Ana, madre de un sevillano de 10 años tratado con CART: "La vuelta al colegio le ha dado la vida a mi hijo"
Gonzalo fue diagnosticado de leucemia en 2022 y, tras no funcionar el trasplante de médula de su hermano, la inmunoterapia le ha devuelto la esperanza
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Gonzalo es un sevillano de 10 años que está en el proceso de dejar atrás la leucemia linfoblástica aguda gracias a la terapia CART. De manera diplomática, lo correcto es decir que el pequeño lleva diez meses en remisión completa. Es decir, el cáncer ha desaparecido de su cuerpo con esta innovadora inmunoterapia tras el traspiés que supuso el rechazo a los tres meses y medio del trasplante de médula ósea que le donó su hermano. Este revolucionario tratamiento les ha devuelto la esperanza. “Llevamos diez meses con ella activa. Lo ideal son 24 meses, pero al año ya se da un gran paso y podremos respirar”, sostiene su madre.
Optimista, feliz y tranquila, Ana Fernanz relata el difícil camino que han recorrido desde que a su hijo se le diagnosticó leucemia en septiembre de 2022. Recayó justo un año después. “Gonzalo se ha sometido a más de 25 ciclos de quimioterapia, cada uno con cuatro sesiones. Ha sido puro veneno para su cuerpo, afectando no sólo a las células malas, sino también a las buenas”, explica. Además, los efectos secundarios de la quimioterapia han sido devastadores, provocándole una neuropatía en la pierna, problemas cardíacos y un retraso en su crecimiento. Es la cara más dura de una enfermedad que no entiende de edades. “Son efectos que todavía estamos intentando corregir”, explica.
Pero llegó la luz. Tras la recaída post-trasplante, en el hospital le hablaron de la terapia CART como última opción. Esta inmunoterapia consiste en extraer los linfocitos T del paciente, modificarlos genéticamente en un laboratorio para que sean más agresivos contra las células cancerígenas, y reintroducirlos en el cuerpo del paciente.
Desde que recibió la terapia CART en junio de 2024, Gonzalo se encuentra en remisión completa. Ha podido retomar su vida, volver al colegio y disfrutar de las actividades propias de un niño de su edad. “Ver a Gonzalo ir a excursiones, a cumpleaños... Me emociono. La vuelta al colegio le ha dado la vida”, confiesa su madre.
No obstante, debido a que las células CART destruyen también los linfocitos B sanos, encargados de producir anticuerpos, Gonzalo debe acudir una vez al mes al hospital para recibir inmunoglobulinas externas. “Este es el único peaje que hay que pagar por esta terapia tan prometedora”, indica Ana Fernand.
La madre de Gonzalo aprovecha para hacer un llamamiento sobre la situación de los tratamientos oncológicos en España. “En España, la Seguridad Social no financia el blinatumomab, que son anticuerpos monoclonales específicos para pediatría. Tuvimos que firmar para que le dieran inotuzumab, un fármaco de adultos, por uso compasivo”, denuncia.
Además, critica que en España la terapia CART no se ofrezca como primera línea de tratamiento en niños de alto riesgo, al contrario que en países del norte de Europa. “En Finlandia o Noruega, a un niño de alto riesgo le ponen directamente la terapia CART, evitándole así los daños de la quimioterapia”, señala.
A pesar de las dificultades, la madre de Gonzalo se muestra esperanzada y agradecida por la oportunidad que ha supuesto la terapia CART para su hijo. “Estoy muy contenta con esta terapia. Cada vez que nos dicen que el CART sigue activo, es un mes más de vida para Gonzalo”, concluye emocionada.
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