DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Sevilla

El comercio del centro, dividido ante la propuesta

  • A pesar del apoyo de las asociaciones del casco histórico, no todos los empresarios defienden la liberalización de horarios en primavera.

Disparidad de opiniones entre los comerciantes del casco histórico ante la petición del Ayuntamiento de declarar el centro como Zona de Gran Afluencia Turística (ZGAT), lo que permitiría a las grandes superficies abrir sus puertas en las seis semanas previas a la Feria de Abril. Los dueños de los locales de menos de 300 metros cuadrados -que ya disfrutan de la libertad de horarios- se debaten entre apoyar o negar los beneficios de la propuesta del Consistorio, a pesar de que las asociaciones de comerciantes implicadas se han posicionado a favor.

Sin embargo, hay empresarios que no pertenecen a estas entidades y, por lo tanto, prefieren que la situación se mantenga como hasta ahora. Es el caso de Nuria Cobo, propietaria de la marca homónima de zapatería, que tiene una de sus tiendas en la calle Rosario, esquina con Méndez Núñez. Pese a que considera normal que algunas voces pidan la libertad comercial, la sevillana se muestra negativa ante la medida: "El pequeño comercio no tiene personal ni medios para competir con las grandes superficies en los horarios", apunta Cobo, que asegura que la nueva norma supondría la "indefensión" para empresas como la suya. "En el caso de que se apruebe, me niego a abrir los domingos. Tendré que buscar otros alicientes para atraer a mi clientela", señala.

A poco más de cien metros de la zapatería de Nuria Cobo se encuentra la sastrería Vicente Delgado, creada hace más de tres décadas por un antiguo trabajador de grandes almacenes. En la actualidad, el hijo del fundador está detrás del mostrador y utiliza los mismos argumentos que su vecina para apoyar la propuesta del gobierno local: "Mi competencia no es la gran superficie. Nosotros tenemos más encanto, apostamos por dar un trato más familiar al comprador", alega. Delgado no está convencido de que abrir un domingo signifique un aumento en las ventas, ya que, en su opinión, su clientela conoce sus horarios y sabe cuando tiene que acudir al céntrico establecimiento. "No hay que convertir este debate en una guerra y cada uno sabe cómo tiene que adaptarse para mejorar", sentencia.

En el mismo sentido se pronuncia Penélope Melero, que lleva tres años en el número 4 de la calle Pérez Galdós con Le Voilá, un negocio especializado en tocados. "Me parece bien la liberalización de horarios. Yo abro algunos domingos, pero no dependo de los grandes almacenes porque mis productos son más especializados", destaca Melero, cuyo local está incluido en el colectivo Soho Benita, que reúne a los establecimientos de una de las zonas que más se han revalorizado en los últimos años, el entorno de las plazas de la Encarnación y la Alfalfa.

Más contundente se muestra Marta Borrero, propietaria de una tienda de complementos en la calle San Eloy, otro de los polos comerciales del casco histórico. La joven, que fabrica ella misma los artículos de su pequeño local de artesanía, defiende que las grandes cadenas puedan abrir en las seis semanas previas a la Feria de Abril, aunque con condiciones. "Está muy bien si se fomenta que la gente venga al centro. Hay que poner más aparcamientos y hacer menos obras", opina Borrero, que, además, solicita que se programen actividades los domingos, como talleres impartidos por los propios comerciantes.

Desde el número 20 de la calle Alcaicería, Juan Ferrete también aboga por que se apruebe la medida, como una forma de adaptarse a los nuevos tiempos. Con una larga experiencia en una de las compañías que se beneficiaría de la nueva normativa, considera que es la mejor forma de competir con los bazares de amplio horario que han proliferado por el casco histórico. "Yo ya abro los domingos y los festivos porque no tengo más remedio, pero creo que en el futuro lo normal será estar hasta la medianoche, como en Estados Unidos", explica.

Una opinión totalmente opuesta a la de María Jesús Cuesta, propietaria de Bubi, una tienda de moda infantil de la calle Sagasta con más de 40 años de historia. "Siempre que abren las grandes superficies, nosotros abrimos. Si dependemos de eso, no podremos separar la vida laboral de la familiar", declara Cuesta, que defiende que se mantenga la situación actual.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios