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Las farmacias de Sevilla se dividen por el mantenimiento del uso de mascarillas

El cartel que recuerda la obligatoriedad del uso de mascarilla en la Farmacia Santa Ana, en el Altozano.

El cartel que recuerda la obligatoriedad del uso de mascarilla en la Farmacia Santa Ana, en el Altozano. / José Ángel García

Las mascarillas aún no se van de las farmacias. Éstas se quedarán a partir de mañana, tras la aprobación este martes en el Consejo de Ministros del cambio del Real Decreto que regula su uso, como los únicos establecimientos, más allá de centros sanitarios y sociosanitarios, en los que sus clientes y trabajadores tendrán que seguir usándola. 

La lucha contra el coronavirus inicia así este miércoles una nueva etapa. Los españoles podrán quitarse la mascarilla en el transporte público y establecimientos como ópticas, centros auditivos u ortopedias, donde hasta ahora había que usarlas. Sin embargo, este paso no afecta a las farmacias, donde seguirá siendo obligatoria. Una maniobra que ha dividido al sector en Sevilla. En su mayoría, es partidario de mantener la medida dada su condición de centro sanitario, pero, por lo general, están "aburridos" de recordar a los clientes para que se la pongan para poder entrar.

Ocurre en la Farmacia Santa Ana, en Triana. A la entrada se recuerda con un cartel en la puerta la obligación de llevar mascarilla para acceder. Su farmacéutica, María del Carmen Soriano, destaca que, aún así, le cuesta "mucho" que la gente "cumpla con la ley". "Está siendo un verdadero problema porque es muy habitual que la gente llegue y entre sin mascarillas. Tenemos que estar detrás de cada uno recordando que hay que usarla", indica.

Soriano cree que esta situación se acentuará a partir de mañana cuando se queden como los únicos lugares de venta al público donde se seguirá exigiendo el uso de esta medida, que se impuso en 2020 como protección frente al coronavirus. "Ya estamos aburridos de tener que hacer de policías vigilando a los clientes para que se la pongan y enfrentándonos a ellos porque no todo el mundo lo entiende. La gente asumió que no se se podía montar en un autobús sin mascarilla, pero no que no puede entrar en una farmacia. A partir de ahora, cuando casi nadie lleve mascarilla encima al no usarse en el transporte será peor. Hemos llegado a ver hasta agresiones a compañeros por esto", lamenta la farmacéutica, quien, pese a ello, considera que, como centro sanitario, el uso de mascarillas "está justificado". 

El titular de la Farmacia Pino Montano, Joaquín Venegas, comparte ésta última opinión. "Apoyo que se mantenga el uso de mascarillas en las farmacias de la mano del sector Salud al que pertenecemos. Las farmacias son un punto de unión de pacientes polimedicados, sin medicación, mayores o más jóvenes, y creo que es un espacio común, privado y público, en el que hay que respetar a todos los pacientes", afirma Venegas.

Sobre su clientela asegura que "en un 85% cumple" y no destaca grandes problemas en esta línea. "Veo que lo tienen muy bien asociado que somos centro sanitario y que hay que ponerse mascarilla para entrar. Eso no quita que haya clientes que vienen de paso y que no las llevan porque no estaba en sus planes iniciales hacer uso de ellas. Se las proporcionamos nosotros y sin problema", asegura.

Al otro punto de la ciudad, en la Farmacia Heliópolis, por su parte, tienen una opinión totalmente opuesta. "No estoy muy de acuerdo", afirma rotundo su titular, Juan Manuel Cañadas. Considera que mantener las mascarillas en estos establecimientos les está suponiendo estar "en una guerra continua" con la clientela para que las utilice. A la farmacia llegan personas que proceden de cualquier otro comercio o supermercado sin hacer uso de ningún tipo de medidas sanitarias preventivas, pero para entrar en la misma toca rebuscar en el bolso para encontrar la mascarilla. Es el ejemplo que menciona el farmacéutico al otro lado del mostrador. Para él "no tiene sentido" que haya que mantener su uso "cuando en ningún otro sitio hay que ponérsela para entrar". "A la farmacia pueden acudir personas enfermas para comprar medicación, pero también pueden acudir a cualquier otro establecimiento y nadie les exige nada", apostilla.

Cañadas aboga por tener en cuenta criterios "más amplios" a la hora de decidir sobre uso como sería el tratarse de "lugares abiertos o cerrados". "Lo que no es normal es que desde que abrimos hasta que cerramos estamos recordando que hay que ponerse la mascarilla y, la verdad, estamos deseando poder quitárnosla porque es una lucha. Será mucho peor cuando no sea necesaria ya ni en el transporte publico", sentencia.

A nivel institucional, desde el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla valoran "positivamente" que se mantenga el uso de la mascarilla en espacios sanitarios, entre los que se encuentran las farmacias. "Son lugares en los que pueden coincidir muchas personas vulnerables con otras potencialmente contagiadas que precisamente acuden a ellos para recibir la atención de un profesional de la salud o, en el caso de la farmacia, para que puedan dispensarte la medicación necesaria para tratar una enfermedad", defiende el vicepresidente de los farmacéuticos sevillanos Juan Pedro Vaquero.

La postura coincide con la Confederación de Empresarios de Oficinas de Farmacia de Andalucía (Ceofa), que está a favor de seguir usando las mascarillas en las farmacias, porque, como centro sanitario "hay que acatar todas las normas que se establezcan en pro de la salud", según opina su presidente Leopoldo González. "Muchos enfermos de Covid ya no tiene por qué ir al hospital, pero sí van a la farmacia a por los test o a por cualquier medicación para aliviar síntomas, por lo que entendemos que la postura más lógica es el mantenimiento de la mascarilla como en cualquier hospital o centro sanitario. Creo que en estos lugares el uso de la mascarilla ha llegado para quedarse", añade.

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