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Aniversario

Boicot al ministro de Información y Turismo en la Facultad de Derecho de Sevilla

  • Se cumple un siglo del nacimiento de Fraga, un superviviente de la política

  • Fue ministro con Franco, en el primer Gobierno de la Monarquía y presidente de la Xunta de Galicia

  • La moto de Manuel Fraga

Manuel Fraga, en el Hotel Luz Sevilla, en la campaña de las andaluzas de mayo de 1982.

Manuel Fraga, en el Hotel Luz Sevilla, en la campaña de las andaluzas de mayo de 1982. / Pablo Juliá

Se fue de Sevilla sin dar la conferencia. Manuel Fraga Iribarne (1922-2012) había sido nombrado en julio de ese año de 1962 ministro de Información y Turismo en la remodelación del Gobierno. Un año tumultuoso. Huelgas mineras en Asturias. Estado de excepción en esa provincia además de Vizcaya y Guipúzcoa. Detención del comunista Julián Grimau (que en la primavera de 1963 sería ejecutado). Contubernio de Munich, con la presencia de 118 españoles opositores al franquismo, 38 de ellos en el exilio.

Hoy se cumple un centenario del nacimiento de Fraga Villalba (Lugo). Primogénito de doce hermanos, su padre fue alcalde de esa villa durante la dictadura de Primo de Rivera. Su hijo mayor fue ministro antes de la muerte de Franco, entre 1962 y 1969, y después, en el primer Gobierno de la Monarquía, entre el 11 de diciembre de 1975 y el 6 de julio de 1976.

En sus Memorias, Cuando el tiempo nos alcanza, Alfonso Guerra cuenta la fallida conferencia que Fraga Iribarne no llegó a pronunciar en Sevilla. “La visita de Fraga representó nuestra primera colaboración con Felipe González, hasta entonces más ligado a los movimientos católicos de contestación al régimen”, dice Guerra. El boicot a la charla lo prepararon los estudiantes en el bar de Derecho, “protegida la puerta por el capellán de la Universidad”. La conferencia llevaba el título de Prensa y Opinión Pública y tendría lugar a las ocho de la tarde en el Aula Magna de Derecho. Dice Guerra que a las tres de la tarde ya no había un asiento libre. Cuando iba a empezar su exposición, los estudiantes empezaron a cantar Asturias, patria querida en alusión al conflicto minero. “Después de varios intentos, Fraga abandonó con rapidez la tribuna literalmente corriendo por las galerías de la Facultad”. El recuerdo de esa visita de Fraga es coetáneo en el tiempo para Alfonso Guerra con el descubrimiento de Rosa Luxemburgo, que le enseñó a releer a Hegel, Marx y Engels. Guerra tenía 22 años; Felipe, 20.

Relevado por el Opus Dei

Fue un superviviente de la política. En sus Memorias, Cuando ya nada se espera, José Antonio Griñán narra el enfrentamiento de Fraga Iribarne con “los tecnócratas del almirante”. Y cita dos detonantes de aquellas fisuras con Carrero Blanco: el caso Matesa, la empresa de maquinaria textil acusada de un desfalco financiero, y el estreno del Tartufo de Molière en versión de Adolfo Marsillach. “A los pocos días del estreno de la obra, Franco hizo una remodelación de su Gobierno, sacó de él a los azules (Fraga y Solís) y lo llenó de miembros del Opus Dei”.

Fraga Iribarne fue uno de los siete ponentes de la Constitución española y uno de los siete fundadores de Alianza Popular. En el libro Memoria de la Transición, que publicó El País, lo entrevistó Rosa Montero. La periodista le pregunta por el encuentro que mantuvo con Areilza, que le dijo que uno de los dos sería el futuro presidente del Gobierno, a lo que Fraga respondió: “en un cónclave, muchos entran papas y luego salen cardenales”. Fraga le cuenta que sólo tuvo un desencuentro con Arias Navarro, sucesor de Carrero Blanco en la presidencia del Gobierno, cuando en una entrevista con el New York Times se mostró partidario de legalizar al PCE. Preludio del simbólico saludo con Santiago Carrillo en el Club Siglo XXI.

En su cartera, la Información se tambaleaba con el Turismo con el desprestigio internacional provocado por el caso Grimau, que detalla el magistrado Juan José del Águila en su libro sobre el Tribunal de Orden Público. Dos de las principales aportaciones de Fraga fueron la Ley de Prensa e Imprenta de 1966 que va a abolir la censura previa y la red de Paradores Nacionales. En uno de ellos, el de Carmona, es donde se redactó el Estatuto Andaluz.

En el Hotel Luz Sevilla

Manuel Fraga, en el Hotel Luz Sevilla, en la campaña de las andaluzas de mayo de 1982. Manuel Fraga, en el Hotel Luz Sevilla, en la campaña de las andaluzas de mayo de 1982.

Manuel Fraga, en el Hotel Luz Sevilla, en la campaña de las andaluzas de mayo de 1982. / Pablo Juliá

Dos décadas después de aquella frustrada conferencia en la antigua Fábrica de Tabacos, Fraga vino a Sevilla en plena campaña de las elecciones andaluzas de mayo de 1982. Dio una rueda de prensa en el desaparecido Hotel Luz Sevilla, donde se celebraban los cócteles del Festival de Cine, en calle Martín Villa esquina con Orfila. Pablo Juliá le hizo una fotografía tan icónica como la de la tortilla. Fraga puso fin a la comparecencia, se levantó como el rayo mostrando la contraportada de un periódico con el anuncio Vota PSOE. Una profecía. Rafael Escuredo en mayo y Felipe González en octubre de ese año ganaron las elecciones con sendas mayorías absolutas.

El 1 de abril de 1990, Sevilla acogió el congreso del Partido Popular, fuerza heredera de las siglas de Alianza Popular. Fraga le pasó las riendas del partido a José María Aznar. Ese mismo año, quien había sido en dos periodos ministro, eurodiputado y embajador de España en Londres, accedió a la presidencia de la Xunta de Galicia, donde fue ganando mayorías absolutas hasta 2005. En la derecha española mandan los gallegos en mandatos alternos: Fraga, Rajoy y Feijóo con los paréntesis de Aznar y Casado.

El siglo de Fraga. Llegó por primera vez al Gobierno con 40 años, igual que Pablo Iglesias. Publicó más de medio centenar de libros, con 27 años el titulado Así se gobierna España, y fue catedrático de Derecho Político, Teoría del Estado y Derecho Constitucional. Fraga llegó a Hegel sin tener que pasar por Rosa Luxemburgo. En Sevilla dejó un delfín que llegó al primer Gobierno de Aznar, Javier Arenas. Y una alcaldesa incondicional, Regla Jiménez, la de Espartinas, a cuyos vecinos regaló don Manuel un crucero. Fraga dirigió la Revista de Estudios Políticos. Potenció el turismo, prohibió La Dolce Vita de Fellini y metió en prisión a su amigo Ramón Tamames. Tiene familia en Sevilla: una hermana era el alma del mercadillo de los dulces conventuales y un cuñado fue profesor en la facultad donde le cantaron Asturias, patria querida.

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