1950-1979, años de expolio ciudadano
Episodios sevillanos del siglo XX
ENTREGAS PUBLICADAS 4, 11, 18 y 25 de mayo; 1, 8, 15, 22 y 29 de junio; 6, 13, 20 y 27 de julio; 3, 10, 17, 24 y 31 de agosto; 7, 14, 21 y 28 de septiembre ; 5, 12, 19 y 26 de octubre; 2, 9, 16 y 23 de noviembre de 2008.Durante el tardo franquismo la destrucción del patrimonio urbano y arquitectónico estuvo menos justificada, porque ya existía sensibilidad cultural y normativa adecuada. Pero se impuso la especulación
ANTES de adentrarnos en la plaza del Duque de la Victoria y como corolario de la plaza de la Magdalena, planteamos una reflexión sobre las enormes pérdidas patrimoniales sufridas por la ciudad a lo largo de los siglos XIX y XX, y muy especialmente en el período 1950-1979. Porque es evidente que fue durante esa época de tardo franquismo cuando la destrucción del patrimonio urbano y arquitectónico estuvo menos justificado, porque ya existía sensibilidad cultural y normativa adecuada.
Puede afirmarse que durante esa etapa indicada es cuando menos justificado ha estado la destrucción de decenas de edificios notables, una verdadera masacre arquitectónica ampliada con la pérdida de los ajuares. Hay, pues razones validas para catalogar como "crímenes" urbanos, arquitectónicos y patrimoniales lo acontecido en Sevilla entre 1950 y 1979, cuando ya existía sensibilidad social por la cultura heredada y normas que aplicarse en su defensa. Pero faltó voluntad política para frenar el lucro especulativo de un capitalismo salvaje.
De manera que los "crímenes" culturales cometidos en las plazas de la Magdalena y del Duque, como símbolos de la destrucción salvaje de la ciudad heredada, pueden ponerse como símbolos de la mayor calamidad sufrida por la ciudad en su historia, incluso superior relativamente a la provocada por los invasores franceses. Entre 1950 y 1979 no hubo guerra de ningún tipo, y todas las destrucciones y expolios de las riquezas anexas fueron provocados por el capitalismo y admitidos por las autoridades del tardo franquismo. La verdad es que no hubo voluntad por conservar ni aplicar las normativas vigentes. Solo hubo incultura, afanes de lucro, insensibilidad, por una parte de los propietarios de fincas, e incapacidad administrativa y falta de voluntad política generalizada para evitarlo.
Ya hemos conocido los derribos del Hotel Madrid, las casas palacios del marqués de Aracena y la familia Robledo, y otros edificios, pero nos faltan la plaza del Duque y otras zonas. En la plaza del Duque se destruyeron las mansiones de los Cavaleri, de Sánchez-Dalp y de Palomares, el Hotel Venecia y el colegio Alfonso X el Sabio. Luego conoceremos al menos las fachadas de varias decenas de casas de los siglos XVIII y XIX que fueron derribadas con total impunidad. Edificios notables como la Casa de los Levíes, de Concha y Sierra, de Bombita…
No hay comentarios