La Ley Antitabaco de ZP obligó a los hosteleros a buscar fórmulas por las que los clientes fumadores siguieran consumiendo en los negocios sin permanecer en el interior. Los tradicionales veladores de una ciudad que vive especialmente la calle se multiplicaron en un breve periodo de tiempo para sufrimiento de vecinos y de peatones. Que hay calles por las que es muy difícil transitar a ciertas horas es un hecho notorio. Hay hosteleros que abusan sin recato alguno, lo que se aprecia especialmente en vías urbanas del centro como Mateos Gago, Albareda y Álvarez Quintero, así como en barrios como Triana o la zona de la Buhaira.

El gobierno de Zoido promulgó una ordenanza con el objetivo de frenar un verdadero tsunami de mesas y sillas. Al mismo tiempo que se publicaba la normativa, ciertos bares hacían suya la vía pública. El anterior alcalde llegó a admitir meses después que se había abierto la mano con los hosteleros debido a la crisis económica.

Juan Espadas ya ha aludido a la necesidad de abrir el debate para la reforma de la ordenanza de veladores, lo que ha puesto ya en alerta al sector de la hostelería. El presidente de la Asociación de Hosteleros de Sevilla, Pedro Sánchez-Cuerda, advirtió recientemente que "la ley no puede cambiar constantemente" y aseguró que la normativa en vigor es "válida". Aseguró que el sector está muy interesado en abrir la vía de diálogo y, de hecho, ya están en contacto con la Delegación de Hábitat Urbano, que preside el concejal Antonio Muñoz. "Con medidas así no se genera confianza ni entre los hosteleros sevillanos ni entre los que vienen del exterior para invertir en Sevilla", apuntó Sánchez Cuerda, insistiendo en que se puede generar "inseguridad jurídica".