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Un cartel del siglo XIX para una Feria del siglo XXI

  • Ilustradora. Teresa Guzmán es la autora del cartel de una Feria del Libro Antiguo y de Ocasión que se encuentra asentada en el calendario cultural

Teresa Guzmán posa junto al cartel de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión.

Teresa Guzmán posa junto al cartel de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. / d. s.

Hoy se clausura la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. Sus visitantes han tenido entre sus reclamos un cartel que incita a la lectura o al menos a esa terapia siempre benefactora de acudir a una librería. Su autora es Teresa Guzmán (Sevilla, 1975), que como admiradora de la literatura del siglo XIX llegó a esta oportunidad de una manera un tanto rocambolesca.

A nadie pasa desapercibido ese doble espacio, uno comercial del encuentro con el librero, el otro más convivencial, entre estanterías de volúmenes. Adiós a la 44 edición de esta Feria ya asentada en el calendario cultural de la ciudad. "El 4 es mi número favorito", dice la ilustradora. "Cuatro eran las mujeres que pusieron en marcha la obra de las Hermanas de la Cruz. Cuatro las hermanas March de Mujercitas. Sevillanos ilustres fue el cuarto de mis libros, que salió en vida de mi padre". Y además de todo eso, aunque esta licenciada en Bellas Artes y diplomada en Magisterio da clase en todos los cursos de Secundaria del colegio Sagrada Familia de las Carmelitas de la calle Pozo, profesora de Música, Plástica, Religión, Filosofía y Ciudadanía, son sus alumnos de cuarto de la ESO los principales destinatarios de su aliento a la lectura. "Leer y viajar son los dos ejercicios más gratificantes para el alma".

En el dibujo hay guiños al Frankenstein de Mary Shelley y a Jane Austen"No creo en la literatura femenina ni soy feminista; soy femenina y un ser humano"

Hablamos en la Feria del Libro Antiguo, junto al cartel que hace las veces de portada de Feria. Señala los contenidos de su ilustración. "Siempre me ha gustado mucho la literatura europea del XIX, los libros y la ropa de esa época, no me gusta la ropa de hoy día". Y describe entre los personajes del cartel a Elisabeth Benneth, protagonista de Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen, y al doctor Frankenstein.

"En la edición 43 compré Frankenstein, de Mary Shelley, y Drácula, de Bram Stoker, que estoy releyendo muerta de miedo. Casi todos los libros que compro son de segunda mano". Todo fue por un mundo que procuraba evitar, el de las redes sociales. "Mi amiga Marisol me dijo que entrara en Instagram. Empecé a mostrar mis cosas y me llamó Águeda, hija de Mila Díaz, presidenta de la Asociación de Amigos del Libro Antiguo. Madre e hija llevan la librería Sur. Ellas me propusieron para el cartel. Yo no me lo podía creer. Casi me desmayo".

El encargo coincidió con una exposición individual que tenía en el Círculo Mercantil titulada Historias, Cuentos y Leyendas. "A través de un código QR la gente interactuaba. Yo ponía frases de diferentes personajes y daban con la pista del libro". En la calle Sierpes aparecieron sus ilustraciones de referentes universales del cuento (Blancanieves, Cenicienta, la Bella Durmiente) o personajes bíblicos: Ruth, Salomé, la reina de Saba.

De sus cinco años de Bellas Artes conserva el magisterio de Ignacio Cortés, Carmen Márquez, José Antonio García Ruiz, Luisa Montes o Huguet Pretel. Quiso salirse del binomio trampa de "óleo-Sevilla". "No quería anclarme en cartel y papeleta de sitio". Prefiere el viaje de vuelta que ha hecho Manolo Cuervo desde las vanguardias a la cartelería cofrade. "Mi mundo era La Regenta, Los Miserables,Tolstoi, Dostoievski. Y en los comienzos, los libros de Bruguera y las historias de Esther y su mundo de Purita Campos".

En el podio de sus preferencias literarias estarían Sentido y sensibilidad, de Jane Austen; Anna Karenina, de Tolstoi; El jorobado de Nôtre Dame, de Víctor Hugo; La Regenta, de Clarín, y Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell. Y en el de las pictóricas, el sueco Karl Larsson, al que rinden tributo en la estética de Ikea, Velázquez, Gustav Klimt "y toda la pintura flamenca, desde Van Eyck hasta Vermeer". Éste nos lleva a un libro de José María Conget titulado La mujer que vigila los Vermeer.

En 2014 se casó con Pablo Borrallo. El mismo año que muere su padre, Pepe Guzmán, que trabajaba en la Antigua Unión Levantina de Seguros. María Ruiz, su madre, le ha dejado un doble legado artístico: su abuelo materno trabajó en la Imprenta Gráficas del Sur, donde coincidió con Joaquín Sáenz; su tío dirige la Capilla Musical del Gran Poder.

La profesora de la calle Pozo no deja de soñar historias. Dibuja y escribe porque sus lecturas siempre le dejaban imágenes. Prepara un libro de heroínas, antiheroínas y mujeres que tienen papeles secundarios en la literatura. Un universo inagotable que la ha llevado a Las amistades peligrosas, La Celestina, Madame Bovary y la ilady de Los Tres Moqueteros. "Mira que es mala Escarlata O'Hara".

Hay en el bigote central de su cartel una melancolía proustiana eclipsada por los pliegues de los vestidos belle epoque. "No creo en la literatura femenina y tampoco soy feminista. Soy femenina y ser humano. Cuando un libro me conmueve, me da igual quién lo escriba". Sus citas de novios eran muy librescas. "A Pablo le recomiendo lo que puedo, pero lo sigue a regañadientes. Él es muy fan de Delibes y Balzac. La comedia humana es su Enciclopedia".

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