Halloween y Todos los Santos: la doble cara de Sevilla entre máscaras y tradición

El cementerio de San Fernando se llena de familias que acuden a poner flores, adecentar las lápidas y recordar a sus difuntos tras una noche marcada por los disfraces terroríficos y las calabazas

La noche de Halloween transcurre con calma en Sevilla sin incidencias destacables

Los sevillanos cumplen con sus difuntos en el Día de Todos los Santos / José Ángel García

Recuerdo que un compañero de profesión que cumple años el 1 de noviembre me contaba, entre risas, que durante años lo había celebrado el Día de Todos los Santos. Desde hace algún tiempo, sin embargo, algunas felicitaciones le llegan por cumplir años en la noche de Halloween. Es sólo una anécdota, pero resume a la perfección la simbiosis con la que Sevilla vive el final de octubre y el inicio de noviembre. Una ciudad que mezcla lo festivo con lo sagrado y la diversión con la memoria.

El 31 de octubre, la capital andaluza se transforma. No hay rincón de la ciudad que no se llene de calabazas iluminadas, disfraces terroríficos y galerías del horror que han ido proliferando en bares, hoteles y espacios culturales. La influencia de la tradición estadounidense es evidente, especialmente entre los más jóvenes, quienes recorren avenidas y plazas buscando diversión y sustos. "Nos encanta Halloween, es una excusa perfecta para reunirnos con amigos y disfrazarnos", comenta Laura, estudiante universitaria, mientras ajusta su máscara de bruja frente a un escaparate totalmente agasajado para la ocasión en el centro. La escena contrasta con el recogimiento del día siguiente, pero no lo sustituye. Simplemente convive con él.

Algunos jóvenes por el centro de Sevilla engalanados para celebrar Halloween.
Algunos jóvenes por el centro de Sevilla engalanados para celebrar Halloween. / Antonio Pizarro

Con la llegada del 1 de noviembre, la ciudad cambia de ritmo. La festividad de Todos los Santos convierte al cementerio de San Fernando en el epicentro de la memoria y la tradición. La mañana, que comenzó con un cielo gris plomizo, salpicado de algunas nubes, dio paso a un sol cálido y temperaturas agradables. Desde primeras horas, se podían ver familias, en algunos casos, completas, incluidos niños, caminando por las calles del camposanto.

El cementerio, que con motivo de la festividad permanecerá abierto de 8:00 a 18:30 horas por la puerta principal y de 8:00 a 18:00 por la de San Jerónimo, registró un lleno absoluto durante toda la jornada. Los aparcamientos estaban completos y los pocos bares cercanos servían cafés y desayunos en el que podría ser, junto a mañana, cuando se celebre el Día de los Fieles Difuntos, su día grande. Los autobuses hacia el cementerio, reforzados para la ocasión, iban abarrotados, llenos de ramos de flores, cubos y escobas. Como es costumbre, muchas familias acuden no sólo a visitar a sus difuntos, sino también a adecentar las tumbas.

Los puestos de flores a las puertas del cementerio.
Los puestos de flores a las puertas del cementerio. / José Ángel García

En los puestos de flores, los vendedores no daban abasto. "Llevamos días preparando los ramos, pero cada año se venden más flores y coronas. La gente quiere que sus familiares tengan sus tumbas limpias y bonitas", explicaba Carmen, en una floristería del entorno del camposanto, mientras colocaba claveles recién llegados.

Los sevillanos cumplen con la tradición en el Día de Todos los Santos en el cementerio de Sevilla.
Los sevillanos cumplen con la tradición en el Día de Todos los Santos en el cementerio de Sevilla. / José Ángel García

Al recorrer las calles del cementerio, se escuchaban voces llenas de nostalgia y cariño. Antonio, de mediana edad, comentaba mientras colocaba flores en la tumba de sus padres. "Es importante venir, aunque sea un rato. Recordarlos nos ayuda a sentirlos cerca", afirmaba a preguntas de este periódico. Por su parte, María, acompañaba a su madre. "No quiero que se pierda esta tradición, es nuestra manera de mantener viva la memoria de quienes nos dejaron", reconocía con contundencia.

Entre los actos institucionales, a las 11:00 horas, la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla ofreció su tradicional concierto. Este domingo será el turno del arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, quien celebrará la misa por los Fieles Difuntos.

De viernes a sábado, de máscaras a tradición, de Halloween por la noche, a Todos los Santos durante el día, Sevilla sucumbe a una dualidad que refleja cómo la sociedad sevillana adapta rituales antiguos a contextos contemporáneos. Lo sagrado y lo festivo conviven en un equilibrio característico de la cultura actual. La memoria de los seres queridos se mantiene, mientras nuevas generaciones incorporan diversión y elementos culturales modernos. Sevilla, entre disfraces y flores, entre risas y recogimiento, vuelve a demostrar que sabe celebrar la vida y honrar la muerte con la misma intensidad.

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