El sector del taxi asumirá la subida del IVA a partir de la semana próxima

El sector del taxi ha optado por asumir los dos puntos de la subida del IVA, que comenzará a aplicarse a partir del 1 de septiembre. A pesar de suponer un esfuerzo añadido para este gremio, con ello pretende evitar que la caída de clientes, a causa de la crisis económica, sea aún mayor.

Las tarifas se mantendrán, aunque sólo hasta finales de año. El incremento del IVA aplicado por el Gobierno central comenzará a reflejarse en los taxímetros en enero, cuando se actualizará la tarifa, que será un 2% más alta. "No sabemos cómo nos puede afectar cuando nos inyecten la nueva tarifa el año que viene", admite Juan Bocio mientras espera clientes en la parada de la Plaza de la Magdalena. El taxista hace sus cuentas y advierte que, además, tendrá un coste añadido, "pues tenemos que poner de nuestro bolsillo los cuarenta euros que cuesta actualizar el taxímetro, más los diez de la ITV".

La mayor parte de taxistas no ve con buenos ojos la subida aunque estén resignados a asumir los dos puntos de diferencia. "No la vamos a cobrar, pero sí la vamos a tener que pagar", apunta Francisco López, uno de los taxistas que ayer trabajaban en la Puerta de Jerez.

La subida del IVA no es el único problema del que se quejan los taxistas. López recuerda que en el sector existen "en torno a 500 licencias de más", lo que les afecta "muy significativamente". Demasiados conductores para repartirse una clientela cada vez menor y, en consecuencia, conseguir un salario digno.

"Es excesivo tener que trabajar entre 14 y 16 horas diarias", explica Miguel Ángel Ruiz en la parada de taxis de la Plaza del Duque. Él también achaca las dificultades del sector al progresivo aumento de coches particulares en Sevilla. Absolutamente convencido de ello asegura que, según los datos que maneja, cada día hay "175 vehículos nuevos".

Las distintas asociaciones del gremio coinciden en que lo más prudente es asumir, de momento, la subida, como ya hicieron hace dos años con otro cambio fiscal, pero insisten en que el esfuerzo será importante. "A esa situación se le suma el aumento continuado de los precios del carburante, que han subido un 40% en un año, mientras que las tarifas sólo se han incrementado el IPC en los últimos dos años", apunta Enrique Filgueras, presidente de la asociación Solidaridad del Taxi.

Bocio explica su situación con un ejemplo muy claro: "El dueño de un bar siempre puede elegir lo que va a cobrar, pero nosotros nos tenemos que ajustar a lo que hay". Una parada más abajo, en Reyes Católicos, Juan Antonio Corrales concreta que se rigen por las decisiones del Ayuntamiento y del Gobierno central, "nos guste o no". La queja es colectiva, pero elevarla conjuntamente, a modo de protesta, no suele ser fácil, según apunta Ruiz que ve "imposible" coordinar a los más de mil trabajadores que tiene el sector en Sevilla.

A Corrales le preocupa más que la subida del IVA, el hecho de que, a causa de la crisis, haya cada vez menos clientes. "Ése es el verdadero empobrecimiento del sector", apunta. En Alemanes, junto a la Catedral, Manuel Gallego asegura que, a partir de enero, los taxistas tendrán que hacer "un esfuerzo extra, tanto económico como físico". "Ya hay demasiados taxis, y con esto van a ser todavía más y haciendo más horas", advierte.

Las Federación Andalucía de Autónomos del Taxi confía en que este esfuerzo que hará el gremio sea valorado "muy positivamente por todos los agentes sociales", pues la no aplicación de la subida del IVA puede suponer para los 10.000 taxis que aproximadamente hay en Andalucía un desgaste aproximado de 37 euros por taxi y mes, según los datos aportados por Miguel Ruano, presidente de dicha federación. Así, en los próximos cuatro meses, asumir la subida del IVA costará a los taxistas andaluces 1,5 millones euros.

El presidente de la asociación Foro Taxi Libre, Juan Martín Caparrós, apunta la necesidad de contar con el respaldo del Ayuntamiento de Sevilla, con quien actualizarán las tarifas. Eso será en enero, mientras quedan cuatro meses en los que, más que el IVA, el problema es poder seguir bajando la bandera.