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Coronavirus Sevilla

La crónica de una muerte anunciada en el Macarena

  • Francisco Merino pone fin a su etapa como gerente del hospital en plena crisis sanitaria y en medio de una investigación por el volumen de contagios entre sus sanitarios

  • Su salida deja un acumulado de 138 positivos entre los trabajadores y la sombra de una dudosa y criticada gestión

Varias personas y sanitarios coinciden en la puerta principal del Hospital Virgen Macarena.

Varias personas y sanitarios coinciden en la puerta principal del Hospital Virgen Macarena. / Juan Carlos Vázquez

Semana convulsa en el Hospital Virgen Macarena. Tras más de dos meses de lucha contra el coronavirus en los hospitales de la provincia y con más de 850 profesionales contagiados hasta la fecha y, por lo cual fuera de batalla en algún momento de la pandemia, la gestión de la crisis en el Macarena se ha convertido en el centro de todas las miradas. Una investigación abierta por el volumen de contagios entre sus profesionales y una dimisión, la de Francisco Merino como gerente, en medio de una tormenta sanitaria sin precedentes dejan la sombra de una dudosa y criticada gestión en el segundo mayor hospital de la provincia con consecuencias de gran calado en el sistema sanitario de Sevilla.

La salida de Merino deja 138 profesionales contagiados desde el inicio de la pandemia, de los que 83 siguen aislados, y una confusión en cuanto a datos de afectados que podrían ser la clave del inicio de esa investigación que ahora desarrolla el SAS. Las cifras recogidas por la Consejería de Salud llegaron a cuantificar hasta 267 afectados con fecha del 5 de mayo entre los que, según ha aclarado a este medio el jefe de la unidad de Enfermedades Infecciosas, Jesús Rodríguez Baño, se incluyen todas las bajas por contactos con sanitarios o pacientes infectados, pero, "en ningún caso" de trata del número de sanitarios positivos en coronavirus. No obstante, y según los datos que ha facilitado la Junta a los representantes de los trabajadores desde el pasado 25 de marzo recogían una afectación desproporcionada de afectados con una evolución ascendente desde los 193 casos que se recogían el 25 de marzo hasta los 267 comunicados en los días previos al anuncio del Servicio Andaluz de Salud.

Una orden de la gerencia del 10 de marzo limitaba el uso de EPIS a la asistencia de contagiados

Es en esta circunstancia cuando el SAS informó de forma sorpresiva el domingo 10 de mayo por la noche de la apertura de una información reservada sobre los contagios en el centro, sin embargo, la patata caliente estallaría finalmente en la mano del hasta entonces gerente, Francisco Merino, que sólo dos días después puso punto final a su etapa en la dirección del centro alegando "motivos familiares" en el curso de la investigación abierta por el SAS para conocer las causas del alto número de contagios registrado en la plantilla del hospital. Es la razón que dio el cordobés al SAS a través del correo electrónico en el que firmaba su renuncia y la que días después refutaría el consejero de Salud, Jesús Aguirre, en su primera declaración pública tras este anuncio. "Llevaba tiempo madurando esta decisión. Tiene su familia en Madrid, y ha pensado que ahora era el momento oportuno de presentar su dimisión, independientemente del expediente informativo abierto en el centro". Aunque dejaba caer. "Habría que preguntarle directamente a él si ha dimitido como consecuencia de la investigación", apostillaba Aguirre. 

El director gerente del Hospital Virgen Macarena, Francisco Merino López. El director gerente del Hospital Virgen Macarena, Francisco Merino López.

El director gerente del Hospital Virgen Macarena, Francisco Merino López. / M. G.

Francisco Merino (Córdoba, 1961), es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Córdoba, además de poseer un máster en Dirección y Organización de Hospitales por la Universidad Politécnica de Valencia y otro en Dirección y Gestión de Servicios Sociosanitarios por la Escuela Nacional de Sanidad. Llevaba apenas 14 meses como responsable del Macarena, desde marzo de 2019, donde llegó tras ocupar el puesto de gerente adjunto de Asistencia Hospitalaria en los servicios centrales del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) a raíz de los cambios que se produjeron con la entrada del PP en el nuevo gobierno de la Junta de Andalucía y sustituyó en la gerencia a Antonio Castro, que fue cesado diez días antes. Anteriormente, fue gerente de varias áreas integradas de salud en el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM). Su renuncia fue comunicada el martes 12 de mayo al SAS a través de un correo electrónico ante el que el Gobierno andaluz reaccionó con un escueto agradecimiento por su "dedicación y compromiso". 

Desde el principio de la crisis sanitaria del coronavirus, Merino se situó en el punto de mira de los sindicatos y representantes de los trabajadores en el hospital, sobre todo, a raíz de la difusión de una carta dirigida a los profesionales del centro con fecha a 10 de marzo y en la que desde la Dirección Gerencia del hospital se les "prohibía" la utilización de los equipos de protección individual (EPIS) "al margen de las indicaciones establecidas en los protocolos". Según el citado documento, al que tuvo acceso este periódico, el uso de los equipos de protección individual quedaba restringido "al ámbito de la asistencia directa a los pacientes en investigación o casos probables/confirmados de Covid-19" por lo que quedaban excluidos de su uso los profesionales de Urgencias, entre otros, y donde se detectó el primer foco con el positivo de 19 profesionales el pasado 25 de marzo -en concreto, once médicos y cinco enfermeros-, que prácticamente supuso la afectación de casi la mitad de la plantilla y una importante merma del personal de ese centro hospitalario. 

El director gerente también recordaba a los profesionales en la misiva que "su uso incontrolado, innecesario y, por lo tanto, indebido", podría derivarse en "una gravísima situación, con importantes repercusiones en la Sanidad Pública", y advertía de la posibilidad de poder llegar a la situación de "no disponer de EPIS para aquellas circunstancias en las que su uso está claramente protocolizado y, por tanto, sí es necesario". Al mismo tiempo, según denunciaron algunos profesionales, las mascarillas empezaron a custodiarse "bajo llave" y se habrían colgado carteles por los pasillos donde se impedía el uso generalizado de mascarillas "para no generar alarma social".

Las fechas coinciden con las que Salud sitúa como claves del foco originario del contagio que desencadenó una avalancha de casos entre los profesionales y que ha motivado la investigación ahora en curso. El consejero afirmó esta semana que se está trabajando sobre la base de que "el mayor nivel de contagio" se dio "sobre los días 20-24 de marzo" por lo que calculan que el grueso de esas infecciones se dieron "sobre el día 8-10 de ese mes".

Sanitarios del 061 bajan de una ambulancia a un paciente en las Urgencias. Sanitarios del 061 bajan de una ambulancia a un paciente en las Urgencias.

Sanitarios del 061 bajan de una ambulancia a un paciente en las Urgencias. / Juan Carlos Vázquez

Fue entonces cuando entre las quejas y la inquietud de los sindicatos y profesionales ante lo que definieron como "protocolos cambiantes" sobre el uso de medios de protección e "instrucciones confusas" saltó la primera alarma. En Urgencias. Una zona donde según la circular firmada por el gerente días atrás no estaba indicado el uso de EPIS a no ser zona específica de tratamiento de pacientes con Covid-19. Diecinueve profesionales resultaron contagiados en un sólo día, en concreto once médicos y tres enfermeros, que, según confirmaron a este medio fuentes cercanas al hospital, prácticamente supuso la afectación de casi la mitad de la plantilla y una importante merma del personal de ese centro hospitalario. En poco tiempo llegaron a ser 53 los trabajadores de esta área contagiados, ha aclarado el doctor Rodríguez Baño. Y era solo el principio.

La afectación entre trabajadores del centro se multiplicó hasta el punto de que a fecha de 25 de marzo, cuando Salud sitúa el foco del brote, el Macarena sumaba más de 200 profesionales afectados por la pandemia (casi la mitad del total de trabajadores de baja en la provincia que por aquellos entonces eran 85 en el Virgen del Rocío, 18 en el AGS Sur que incluye al Valme, 18 en el AGS de Osuna, 5 en el distrito de Atención primaria Aljarafe y otros 5 en el distrito Sevilla).

No obstante, y a la espera del resultado de la investigación, Aguirre ya apuntó esta semana respecto a esta situación vivida en el hospital en pleno pico de la pandemia a la existencia de "un diagnóstico que no fue el correcto a un personal sanitario", el cuál habría supuesto "un contagio a toda una parte de dichos profesionales". En concreto, si sólo se tienen en cuenta los casos confirmados, a finales de marzo eran 107 los profesionales contagiados, según la información facilitada por fuentes del sindicato UGT.

La salida de Merino deja un acumulado de 138 sanitarios contagiados desde el inicio de la crisis

Esta situación sumada al estrés asistencial, la avalancha de afectados en la provincia y por ende de hospitalizaciones y los continuos cambios en el centro para adaptar su capacidad de atención al volumen de la pandemia agudizaron aún más una brecha ya existente entre sindicatos y gerencia y a fecha de 31 de marzo los representantes de los trabajadores agotaron su paciencia y por primera vez desde que estalló la crisis pidieron la cabeza de Merino.

UGT y el Sindicato Médico de Sevilla, a través de sendos comunicados, exigieron el cese de Francisco Merino fundamentalmente por una "nefasta gestión" de la crisis, "incumplimiento de funciones y falta de compromiso" y un "ceso arbitrario en el uso de autoridad".

Los sindicatos ya mencionaron entonces las razones familiares a las que el gerente se ha referido como causa de su renuncia. "Desde que llegó, y según nos cuentan, su jornada semanal suele terminar los jueves a media mañana. El resto del tiempo, al parecer, se traslada a otra ciudad donde tiene su residencia habitual", señalaban. En este escenario, la sección sindical de UGT se mostró especialmente beligerante contra la gestión de Merino. "Sus instrucciones por escrito han confundido a los profesionales y han favorecido los contagios intrahospitalarios, al hacerse una distribución del escaso material de protección de forma tan desastrosa que ha provocado enfrentamientos entre distintas categorías en los quirófanos y áreas de urgencias".

Una profesional sanitaria baja de una ambulancia en la puerta de las Urgencias del Virgen Macarena. Una profesional sanitaria baja de una ambulancia en la puerta de las Urgencias del Virgen Macarena.

Una profesional sanitaria baja de una ambulancia en la puerta de las Urgencias del Virgen Macarena. / Juan Carlos Vázquez

Poco a poco la pandemia empezaba a remitir en la provincia y se dejaba atrás el pico de una crisis sanitaria sin precedentes para la mayoría de los presentes. No obstante, los contagios entre sanitarios seguían. Sólo un mes después del foco al que Salud alude en su investigación abierta, el Macarena seguía concentrando un elevado volumen de profesionales de baja por su relación con la pandemia con un acumulado de 233 sanitarios con fecha de 22 de abril, de los que en torno a 134 eran positivos.

La gestión de Merino sigue poniéndose en entredicho y el pasado 29 de abril es la Junta de Personal del hospital la que exige al SAS su expulsión. Merino volvía a ser acusado de "decisiones negligentes adoptadas con respecto a la utilización de los medios de protección" y de falta de compromiso a la hora de participar "activamente" en las medidas especiales adoptadas para hacer frente a la pandemia.

Entretanto, los datos oficiales que facilitaba Salud a los representantes de los trabajadores hablaban ya de 263 profesionales de baja por coronavirus a fecha 1 de mayo, que serían cuatro más la semana siguiente. A día de hoy y según han aclarado a este medio tanto los profesionales del equipo Covid del hospital como la sección sindical de UGT en el centro, son 83 los sanitarios de baja por contagio o sospecha y un total de 138 los positivos acumulados desde el inicio de la crisis.

En cualquier caso unos datos y una afectación intrahospitalaria de la pandemia que han puesto al hospital y su gestión en el punto de mira y que sólo el resultado de la investigación abierta aclarará las causas que hayan podido darse en dicho centro relativas al contagio de profesionales y que deja la renuncia voluntaria de Francisco Merino como director de uno de los principales hospitales de la provincia de Sevilla en plena pandemia sanitaria y en medio de una investigación por el contagio de sus sanitarios. Su salida deja 138 profesionales contagiados y la sombra de una gestión dudosa y muy criticada por algunos trabajadores y sindicatos que siembre estuvo abocada, parafraseando a García Márquez, a la crónica de una muerte anunciada.

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