Defensa tardó casi un año en suspender a dos oficiales procesados por las muertes de Cerro Muriano

La familia del soldado fallecido espera que se suspenda en los próximos días al capitán Zúñiga y al teniente coronel Zanfaño

El Ministerio cesa al teniente Tato y al comandante Velasco de sus funciones en el Regimiento de Infantería La Reina número 2

La ministra de Defensa, Margarita Robles, deposita una ofrenda floral en el lugar donde murieron los dos militares.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, deposita una ofrenda floral en el lugar donde murieron los dos militares. / Ministerio de Defensa

El Ministerio de Defensa ha suspendido de funciones a dos oficiales procesados por la muerte de dos militares en la base cordobesa de Cerro Muriano. El fatal accidente se produjo el 21 de diciembre de 2023 durante un ejercicio en el agua. En él perdieron la vida el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar y el soldado Carlos León, natural de El Viso del Alcor. El departamento que dirige Margarita Robles ha tardado once meses en tomar esta decisión, pues los dos oficiales suspendidos fueron procesados (junto con otros cuatro mandos) en julio de 2024.

Los dos oficiales suspendidos son el teniente Jaime Tato, con efectos desde el 13 de junio, y el comandante Luis Fernando Velasco, desde el 14 de junio. Ambos ceses se han publicado este lunes en el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa. Ambos militares cesan en su actual destino en el Regimiento de Infantería La Reina número 2, que tiene su sede en Cerro Muriano.

El abogado de la familia del soldado Carlos León, Luis Romero, ha emitido un comunicado este lunes en el que espera que en las próximas horas sean cesados también el capitán Zúñiga y el teniente coronel Zanfaño, también procesados en esta causa que dirige el Juzgado Togado Militar Central número 2 de Madrid. El letrado recuerda que efectuó la petición de cese al Ministerio hace dos meses. El caso sigue estando pendiente de juicio. En el banquillo de los acusados se sentarán seis mandos militares.

En julio de 2024, el juzgado dictó un auto de procesamiento contra cinco mandos militares de Cerro Muriano por dos presuntos delitos contra los deberes del servicio y de otros dos en grado de tentativa, mientras que a un coronel le imputó un presunto delito de incumplimiento de los deberes inherentes al mando. Como medida cautelar, a todos ellos les impuso la obligación de comparecer una vez al mes en el juzgado para mantener la libertad provisional.

En el auto de procesamiento, el juez detallaba de manera minuciosa cómo se produjo el accidente que en la mañana del 21 de diciembre de 2023. En su relato, utilizaba palabras como "caos" y "pánico" e insiste en que las medidas de seguridad fueron no ya insuficientes, sino inexistentes. Y concluía "sin género de dudas" que "la temeridad y la negligencia" del capitán al planificar y ejecutar la práctica, sin ninguna de las medidas de seguridad, con personal que carecía de instrucción, inexpertos y con unas condiciones de frío extremas, convirtieron la maniobra en un "peligroso desafío incluso para nadadores expertos".

El magistrado expuso que el día de autos se actuó "conforme a lo planificado" por el capitán para realizar el ejercicio de paso de agua, pese a que la temperatura exterior a las 08:30 era de 4,3 grados centígrados. Cuando llegaron a las proximidades del pantano conocido como Casa Mata, los soldados se quitaron el chaleco anti fragmentos y alguna ropa de abrigo, además de los elementos electrónicos, gafas de visión nocturna y los tubos de simulación de lanzagranadas, con lo que aligeraron el equipo.

Hubo una excepción, que fue la sección mandada por el teniente imputado, que supuestamente continuó portando dentro de la mochila la mina de instrucción que se les había asignado, cuyo peso es superior a tres kilos, debido a que "se habían retrasado al hacer las mochilas", según expone el auto judicial.

Según el auto judicial, "todos notaron rápidamente los efectos del agua muy fría -la temperatura era inferior a los 8 grados- y la dificultad para realizar ejercicios de flotabilidad con esas condiciones". Así, y pese a que el grupo comenzó a animarse con palabras y gritos de apoyo para sobrellevar el "frío extremo", el juez expone que a los pocos minutos se produjo "una situación desordenada, en la que el paso no se realiza individualmente ni por binomios, sino que el grupo se mueve de una forma anárquica intentando superar el obstáculo, tropezándose y adelantándose".

En cuanto llevaban unos minutos en el agua, los soldados "se sintieron superados por la situación". Las mochilas, que se suponía iban a dar flotabilidad, "no sirven para tal elemento, ya que se hunden". A esto se une que las bajísimas temperaturas, según el juez, "les dificultan incluso la respiración", por lo que "entran en un estado de pánico al temer por su vida". Así, comienzan a pedir socorro, a decir que "se ahogan", se agarran a la cuerda y claman ayuda "de forma desesperada". "La situación generada fue de auténtico caos, sobre todo porque la cuerda, al recibir el peso de varias personas, se hundió completamente y no les auxiliaba", indicó el juez en el auto de procesamiento. A esto se une, según el magistrado, que desde la orilla el capitán gritaba a los que se encontraban en la zona central del pantano que "se soltasen".

Fueron varios los compañeros que se introdujeron en el agua a socorrerlos, especialmente los soldados y mandos que habían ido a tensar la cuerda y que se encontraban en la orilla final del ejercicio, a los que se unió un subteniente que casualmente se encontrabaja haciendo ejercicio y pasaba por el lugar. El juez incidió en la situación de "descontrol y pánico" que se creó. Los soldados que eran rescatados presentaban síntomas de hipotermia, y a uno de ellos se le realizó una maniobra de reanimación, pues "se encontraba perdiendo la consciencia". Otro militar fue rescatado en una situación "de inminente riesgo para su vida mientras oía pedir auxilio al cabo Jiménez", al que vio hundirse "dos o tres veces" antes de "desaparecer de la superficie".

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