatura", explica Jesús Domínguez Platas, catedrático de Derecho Civil y director del Aula de la Experiencia. "Esto le gusta menos a los alumnos, que prefieren venir a escuchar lecciones magistrales", continúa. "Uno está acostumbrado a alumnos de 19 años que no prestan especial interés a tus clases, pero estos estudiantes valoran que vayas con la clase preparada y te aplauden cuando acabas, son muy agradecidos".

Domínguez destaca la alta participación de estos estudiantes en la vida universitaria. "Puedes contar con ellos para todo. Quieren participar en todo, incluso hay quien ya nos está pidiendo irse de Erasmus", manifiesta.

"La diferencia entre los jóvenes universitarios y nosotros es que nosotros estamos aquí de forma voluntaria, no tenemos la obligación de estudiar, estamos aquí porque queremos y no nos queremos marchar", manifiesta Enrique Carmona, alumno de la Hispalense desde hace más de 10 años. Carmona, de 69 años y antiguo empleado de banca señala, que "cerca del 70%" de las personas que participan en este programa universitario son viudas, divorciadas o solteras. "Viven solos, como yo. Muchos vienen por un problema de soledad. Aquí hacen nuevas amistades, se socializan, participan en actividades, viajan, e, incluso, algunos encuentran pareja", indica entre risas.

"Cuando te jubilas te preguntas, ¿y ahora qué?", comenta Emilio Angulo, ingeniero de Airbus jubilado desde 2009. "Me apunté porque necesitaba ocupar el tiempo libre para evitar estar todo el día sentado delante del ordenador", afirma Angulo, que en noviembre cumplirá 70 años. "Gracias al Aula de la Experiencia y a la Asociación Universitaria de Alumnos y Ex alumnos del Aula de la Experiencia de la Universidad de Sevilla, he redescubierto aficiones que tenía abandonadas, como la lectura, el cine o el interés por la investigación. Esto es útil para uno mismo y te hace sentirte útil para los demás", añade Emilio Angulo, que recientemente ha sustituido a Enrique Carmona tras seis años como presidente de la asociación de alumnos, que cuenta con unos 400 socios.

Tanto la Universidad de Sevilla como la Pablo de Olavide ofrecen planes de estudios interdisciplinares, desde Humanidades, Ciencias Jurídicas y Economía a Matemáticas, Ciencia de la Salud o Ciencias Tecnológicas. El perfil de los alumnos es muy diverso, aunque la media de edad ronda entre los 65 y los 70 años, y en la mayoría de los casos son mujeres.

El programa está financiado por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía a través de una convocatoria de subvenciones. En total, en los dos últimos cursos académicos, la Junta destinó 270.771 euros para los programas dirigidos a personas mayores de nueve de las diez universidades públicas andaluzas, incluida la Universidad Internacional de Andalucía. Sólo la Universidad de Almería se quedó fuera de la convocatoria y financió su programa con fondos propios.

La Universidad de Sevilla, con 2.053 alumnos, y la Pablo de Olavide, con 796 estudiantes, recibieron en los cursos 2015-2016 y 2016-2017 un total de 35.000 euros cada una. Son las instituciones andaluzas que más fondos obtuvieron en la última convocatoria pública, seguida de la Universidad de Granada, con 33.600.

La Pablo de Olavide es la universidad sevillana que cuenta con más sedes en la provincia, 17, a las que se sumarán tres más el próximo curso 2017-2018: La Algaba, Almensilla y Umbrete.

Francisco Cala, vecino de Las Cabezas de San Juan, se matriculó el pasado año por primera vez en el programa de Aula Abierta que la UPO tiene en Lebrija. Su mujer enfermó a principios de curso y falleció a final de año, pero Cala, maestro jubilado, decidió continuar con las clases. "He pasado una racha muy mala, pero este programa me ha ayudado mucho a superar la pérdida de mi mujer", comenta. Francisco Cala daba clases hasta hace 15 años a niños de 10, 11 y 12 años en un colegio público. "Es mucho más cómodo ser alumno que docente", bromea. "Quiero continuar el próximo curso, me viene muy bien, no sólo culturalmente, también socialmente. Se lo recomiendo a todo el mundo", añade.

También en Lebrija recibe clases María Dolores Jiménez, que en septiembre entrará en cuarto, el último curso del ciclo básico, a los que se suman dos años más para aquellos que deseen continuar. "Dejé el colegio muy joven, no quería estudiar, pero me saqué el graduado escolar ya casada", recuerda la mujer, de 59 años. "Ahora no quiero dejar de aprender, no quiero que esto acabe". Jiménez ha participado este año en un programa pionero en los que durante 17 jornadas los alumnos del Aula Abierta de Lebrija hacían de guía y enseñaban en patrimonio de su municipio a los visitantes. "No sabemos lo que tenemos. Ha sido una experiencia muy enriquecedora", reconoce.

Para el próximo curso, la UPO, que inició su plan de estudios durante el curso 2002-2003, tiene previsto consolidar el programa de intercambio que ha iniciado este curso con la Universidad de Extremadura, además de abrir colaboraciones con otras universidades españolas. También está estudiando la propuesta de un grupo de mayores para participar en Radiolavide y realizar un programa de radio sobre educación en personas adultas.

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