Un caso de malaria en Sevilla revela fallos de seguridad en pruebas diagnósticas y cambia el protocolo

Una investigación del Hospital Virgen del Rocío identifica las fundas protectoras de plomo de las jeringuillas como fuente de contagio de la infección nosocomial

El Virgen del Rocío reivindica su éxito contra el ictus con la trombectomía

Personal sanitario manipula pruebas diagnósticas en el laboratorio del Hospital Virgen del Rocío.
Personal sanitario manipula pruebas diagnósticas en el laboratorio del Hospital Virgen del Rocío. / Juan Carlos Vázquez

Un insólito caso de malaria en una paciente que no había salido de Sevilla ha permitido identificar una brecha de seguridad en ciertas pruebas diagnósticas. Según una investigación publicada por profesionales del Hospital Virgen del Rocío en la revista Emerging Infectious Diseases, las fundas protectoras de plomo que recubren las jeringuillas usadas en análisis como la gammagrafía tiroidea fueron la vía que posibilitó el contagio de esta infección, normalmente transmitida por mosquitos en zonas tropicales.

"La investigación ha conseguido demostrar la existencia de un nuevo mecanismo de transmisión nosocomial de la malaria que ha permitido mejorar la seguridad de los pacientes y evitar futuros casos, y que estas mejoras puedan ser aplicadas en otros hospitales", explica el director de la unidad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología del Hospital Virgen del Rocío, además de uno de los autores de la publicación científica que cambia la práctica y los protocolos que se han usado hasta entonces, José Miguel Cisneros.

Las fuentes cercanas al hospital consultadas por este periódico indican que, aunque las jeringuillas son desechadas tras un solo uso, los protectores de plomo eran reutilizados el mismo día después de ser desinfectados entre pacientes. Sin embargo, este procedimiento resultó "insuficiente para eliminar el parásito de diminutas manchas de sangre contaminada que pudieron quedar en la superficie". Esto ha llevado al hospital a actualizar su protocolo de seguridad, estableciendo que este instrumental sea usado "una única vez al día y esterilizado en autoclave". Según las mismas fuentes ya se estaría estudiando extender estos cambios al resto de centros sanitarios andaluces.

La investigación, según una información difundida este lunes por El País, se inició cuando una mujer de 60 años residente en Gilena acudió a Urgencias con fiebre, malestar general, sudores nocturnos y dolor articular. Los análisis revelaron bajos niveles de plaquetas y la presencia de glóbulos rojos infectados con Plasmodium falciparum, una de las especies del parásito causante de la malaria. La paciente fue tratada exitosamente, pero el origen de la infección era un misterio, ya que no había viajado a ninguna zona tropical ni cumplía otros criterios habituales.

Portadores asintomáticos

La investigación se centró en una gammagrafía tiroidea a la que la mujer se había sometido dos semanas antes. El paciente previo era un hombre nacido en Guinea Ecuatorial, país donde la malaria es endémica, aunque no presentaba síntomas y no había viajado a su país en más de dos años. Sin embargo, refirió haber padecido malaria en su infancia. Esto pone de manifiesto el desafío que suponen los portadores asintomáticos, personas que desarrollan una inmunidad parcial y albergan el parásito sin manifestar la enfermedad, pudiendo transmitirla silenciosamente.

"Es el otro aspecto relevante de la investigación, la confirmación de que pacientes con malaria crónica y asintomático pueden ser transmisores de esta infección, lo que explica el valor del artículo publicado en una revista de primer nivel científico, que, además, es la portavoz de los prestigiosos CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades)", afirma el doctor Cisneros.

Las pruebas genéticas confirmaron una sustancial similitud entre los parásitos de ambos pacientes, concluyendo que la funda de plomo había sido la vía de transmisión. Al retirar la jeringuilla tras inyectar el yodo radioactivo, pequeñas salpicaduras de sangre contaminada pudieron quedar en su interior, siendo posteriormente introducidas en el torrente sanguíneo de la segunda persona al insertar una nueva jeringuilla.

La investigación ha conseguido dar un paso crucial en el entendimiento de las infecciones nosocomiales. "La demostración del mecanismo de transmisión de la malaria nosocomial, exceptuando los casos de transfusiones y trasplantes es muy difícil de establecer. Prueba de ello es el hecho de que, en los casos descritos en nuestro país en los últimos años, el mecanismo de transmisión ha quedado sin resolver", concluye el investigador.

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