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Huesca

Un 92 andante por la Sevilla del 29

  • Luis Díaz del Río. Nació el año de la dictadura de Primo de Rivera cerca de donde surgen la Reconquista y la República. Diseñó la plaza de Cuba, donde vive. Fue conservador de la plaza de España.

PARA un niño de Berdún, en el Pirineo aragonés, Jaca era Nueva York. La ciudad olímpica donde empezó la Reconquista, "hasta allí llegaron los godos huyendo y echaron a los moros para atrás, en San Juan de la Peña, como en Covadonga". Donde se atisba la República con la sublevación de Galán y García Hernández en diciembre de 1930. Luis Díaz del Río (Berdún, Huesca, 1923) era un niño que estaba a punto de cumplir siete años. "Mi padre era militar y se salvó de milagro. A los dos carabineros que fueron a avisarlo los mataron en la puerta de mi casa".

Un niño de seis años cuando en 1929 muere Aníbal González. "Su mérito es que fue capaz de crear un estilo". Aquel niño del 29 es ahora una exposición andante del 92, los años que tiene y luce con una memoria prodigiosa. Ha bajado en ascensor desde la séptima planta de uno de los tres bloques de la Plaza de Cuba que diseñó como arquitecto. Diez plantas. "En Kansas City proyecté un edificio de veinte que no me lo autorizaron".

Bajamos del taxi junto a la Torre Norte. Este profesional de la promoción 103ª de la Escuela de Arquitectura de Madrid, padre de dos arquitectos -Ángel, decano del Colegio de Sevilla, y Aurora- fue conservador de la Plaza de España y la rehabilitó con vistas al certamen de 1992. Siempre dijo que le sobran la fuente central y los laureles que impiden fotografiar al completo la plaza.

Sacó una de las dos plazas del cuerpo de arquitectos de Hacienda en Sevilla. "La otra fue para Fernando Balbuena". Llegó en 1953, un año antes de casarse con una hermana de su compañero de curso Fernando del Corro. "Era muy enamoradizo y no acabó los estudios". Él sí los acabó y conquistó a la hermana de tan indolente condiscípulo.

En Hacienda conoció al que sería su amigo Juan Sierra, el poeta del grupo Mediodía. "El primer día me llevaron de copas y probé por primera vez en mi vida la manzanilla". Hay una estancia anterior, fugaz, a Sevilla. "Hicimos un viaje fin de carrera con un proyecto para construir una ciudad en una playa de Marruecos, cerca de Tetuán. A mí me tocó diseñar el edificio de Correos. De regreso paramos en Sevilla y Córdoba. Habíamos perdido el tiempo. En estas dos ciudades había una arquitectura árabe mucho mejor que la de Marruecos".

Berdún puede que sea un galicismo emparentado con el Verdún francés de la mítica batalla. Su pueblo está en el camino de Santiago, la ruta de Roncesvalles. Y le remite a dos viajes. Uno iniciático, el que hacían para ver a su tío médico, que trabajaba en Canfranc, "la mitad del hospital era español, la otra mitad francés". Otro de madurez. "Mi mujer era muy devota de la Virgen de Lourdes. Muchos años íbamos y antes parábamos en Andorra y en Pau, una ciudad preciosa con el palacio de Enrique IV. El rey del famoso París bien vale una misa nació en esa ciudad".

Cuando llegó a Sevilla, el Colegio de Arquitectos estaba en la calle García de Vinuesa y las reuniones se hacían en una mesa camilla. Hizo el Círculo de Labradores y las instalaciones de Pineda. En la plaza de España, Huesca limita con Huelva, Francia con Portugal y Berdún con Mazagón, su paraíso del sur donde construyó un chalé estilo Le Corbusier. La asignatura pendiente de quien tardó mucho en ver el mar. Siendo nieto de un marino que no se rindió en Cuba -abuelo del arquitecto de la plaza de Cuba-; hermano de un marino que fue tutor del rey Juan Carlos I en Marín; tío de tres marinos, uno de ellos al frente de la escuadra de la OTAN en el Mediterráneo.

Para estudiar Arquitectura tenían que hacer dos años de Ciencias Exactas. Y eso que alguien había dicho que no servía para estudiar. "Mi padre me dio clases de Matemáticas y mi tío Leoncio, que era sacerdote, nociones de Latín. Me hicieron un test y dijeron: pues tonto no parece".

Nació el año que empieza la dictadura de Primo de Rivera. Se ha paseado por los libros de Historia como un saltimbanqui. "A mi padre lo destinaron a Madrid y todos los fines de semana del año 36 venía a Zaragoza a estar con nosotros. Cuando terminó el colegio, la familia nos fuimos a Madrid y allí nos cogió la guerra. Mi padre estuvo 18 meses en cuatro checas condenado a muerte".

Vive en la plaza de Cuba desde 1962. Allí fue muchos años vecino de Juan Fernández Rodríguez García del Busto, el alcalde que en 1973 se llevó la Feria al final de la calle Asunción. "Era muy amigo de mi prima Tona, que nació en Buenos Aires y vive en la Avenida República Argentina".

Venecia es su ciudad favorita. Al viajero que se adentre por su patria chica le sugiere coger la carretera que une Ansó con Berdún. "La mitad de la carretera es un túnel y va paralela al río Veral, afluente del Gállego que desemboca en mi pueblo". Un río que remite a Sallent de Gállego, la cuna de los hermanos Javierre, el cura periodista y el del Vaticano.

Este nonagenario tiene inquietudes muy juveniles. Volverá a coger el ascensor de plaza de Cuba hasta la séptima planta, pero siempre le fascinaron las escaleras. En la plaza de Cuba también intervino Gutiérrez Soto. "Le decíamos Pichichi. Él solo se hizo medio Madrid. Hasta el Ministerio del Aire". Y algunos de los mejores cines de la ciudad donde estudió Arquitectura este chaval de 92 años que aprendió a esquiar en las pistas de Candanchú.

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