Un estudio de la Universidad de Sevilla vincula la presencia de metales en bebés con retrasos en su desarrollo
El seguimiento a 100 niños sevillanos detecta hasta 10 metales simultáneos por muestra y vincula esta exposición temprana con alteraciones en el desarrollo cognitivo, motor y del lenguaje
Investigadores de la Universidad de Sevilla descifran mecanismos clave de una enzima vinculada al cáncer
Desde el nacimiento, incluso en entornos urbanos no industriales, los niños pueden estar expuestos a mezclas de metales que afectan su desarrollo. Investigadores de la Universidad de Sevilla, junto con pediatras de los hospitales Virgen del Rocío y Virgen de Valme, han seguido a 100 niños nacidos entre 2020 y 2022 para analizar cómo la exposición ambiental influye en su neurodesarrollo.
Los resultados son sorprendentes. Todas las muestras de cabello analizadas contenían entre 2 y 10 metales simultáneamente, con una media de 8,37 por niño. Siete de los diez elementos estudiados (Cobre, Zinc, Cromo, Plomo, Manganeso, Aluminio y Selenio) se detectaron en más del 90% de los participantes.
Entre los hallazgos más relevantes, se observa que los metales neurotóxicos, como Plomo, Aluminio, Manganeso, Níquel y Arsénico, alcanzan sus concentraciones más altas a los seis meses de edad, descendiendo progresivamente hacia los 24 meses. El Arsénico, en particular, mostró un efecto negativo transversal, afectando al desarrollo cognitivo, motor, del lenguaje, social y adaptativo. El Plomo afectó al lenguaje, pero en niños varones también se relacionó con déficits cognitivos y motores. Aluminio y Manganeso mostraron correlaciones negativas más marcadas en niñas.
Los investigadores realizaron un seguimiento periódico a los 6, 12, 18 y 24 meses, utilizando cabello como biomarcador de exposición crónica y el Inventario de Desarrollo Battelle para evaluar áreas cognitivas, motoras, de lenguaje y sociales. Los participantes provenían de dos áreas con características ambientales distintas. Por un lado, el Hospital Virgen del Rocío, de perfil urbano; y, por otrol, Hospital de Valme, con mayor componente rural y agrícola.
"Este estudio evidencia que la exposición ambiental silenciosa a mezclas de metales es detectable incluso en niños sanos y tiene un impacto medible en su neurodesarrollo", señalan los autores. Subrayan la necesidad de establecer programas de biomonitorización rutinarios desde la infancia, y de considerar la exposición a mezclas complejas como un determinante clave de salud pública.
El proyecto abre la puerta a futuras investigaciones y medidas preventivas, con el objetivo de proteger el desarrollo infantil y garantizar entornos más seguros para los más pequeños, tanto en zonas urbanas como rurales de Sevilla.
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