El bar del Arenal exigirá más de 60.000 euros al Consistorio

El Gallo Negro presentará una demanda para reclamar el "lucro cesante y el daño emergente".

El abogado Juan Isidro Fernández, que representa al bar que fue cerrado.
Jorge Muñoz

19 de marzo 2015 - 05:03

Los dueños del bar El Gallo Negro, cuyo precinto ha levantado la Justicia, presentarán una demanda contra el Ayuntamiento de Sevilla al que reclamarán una indemnización de más de 60.000 euros, en concepto de "lucro cesante y el daño emergente" derivado de la clausura del negocio, decretada las pasadas Navidades por parte del Consistorio. En esa indemnización se incluirían tanto los beneficios dejados de percibir por el cierre como los gastos de alquiler, luz, etcétera.

El abogado Juan Isidro Fernández, que representa a los empresarios, mostró este miércoles a este periódico su satisfacción por la decisión del juez de lo Contencioso-Administrativo que ha levantado el precinto, al considerar que la clausura del local fue una medida "ejemplarizante" y que no estuvo "razonada ni explicada" por parte del Ayuntamiento. El letrado indicó que la decisión del Consistorio fue "completamente desproporcionada" porque, según dijo, antes se debería haber "apercibido" a los propietarios, dado que el "cierre del negocio es lo último".

Juan Isidro Fernández recordó que el juez aún se debe pronunciar sobre la petición que también se realizó para que se anule la sanción de 6.000 euros que se impuso a los propietarios, y añadió que, de forma paralela, la próxima semana presentarán una nueva demanda contenciosa para exigir la indemnización por el "lucro cesante y el daño emergente por los más de dos meses" en los que el bar ha estado cerrado, tratándose además de los meses de mayor afluencia de público, al coincidir con las Navidades. El letrado no dudó en afirmar que la actuación del Consistorio ha "destrozado" la vida a los dueños y a la docena de trabajadores de El Gallo Negro, que se han "quedado en la calle" desde las Navidades.

El letrado opinó que el Ayuntamiento, al clausurar el negocio, ha actuado "en contra de la Sevilla tradicional, que aparece en Rinconete y Cortadillo, de la cultura de estar en la calle. No defiendo la botellona, pero sí el consumo en la calle con control, como ocurre en la Plaza del Salvador", aseveró.

Juan Isidro Fernández concluyó diciendo que el Consistorio ha intentado "una ejemplarización social con esta medida, pero la finalidad ejemplarizante no sirve para justificar la medida. Antes del cierre tendrían que haber apercibido del cierre", insistió.

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