Cómo genera las traducciones Bard, la nueva herramienta de Google
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El gigante Google ha presentado este mismo mes su nuevo lanzó este lunes un nuevo chat Bard, basado en la tecnología de la información artificial. Según el equipo encargado de desarrollar el proyecto, Bard toma la información de la web para proporcionar respuestas de calidad. Es el último avance en cuanto a traductor online de la compañía. Ofrece la oportunidad de realizar traducciones en 33 idiomas y la posibilidad de traducir imágenes con Lens.
No cabe duda, que los avances tecnológicos y especialmente el desarrollo de la inteligencia artificial, se ponen al servicio de un mundo cada vez más globalizado, en el que resulta necesario eliminar las barreras idiomáticas.
La inteligencia artificial trata de dotar de un pensamiento similar al humano a una máquina, mediante operaciones sistemáticas que analizan gran cantidad de datos e información, para tratar de identificar patrones y secuencias útiles y ofrecer respuestas prácticamente inmediatas.
Sin embargo, en lo que se refiere a las traducciones online automáticas, queda todavía mucho por avanzar. Quién no se ha frustrado al tratar de traducir una expresión popular o un dicho, incluso una metáfora o un recurso literario y tras hacer clic en su teclado, solo ha obtenido en respuesta una traducción absurda e incomprensible en el lenguaje deseado. Este ejemplo es una de las múltiples muestras de lo mucho que queda todavía por hacer respecto a los traductores online frente al trabajo humano.
Por ello, las empresas de traductores profesionales, como la agencia de traducción en Sevilla, Linguavox, abogan por entender los avances en inteligencia artificial como una herramienta útil en lugar de cómo un sustituto al trabajo humano.
Los traductores profesionales analiza en profundidad el documento o texto que van a traducir, según el uso que tendrá, quienes serán sus receptores, cuál es su objetivo final, el canal en el que se comunicará, el registro que mejor se ajusta al contenido, etc. Se trata de una labor minuciosa que les permite ajustarse a las necesidades específicas del cliente o empresa que ha encargado la traducción. El profesional debe tener un profundo conocimiento de la lengua original y la de destino, tanto a nivel gramatical como semántico para poder adaptarse a un abanico muy amplio de temáticas y contextos.
Además, en muchos casos resulta importante conocer también la cultura y tradiciones del país para poder interpretar correctamente referencias al folclore, la tradición o las festividades.
Otro punto clave para el que queda mucho camino por recorrer para las traducciones automáticas, son las emociones y la intencionalidad del autor del texto a traducir. Los recursos literarios, la ironía, las metáforas, los símiles… ponen en serios aprietos a las herramientas online y refuerzan la idea de que sigue siendo necesaria la mente humana para lograr la traducción óptima, comprensible en ambos idiomas sin tergiversaciones ni pérdida de información.
Lanzamientos como el de Bard, con la inversión que suponen para las grandes empresas tecnológicas, demuestran la relevancia que adquiere la correcta interpretación de la información en diferentes idiomas en un momento en el que los mercados se extienden por encima de cualquier frontera. Aunque probablemente, el trabajo de sus equipos logren importantes avances respecto a la traducción automática en un futuro próximo, probablemente la respuesta siga siendo el equilibrio entre tecnología y traducción humana profesional, que garantice los mejores resultados.
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